¡Estoy en crisis!!!
por Graziella Marraccini em STUM WORLDAtualizado em 19/02/2008 14:28:10
Traducción de Teresa - [email protected]
¡Estoy en crisis!!!
¡Socorro! ¡Yo estoy en crisis! ¡Mi infierno astral se está iniciando!
¡Cuántas veces he recibido e-mails de este tipo! Ya he publicado en varias ocasiones artículos sobre ese tema, incluso en publicaciones como el “Jornal da Tarde” y ya he concedido entrevistas para TV, radios, etc., pero la cuestión siempre vuelve, vez que otra. Ahora, en el mes que antecede a mi cumpleaños, volveré a explicar qué significa eso realmente. Sé que el ‘astrologés’ no es un idioma fácil, pero procuraré ser lo más llana posible. Podéis leer (o releer) el artículo “O Inferno Astral”.
Como mi cumpleaños cae en un día especial, el 29 de febrero, todos me preguntan cómo es estar de cumpleaños de cuatro en cuatro años, cómo celebro el cumpleaños cuando el año no tiene 29 de febrero, etc., etc. Suelo explicar que, debido a que el Sol no hace su ‘camino aparente en torno a la Tierra’ en un tiempo que corresponde exactamente a los 365 días del calendario oficial (calendario Gregoriano adoptado en occidente), es necesario añadir un día cada cuatro años para ajustarse al recorrido del Sol. Ese día viene a ser el 29 de febrero. Sabemos que la Tierra hace una revolución anual en torno al Sol en 364 días y ¼, por lo tanto es ese ¼ (que sobra, o sea, 6 horas), multiplicado por cuatro, el que forma aquel día a mayores, el 29 de febrero, que añadimos a nuestro calendario cada cuatro años. Pero para celebrar el cumpleaños no es necesario mirar el calendario, sino que es preciso que hagamos nuestra Revolución Solar. O sea, hemos de ver en qué momento puntual el Sol vuelve al lugar (al mismo grado) en que estaba en el momento de nuestro nacimiento. Así, si nos desplazamos, si cambiamos de ciudad, y por consiguiente de latitud, también modificaremos el momento de nuestra Revolución Solar, es decir, el momento astral de nuestro cumpleaños.
Lo explicaré mejor. Yo he nacido en Milán, Italia, y mi Sol se encontraba a 09º38 de Piscis en aquel exacto momento. ¡Entonces, para hacer una Revolución Solar y celebrar mi cumpleaños es necesario que el Sol vuelva exactamente a 09º38 de Piscis! Por coincidencia, como no me encuentro en la misma latitud, este año el Sol no vuelve a ese grado el mismo día en que he nacido, sino el día 28 a las 18:31, por lo tanto, ese será mi día de cumpleaños astral en este año.
Bien, continuando con mis reflexiones personales, he llegado a la conclusión de que cuando iniciamos un nuevo año de vida, un nuevo nacimiento, entramos en crisis, empezamos a sentirnos diferentes, más ansiosos, empezamos a mirar hacia atrás y percibimos que el tiempo está pasando y que nuestros planes han de ser agilizados o concluidos. Quien cumple años al comienzo del año puede sentir doblemente esa crisis por estar superponiendo, de forma inconsciente, la inestabilidad producida por el final del año de 2007 para 2008 – por ejemplo – al final de su año solar. ¡Es como una muerte y renacimiento, es como terminar un ciclo e iniciar uno nuevo!
Cualquier cambio siempre genera ansiedad e inquietud.
El artículo sobre el Infierno Astral explica el por qué de esta definición para explicar ese período de crisis previa al cumpleaños. Sin embargo, lo que me interesa examinar ahora es el período cíclico por el cual pasamos: ¿por qué algunas veces nuestro cumpleaños produce felicidad y en otro período nos trae ansiedad e incluso desaliento?
Porque estamos en períodos diferentes de nuestro ciclo de crisis.
Voy a poner un ejemplo: Júpiter (véase el artículo en esta Web) tiene un ciclo de 12 años aproximadamente, pues su revolución en torno al Sol hace que él permanezca un año entero en un signo astrológico. Siendo así, al cumplir los 12 años un niño completaría el primer período del ciclo que es un período de expansión, especialmente en relaciones personales y nuevos campos de experiencia. Ese es el período de la Conjunción de Júpiter en tránsito con Júpiter Natal. Los períodos favorables entonces serían aproximadamente los 12 años, 24, 36, 48, 60 años, etc., etc. Los períodos desfavorables corresponden a la oposición entre Júpiter en tránsito y Júpiter natal, y se manifiestan a los 6 años, 18, 30, 42, 54, 66, etc. Esos períodos son denominados ‘crisis jupiterianas’ y provocan cuestionamientos en las áreas de localización de Júpiter en su mapa natal.
Otro ejemplo: Saturno (hay varios artículos en esta Web). Saturno tiene un ciclo de revolución solar de 29 años aproximadamente. Entonces él formará aspectos de conjunción a los 29,4 años, (primer anillo), a los 58,8 (segundo anillo), etc. La oposición ocurrirá a los 14,7 años, a los 44,1 y a los 73,5 coincidente con el declinar físico de nuestro cuerpo. Siendo Saturno el planeta de la responsabilidad, nos ayuda en nuestra integración social cuando está en sus ciclos favorables y nos aísla y limita, física y socialmente, en su ciclo desfavorable.
Durante nuestro ciclo vital los ciclos de los varios planetas acaban superponiéndose y causando varios períodos de crisis, en los que cada uno enfoca un aspecto específico, dependiendo del área de nuestro mapa que se vea afectada. Si colocamos todos los ciclos planetarios en un gráfico, podremos verificar los picos y los valles de los planetas y ver en qué momento coinciden. El ciclo más largo al cual sobrevivimos es el ciclo de Urano. Los picos combinados nos demuestran que los mejores períodos de nuestra vida tienen lugar a los 29 años y a los 59, y los puntos de baja energía suceden a los 15, 42 y 68 años, aproximadamente. El punto más bajo de todos los ciclos tiene lugar entre los 42 y los 43 años, y probablemente indica la fase más desalentadora para la mayoría de las personas, ya que marca el final de las aspiraciones de la juventud (acabamos de hacer un primer balance de nuestra jornada), y da un puntapié al período de la madurez cuando tenemos la impresión de que ‘ya no podemos tener equivocaciones’, de que necesitamos afirmarnos socialmente, de que es necesario ‘desempeñarnos bien’ al fin, allí donde anteriormente hemos fallado. Este momento está considerado el punto central entre la juventud y la vejez y muchas veces se le llama ‘media edad’. En realidad, media edad no es, ¡ya que no todos consiguen llegar a los 84 años! Pero debería ser si quisiésemos realmente completar un ciclo uraniano de vida.
Por lo tanto, podemos deducir que los ciclos de vida, o fases de crisis, son períodos de oscilaciones, altibajos que nos ayudan a crecer, actuar, evaluar, reevaluar y modificar.
Voy a listar 11 períodos que, según el astrólogo y psicólogo John Towely (en el libro Ciclos astrológicos y períodos de crisis) marcan nuestras mayores crisis:a- De 0 a 3 años: individuación primordial, constitución del Ego y de su dominio sobre los sentidos y las facultades personales de la personalidad.
b- De 3 a 9 años: comienzo de la socialización y del aprendizaje destinado a ayudarnos a considerar la existencia de las otras personas a nuestro alrededor y a comprender sus necesidades y exigencias.
c- De 9 a 13 años: dominio de los medios internos y externos del éxito, de la comunicación y del aprendizaje dentro de la estructura protegida de la infancia.
d- De 13 a 21 años: período de prueba, cuando el individuo empieza a enfrentar los problemas de la fase adulta y empieza a constituir el fundamento de su estilo de vida, desarrollando su personalidad y tomando conocimiento del Yo.
e- De 21 a 37 años: empieza la conquista del mundo, la conquista del lugar para el ejercicio de la individualidad y el ejercicio de la máxima creatividad y libertad personal.
f- De 37 a 50 años: es el mayor período de crisis. Aparentemente representa el estancamiento e incluso la aparente inutilidad del Yo, en una crisis generada por los cuestionamientos de la auto-imagen y la búsqueda de una mejor percepción general del mundo.
g- De 50 a 64 años: la mejor fase de la vida, cuando conseguimos integrar las realizaciones personales con la conciencia desarrollada del Yo. El individuo puede al fin saborear los frutos del trabajo físico y espiritual alcanzando el equilibrio.
h- De 65 a 71 años: empezamos a encarar la decadencia física, y muchas veces la propia muerte aparece acechándonos. Se inicia un período de aislamiento, de cristalización que muchas veces conduce a la enfermedad y a la muerte.
i- De 71 a 75 años: rejuvenecimiento temporal, especialmente si superamos la muerte anunciada; puede marcar el inicio de nuevos proyectos y nueva exploración social.
j- De 75 a 81 años: alejamiento de la sociedad, reevaluación de los valores sociales impuestos por la sociedad, recogimiento e introspección.
k- Más de 81 años: reafirmación del ego puro, exención de reglamentos sociales, rejuvenecimiento del espíritu por el espíritu.
Está claro que este ciclo vital y sus períodos de crisis son indicativos, y no todos los individuos pasan por esas crisis de la misma manera. El condicionamiento social modifica mucho esas expectativas. No obstante, sirve como modelo general de comportamiento y puede ayudarnos a comprender por qué tenemos crisis personales, psicológicas, que no son resultantes de acontecimientos externos. Una persona bien casada, con hijos, con un buen trabajo, con comodidades en su hogar, en fin, con todo cuanto nuestra sociedad determina como valores de felicidad, entra en crisis y no se explica el motivo. Esa persona debería entonces consultar a un astrólogo y éste verificará en su mapa natal si aquel ciclo astrológico que se está vivenciando aparece con alguna característica extra, un aspecto planetario difícil, un karma específico de otra encarnación, etc. De esta manera se le orientará acerca de la mejor forma de enfrentar ese período de crisis, acabará por superarlo más fácilmente y tendrá ciertamente una mejor calidad de vida para continuar su tarea en esta encarnación. Recuérdese que el Conocimiento nos revela la única forma posible de Vida.
El Genio cabalístico nos ayuda en nuestro aprendizaje, evitando así la repetición de errores. Él nos ayuda en los períodos de crisis y se llama VASARIAH, el 32º Nombre de Dios. Su Salmo de oración es el 32, cuyo versículo 4 dice:
“Pues la palabra del Señor es recta y Su obra toda es Verdad”.
¡Una semana llena de Luz para todos!