Salud y Terapia Floral
por Thais Accioly em STUM WORLDAtualizado em 24/05/2008 14:36:32
Traducción de Teresa - [email protected]
Salud es la capacidad de celebrar la vida, de sumergir nuestra alma plenamente en nuestros cuerpos físicos y en el mundo en que vivimos. Es entusiasmo y sentido de propósito en aquello que hacemos – sea en el trabajo, en la familia, en la vida social, en la expresión creativa o en la contemplación interior, utilizando la definición de Patricia Kaminski, que consta en su libro Flores que Curan, de la ed. Triom. Para ella, la verdadera salud nos da también la capacidad de afrontar la adversidad y el sufrimiento, de penetrar en la imperfección y en la contradicción, además de comprender y transformar el mensaje de la enfermedad.
Así, la buena salud no queda restringida solamente a la salud física, pues somos más que un cuerpo físico, tenemos un alma, que es nuestro Yo Divino, que antecede y sobrevive al cuerpo biológico en cada encarnación, por tanto, no debemos solamente luchar por la perfección física, en una tentativa de suprimir solamente las dolencias del cuerpo.
Al usar los florales, para promover la salud, debemos “tratar el paciente, y no la enfermedad”, como enseñaba el Dr. Edward Bach, creador de las primeras esencias florales. Pues la enfermedad es el resultado final de una disociación o de un conflicto creado entre el alma y la personalidad, y esa disfunción está causada por las imperfecciones de nuestra personalidad, según el Dr. Bach.
Bajo determinada óptica, la enfermedad es como un toque de alerta, un llamamiento a que nos observemos con urgencia a nosotros mismos, y curemos los defectos, imperfecciones y crueldades que existen en nosotros.
Los florales, no obstante, no tratan los síntomas físicos, por eso no existen esencias florales para tratar determinados problemas orgánicos, como por ejemplo para combatir la obesidad, para curar la diabetes, para aliviar algún dolor físico, o curar el cuerpo de forma general. Las esencias florales elevan el patrón vibratorio de quien las utiliza, creando o desobstruyendo un camino de comunicación entre el alma y la personalidad, para que ésta se deje guiar por el Ser Divino, que es su yo real.
Así, también se puede decir que los florales despiertan, en las personas, virtudes, talentos, dones, cualidades que estaban adormecidas, permitiendo que el hombre, en posesión de lo mejor que hay en su interior, esté en condiciones de cambiar en sí mismo lo que fuese necesario para pasar por los desafíos de la vida, sintiéndose más fortalecido, para curarse, siempre que fuese posible; para desenvolverse a través del aprendizaje que aportan los desafíos, o, cuando no fuese posible superarlos, aceptarlos y a veces trascenderlos.
Los florales movilizan y promueven la buena salud, precisamente porque ofrecen un cuidado integral al hombre. No obstante al hacer uso de ellos no se pretende sustituir los cuidados médicos, ni otros tratamientos que se hagan necesarios, tales como cuidados fisioterápicos, psiquiátricos, endocrinológicos, por ejemplo, pues no siempre el cuerpo físico enfermo puede esperar la solución de las disfunciones más profundas nacidas de la relación conflictiva entre nuestra personalidad y nuestra alma.
En estos casos la Terapia Floral puede ser utilizada, con éxito, como terapia complementaria de otros tratamientos de salud, agilizando el proceso de cura.
Al enfrentarnos a una dolencia, sea física, emocional, mental o espiritual, debemos procurar comprender el mensaje, el llamamiento relativo a la necesidad de cura que ella trae, que va más allá de los síntomas que nos incomodan, porque la enfermedad es un camino, un maestro que nos enseña sobre nosotros mismos.
Entonces, por ejemplo, cuando estamos físicamente enfermos podemos preguntarnos: ¿cómo nos sentimos emocionalmente mientras vivenciamos la dolencia? ¿Qué tipo de pensamientos cultivamos en esos momentos, y en los períodos anteriores a la aparición del malestar físico?
¿Cuál es nuestra forma de ver y pensar sobre quiénes somos, sobre nuestros sentimientos, sobre la vida, que genera malestar en nosotros? Esto nos dará pistas seguras de qué es lo que en nuestra personalidad ha enfermado, y ha acabado por producir, atraer o permitir la aparición de la mayoría de las dolencias físicas.
Tras esta observación, desprovista de enjuiciamientos respecto de uno mismo, se puede optar por elegir, entre las muchas esencias florales existentes, aquella o aquellas que poseen en su vibración la cualidad opuesta al conflicto de la personalidad, pues el uso adecuado de las esencias florales fortalece, limpia, descongestiona, equilibra, promueve y ayuda a desarrollar el mundo emocional, y también la vida espiritual y mental, teniendo esto repercusiones favorables en la creación de la realidad física, incluso en lo concerniente a nuestro cuerpo orgánico, y entonces podemos incluso prevenir la manifestación de otros síntomas físicos desagradables.
Promover la salud, sin agredir el cuerpo, sin provocar repulsa en quien está enfermo, ofreciendo un cuidado integral al hombre es el propósito de la Terapia Floral, que para ello se sirve de las esencias florales, bellas expresiones anímicas de la naturaleza, para crear este equilibrio dinámico en el cual cuerpo, mente, emoción y espíritu participen conjuntamente y mantengan la armonía del todo.