ESPECIAL STUM: Saber esperar, dejar que suceda
por Sergio Scabia em STUM WORLDAtualizado em 18/06/2009 17:59:54
Traducción de Teresa - [email protected]
La inspiración para escribir el especial siempre surge a partir de varias señales. Palabras que se intercambian con personas cercanas, e-mails que caen en la bandeja de entrada en el momento más que oportuno, sincronías estupendas que se han producido entre muchos de los colaboradores y sus textos de esta semana…
Izabel Telles, en un texto inspiradísimo, conmemorando algo así como un renacimiento al cumplir 60 años, el pasado 13 de junio.
Elizabeth Cavalcante trayéndonos un gran texto de Osho por ella comentado de forma sublime sobre las felices consecuencias de vivenciar el Amor verdadero tras serena y paciente espera.
Bel César tratando de forma elevada de nuestra dificultad para saber recibir...
Wagner Borges con su "Lecciones del Tiempo y de la Vida" hablando de amor y milagros… y, por fin, Rubia Dantés con su imperdible: "Ese camino ¿tiene corazón?" Una receta para la búsqueda permanente del amor incondicional en nuestras andanzas por el planeta azul. Demasiadas coincidencias… además de estar yo mismo vivenciando en primera persona el milagro tan bien ilustrado por Elizabeth.
Sí, viviendo realmente de acuerdo con los principios espirituales, con los valores de las Leyes Naturales que este Website divulga desde su fundación, no es necesario hacer nada más allá de estar abierto, tener paciencia y fe, que el Universo se encargará de colocar en contacto a las personas que están en sintonía, en vibración armoniosa, permitiendo que ellas perciban la magia que sucede poco a poco, paso a paso, sin sobresaltos, sin temores, sin desconfianza, disfrutando plena y profundamente cada momento pasado juntos.
Es imposible que la trama mágica venga a fallar, no funcione. Las personas son colocadas frente a frente repetidas veces, empiezan a percibir poco a poco las características unas de otras, las buenas y las menos buenas, hasta sentir una afinidad básica, real, palpable.
Las innumerables decepciones anteriores pueden aún manifestar su presencia y echar agua fría en la incipiente relación, pero los días pasan y las viejas heridas son estimadas en su verdadera importancia, es decir, como antiguos errores que nunca más serán repetidos, que definitivamente habrán perdido su fuerza para lastimar el alma de las personas, cada vez más conscientes y despiertas.
En este momento, caen por tierra los prejuicios establecidos por quienes, con poder político o religioso desde que el mundo es mundo, quieren controlar nuestra vida, nuestros sueños, el destino que nos está reservado.
Finalmente, todo ese pobre enmarañado de normas, conceptos, tradiciones, se convierte en letra muerta, algo completamente obsoleto, cuando no rayano en lo ridículo. Color, edad, status social, siquiera son percibidos o son considerados factores de preciosa diversidad, de unión, cuando al fin mundos otrora distantes se colocan lado a lado con serenidad, deseo de ser conocidos, explorados en su profundidad y belleza. Es como edificar una construcción armoniosa, donde cuenta un buen proyecto creativo; óptimos materiales, correctas técnicas de construcción y calidad en la mano de obra siempre dan buen resultado… aquí o en China, en cualquier parte del cosmos. Así pasa en nuestra existencia también. Lo indispensable está en el meollo del ser, en el contenido y muy poco en el aspecto exterior, en la forma, que seguramente puede que ayude, pero no es – y nunca será – determinante en relación alguna.
Sí, lo "esencial es siempre invisible a los ojos”.
¿Valdría la pena haber esperado cinco, diez años o más? Sí. Incluso habiendo permanecido sin dar y recibir regazo y cariño durante tanto tiempo, cuidando de nuestro jardín y esperando la persona adecuada, ¡ciertamente, compensa!
Al mirar hacia atrás percibimos lo mucho que hemos cambiado interiormente y la cantidad de fardo ya inútil que hemos abandonado por el camino, dejando espacio para aspectos que nos completan, que nos realizan como seres humanos y, vivenciando, en fin, el Amor y la Unidad...
Sí, el objetivo del desarrollo de la pareja en su relación afectiva es encontrar el camino de vuelta a la unidad original, o unicidad… Cuánto más fácil es avanzar por la vida, superar bloqueos e imprevistos, darle un significado más profundo, cuando por fin la conexión mutua es suave, saludable, sincera; cuánto puede ser superado, cuánto puede ser aprendido, caminando hacia delante con apoyo firme y amoroso.
Es indispensable, no obstante, prestar atención a las emociones implicadas, transmutándolas en sentimientos sublimes, en respeto absoluto y desapego. Ya no puede existir espacio para el control, los celos, la posesividad. Camuflar, justificar estos aspectos nefastos como siendo consecuencia natural del amor nos hace retornar de una vez al mundo de la ilusión, a la Edad de la Piedra.
Claro que la relación amorosa bienaventurada puede compararse a una verdadera obra de arte, inspirada por la creatividad latente que pide tan solo ser extraída de nuestro centro, guiada definitivamente, en cada momento, por la vibración del amor, por la comprensión de la esencia del otro y de sí, por la búsqueda fundamental, mayormente por parte del hombre, de una amplia comprensión del extraordinario universo femenino, cuya semilla está hincada desde el comienzo de los tiempos en su alma, pero que necesita cuidados permanentes, diarios. Expandir nuestro lado femenino (me refiero obviamente a los hombres) es tarea que exige toda una encarnación, pero cuyos resultados – como un todo – están por encima de cualquier expectativa. No hay modo de alcanzar la felicidad plena en una relación sin contar con este fundamento tan extraordinario, limpiando de una vez clichés seculares que muestran al hombre fuerte e intelectual y a la mujer débil y emocional, el hombre activo y racional y la mujer intuitiva y pasiva. Si éstas son las informaciones que aportamos a las relaciones afectivas… busquemos pronto un cambiazo rápido y decisivo. La verdad es que todos estos aspectos supuestamente masculinos o femeninos existen en cada persona, independientemente del sexo.
Así, sin alarde, con humildad y profundo agradecimiento al Universo, paso adelante este sencillo testimonio, con la esperanza de que pueda inspirar a algunos lectores a seguir adelante con fe, coraje y determinación, en el mejoramiento de su sagrado espacio interior, condición esencial para un (definitivamente) mágico encuentro de almas.
¡Sí, es posible! (Muchas gracias, Li).
Acuérdate de que somos todos UNO solo… ¡yo soy el otro Tú!
¡Que seas feliz!