¡Un poco de soledad no hace daño a nadie!
por Rosana Braga em STUM WORLDAtualizado em 09/04/2008 14:29:25
Traducción de Teresa - [email protected]
‘¡Ay, ya no aguanto el estar sola!’
‘¡No me enamoro desde hace siglos! Eso me tiene en una sensación de vacío…’
Escuché esas dos frases, a dos amigos – una mujer y un hombre, respectivamente – en la misma semana… y me he quedado reflexionando: ¿cuánto tiempo se tarda en amar nuevamente? ¿Habrá un tiempo límite? ¿Será cierto que necesariamente algo anda mal en alguien que está solo desde hace algún tiempo? ¿Dónde están escritas las reglas y los plazos de cada corazón?
Bien, la amiga que protestó porque no aguanta más el estar en soledad me ha contado que está sin novio desde hace prácticamente un año y que se ha sentido extremadamente carente. Todos los encuentros que ha tenido después de este noviazgo han terminado en dos o tres salidas, como máximo. ‘Nadie se interesa por mí’, protestó ella en un tono de tristeza y lamentación.
El amigo, a su vez, me ha contado que se siente fastidiado porque no consigue enamorarse de nadie desde hace unos tres años. Confesó que las relaciones que viene teniendo durante este tiempo, aunque sean afectuosas, no le aportan aquella sensación inexplicable de estar envuelto, entregado, con aquella sonrisa fácil en los labios…
Yo sé que, lo que todos nosotros deseamos, a fin de cuentas, es sentir exactamente lo que canta Zeca Baleiro en la canción ‘Telegrama’
…hoy me he despertado
Con unas ganas locas de mandarle flores al comisario
De llamar a la puerta del vecino y desearle buen día
De besar al portugués de la panadería…
Pero el caso es que esto no ocurre todos los días… Y, si pensamos un poco, no podría ser de otro modo. Si fuese banal, corriente, cotidiano, no sería tan transformador, no sería tan especial…
Lo que pasa es que no queremos esperar. No queremos aprender a lidiar con la tristeza, con el vacío, con la soledad. No queremos, sobre todo, aprender con todos los sentimientos que ese tiempo en que permanecemos solos nos aporta. Mejor dicho, ni siquiera nos permitimos descubrir lo bueno que puede ser quedarnos solos de vez en cuando.
Muchas veces, entramos en una ansiedad exagerada, destructiva, que mina nuestra autoestima; y, así, somos aplastados por una exigencia interna que nos roba el buen sentido y la capacidad de elegir.
Empieza a ser válido el refrán ‘lo que venga, es lucro’, pero en poco tiempo, percibimos que el precio a pagar por elecciones mal hechas es demasiado alto. Relaciones que nada nos aportan; al contrario, sirven para desquiciar todavía más nuestros días y aumentar la sensación de frustración y de incompetencia emocional.
Claro, hemos ‘tragado sin masticar’, en una tentativa desesperada de acabar con la soledad… Y entonces yo pregunto: ¿por qué hemos decidido creer que la soledad es algo tan malo? ¿Lo será? ¿Será de veras cierto que no hay nada provechoso, bueno o placentero que podamos hacer mientras estamos sin compromiso?
Y más: ¿Será que es posible enamorarse cada 15 días o tan pronto como se termina una relación? ¿Será productivo empalmar una relación con otra sin haber siquiera tenido tiempo de cuestionarnos cuáles son nuestros verdaderos deseos?
Y por fin, ¿será cierto de veras que estar con alguien es el remedio para todos nuestros dolores, solución para todos nuestros problemas y el final de todas nuestras angustias?
Pienso que, solamente cuando nos relajamos y comprendemos que estar con alguien y, principalmente, enamorarse y sentirse feliz son consecuencias de una armonía interna, es cuando comprendemos que somos seres genuinamente solos y que el otro es un regalo a ser compartido y no una necesidad dolorida, desesperada, insana…
Entonces sí podremos experimentar relaciones más leves, mas placenteras y más maduras o… permaneceremos en soledad y nos sentiremos bien. En fase de espera, sí, pero sin tanta tristeza; tan sólo respetando el ritmo de los corazones y sabiendo que una relación placentera y apasionada sucede cuando realmente tenemos espacio para ella…
