Cuando es hora de desistir del antiguo patrón y partir efectivamente hacia lo nuevo...
por Silvia Malamud em STUM WORLDAtualizado em 31/10/2008 11:00:22
Traducción de Teresa - [email protected]
¿Cuántas veces y por cuánto tiempo más insistiremos en un determinado tema imaginado, haciéndonos la ilusión de que en algún momento ocurrirá lo inesperado y la realidad se abrirá ante nosotros, totalmente a satisfacción?
Como creadores de realidades que somos, cuanto más lúcidos estemos sobre estas posibilidades, más podemos frustrarnos cuando las cosas no sucedan del modo como deseamos o habíamos planeado…
¿Cómo puede ser eso posible? ¿Cómo una realidad tan clara y tan absolutamente placentera para nosotros puede ser tan difícil de alcanzar o incluso correr el riesgo de nunca concretizarse aquí en este plano?
Esta cuestión, aunque de simple comprensión, no es fácil de concebir. La verdad es que a nadie le gusta tener que lidiar con las frustraciones, pero es cierto también que a éstas debemos el transformarnos en personas más creativas, haciendo posible un conocimiento más profundo sobre nosotros mismos.
Aquí en la Tierra existen toda clase de sistemas de creencias que tienen por objeto convencer conceptualmente a las personas para que acepten sus limitaciones, en el caso específico de la no concretización de los deseos argüidos.
Al igual que existen otras tantas creencias que intentan burlar esos asuntos no actualizados por medio de “mandingas” y rituales de cuño mágico. Es prudente permanecer atentos.
Racionalizamos que aceptando una limitación, podemos estar solamente creando un tipo de defensa, que nos coloca en un lugar de estancamiento que niega una frustración, pero que no resuelve la cuestión primera; por tanto, el deseo/voluntad, permanecerá encapsulado y no resuelto.
En nombre de esta dificultad lidiamos de modo distorsionado con la mayoría de los acontecimientos que buscamos actualizar en este plano y así acabamos frustrándonos y sufriendo más.
En determinadas situaciones, sabemos que un simple querer no basta. Podemos pasar una vida entera bajo una idea obsesiva de conquistar algo que no se actualiza en este plano.
Las respuestas a esta distorsión pueden ser observadas en medio de algunos hechos:
1) Si la creación de la realidad incluye a otro, es preciso observar si esta otra persona estaría conforme con lo que el creador ha planeado, porque si no es el caso, la creación estará condenada a tener dificultades (esto sucede frecuentemente con personas que viven un amor platónico, entre otros). Recordando que si ese otro tiene ideas muy cristalizadas y firmes sobre la cuestión de la creación de la realidad, la dificultad muchas veces se hace insalvable.
2) Otro punto a abordar, tal vez el de mayor importancia, sería cuando tenemos dudas obscuras sobre si conseguiremos nosotros mismos soportar el cambio de contexto producido por el deseo de una nueva creación de realidad… Una cosa es desear mucho y hacerse ilusiones con una instancia ideal en la que nos gustaría estar existiendo, otra cosa es soportar la experiencia/vida de este hecho con todo cuanto se hallaría implícito en él y que muchas veces podría remitirnos a un cambio total en nuestro contexto de vida.
¿Estaremos de veras preparados para una realidad programada por nosotros, por más que la deseemos?
Nótese que para cada nueva opción que hagamos, siempre se producirán cambios en nuestro enfoque existencial. Por ejemplo: si elegimos ir por un determinado camino, el otro, aquel en que nos hallábamos inseridos, dejará de hacerse presente, y todo lo que había en él también dejará de dinamizar nuestra vida.
Aunque elijamos dos o más caminos para seguir simultáneamente, habremos de saber si podemos lidiar correctamente con todas estas opciones.
Volvemos nuevamente a nuestra cuestión central que es la del auto-conocimiento de nuestras capacidades, de nuestras dificultades y de lo importante que resulta que entremos en contacto con quienes de hecho somos y con nuestras reales posibilidades del momento. Es solamente a partir de este encuentro, de esta inmersión interior, cuando empezamos a poder lidiar con mayor autonomía y de modo más preciso con la creación de nuestras realidades.
Entrando en contacto con nuestras dificultades y entendiendo nuestras limitaciones del momento, podremos ser incluso más humanos con nosotros mismos sabiendo que todo tiene una razón de ser. A veces tenemos algún temor del que ni siquiera nos damos cuenta y que funciona como un impedidor de que algo importante se concretice en nuestra vida. Debido a esta cuestión, acabamos por crear escenarios también impedidores que no nos dejan alcanzar las situaciones deseadas… Y llegamos a la conclusión de que somos víctimas del destino, cuando estamos siendo víctimas de nosotros mismos, sin saberlo. En una búsqueda interior podemos incluso percibir que el temor referido puede ser totalmente infundado, pero sólo entrando en contacto con nosotros mismos, tendremos autonomía para evaluar y para generar algún movimiento efectivo en nuestras vidas. Muchas veces se hace necesaria la ayuda externa de un terapeuta, para que esta jornada interior se produzca.
Es interesante notar que muchas de las angustias, generadas debido a la no concretización de nuestros deseos, son también una violencia que hacemos contra nosotros mismos, porque en la medida en que somos infelices con esas angustias, acabamos damnificando todo nuestro sistema.
De este modo procedemos en medio de una inmensa paradoja, puesto que si lo que buscamos realizar es siempre algo que nos aportará placer, cuando por fin nos damos de narices con un deseo que no sucede, entramos en rumbo opuesto a lo que se espera del placer. Ahí queda una pregunta. ¿Será que la perpetuación excesiva de un deseo no susceptible de cumplir está a nuestro servicio en la búsqueda del placer, o bien de la perpetuación del dolor al cual ya estamos acostumbrados?
¿Será que soportaríamos ser realmente felices, o aún no estamos en esa fase y debido a eso vivimos todavía en el mundo de las ideas ideales no manifiestas?
Vivir bien significa correr riesgos; ser diferentes en medio del inmenso patrón de baja calidad de vida en que la mayoría está acostumbrada a existir.
Hemos perdido referencias sobre lo que es estar bien. En relación con la salud, ni se habla; siquiera nos damos cuenta de si estamos respirando bien y profundamente, si tenemos sed, si nuestro cuerpo necesita más agua o más oxígeno – entre otros aspectos – y cuando nos vamos haciendo conscientes de ese hecho, incluso así no tenemos el coraje de dar un salto hacia la verdadera felicidad que es estar bien, sintiéndonos bien.
¿Será que la libertad de simplemente ser totales y presentes en nosotros mismos nos asusta?
Para empezar, hemos de desear, ante todo, estar literalmente bien con nosotros mismos, y para tanto, se hace necesario que nos conozcamos de verdad.
