El Vicio de la Crítica
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 06/04/2014 17:30:17
por Willes S. Geaquinto - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
No sé si os habéis parado a pensar sobre esto, pero sin mucho pensar, he llegado a la conclusión de que: entre tantos hábitos que adoptamos en nuestra convivencia social quizá el de la crítica sea el más fácil de ejercer. Puesto que para criticar no se exige mucho de inteligencia ni de buen sentido, basta, como dijo un lector asiduo de mis textos, "¡ponerse a hablar y listo!" Criticar y rascar, todo es empezar.
Por lo regular, nadie le exige al crítico fundamento alguno en aquello que expresa, mucho menos dedica tiempo a analizar la veracidad de los hechos o situaciones. La verdad que se fastidie, ¿no es cierto? Mejor dicho, hay personas, y no son pocas, que se deleitan mórbidamente en escuchar al crítico, más aún cuando el objeto de la crítica es un adversario, como ocurre en la política, o cuando la crítica coincide con alguna postura personal condenada o envidiada a priori por el oyente.
Como la pereza mental está cada vez más en boga, aquí o allá, todo converge hacia el campo de las facilidades del enjuiciamiento barato y desprovisto de razón. La máxima "no juzguéis y no seréis juzgados" hace mucho que ha sido sepultada, puesto que, orgullosamente, cada cual se considera el no va más de las virtudes, y el otro, el reo inicuo que debe ser arrojado a la hoguera inquisitoria.
La filosofía del mono, o sea, el acto de señalar lo que otro hizo mal para desviar la atención de las propias imperfecciones es tan corriente, que para muchos, eso es normal. Como ya he mencionado anteriormente, la envidia, esa venal deficiencia, casi siempre entrevera muchas críticas e incluso las difamaciones fortuitas, puesto que el envidioso, en la tentativa de apartar el foco de sus incompetencias y fracasos, se sirve de esos recursos para, de acuerdo con su ego especialmente enfermizo, intentar nivelar todo y a todos por abajo. Como si declarase: "¡Está claro que no hay nadie bueno"!
Pienso que las personas conscientes no deben ser conniventes con críticas irresponsables y perniciosas, versen éstas sobre lo que quiera que fuese. Deben, esto sí, perfeccionar el sentido analítico y calificar mejor aquello que escuchan, prestando atención principalmente al que es heraldo de dichas críticas, observando su idoneidad, su carácter y, sobre todo, las ideas que defiende y las posturas que adopta en la vida en general.
En fin, lo cierto es que la crítica en sí siempre ha existido y siempre existirá. Ocurre que para que no formemos parte, aunque sea sólo pasivamente, de ese círculo vicioso y destructivo, tenemos que estar aptos para hacer de vez en cuando nuestra propia autocrítica, pues normalmente los críticos más sagaces y enfermizos menosprecian la inteligencia de aquellos que les dan atención.