Sí, yo te amo, ¡pero puedo vivir sin ti!
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 21/01/2016 10:34:04
Autor: Nathalie Favaron
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Traducción de Teresa
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Comencé el año 2016 ofreciendo la palabra Optimismo como elección para la tónica de este momento.
Para aquellos que acompañaron las claves del último artículo yo sugería entre ellas que eligiésemos nuestros pensamientos y las noticias que leemos y oímos como una de las formas de purificar el alma y el cuerpo.
Para esta semana os invito a todos a una nueva reflexión.
¿Quiénes son las personas con las cuales te relaciones con frecuencia?
¿Cuál es la sensación que percibes dentro de ti cuando las encuentras?
Tu termómetro interno ¿da señales de "sentirse bien o mal"?
En este caso, no hablo únicamente de un malestar pasajero o de un desacuerdo ocasional, sino de la sensación recurrente de que algo no funciona bien.
En ciertos casos, puede que estés percibiendo en el otro algo que vibra esa misma energía dentro de ti misma, por ejemplo:
- Yo siento malestar por convivir con alguien demasiado racional, pero lo que pasa es que me recuerda que yo necesito trabajar el uso de la razón dentro de mí misma.
Pero puede también ser algo como:
- Yo veo una persona muy mandona, esto me recuerda que yo también soy mandona, pero como ya trabajé mucho en mí esa energía, hoy sólo soy asertiva. Y la convivencia es como un recordatorio para mí.
En este caso, reconozco el recordatorio y doy las gracias.
Entre tanto, están las situaciones donde nos relacionamos con personas que tienen, de hecho, comportamientos y valores muy diferentes de los nuestros.
Cuando podemos simplemente alejarnos de esa relación sin mayores daños, como un amigo o conocido, el asunto queda resuelto.
Pero si tenemos una diferencia fundamental con alguien cercano a la familia, la separación puede ser más compleja.
Entonces entablamos una batalla interior sobre la lealtad para con el sistema y nuestra integridad.
Ese es el momento en que debemos permanecer despiertos y atentos a nuestro mundo interior.
Hemos de tener bien claro que podemos amar a alguien al mismo tiempo que elegimos amarnos a nosotros mismos.
Percibir cuáles son nuestros límites para esa convivencia.
Saber establecer fronteras claras para preservar nuestros valores.
Pues cuando decimos "sí" a alguien contradiciendo un valor esencial interior, estamos diciendo "no" a nuestra alma.
El resultado es que acabamos dañando nuestra integridad y nos sentimos muy mal con toda la situación.
¡Por tanto, este año elige los límites que vas a fijar para tus relaciones externas, con el fin de preservar tu alma y tu integridad!
¡Costará mucho hacerlo, pero soy optimista, sé que lo vamos a conseguir!
