A fin de cuentas, ¿qué es una relación abusiva?
por Silvia Malamud em STUM WORLDAtualizado em 02/06/2017 10:17:57
Traducción de Teresa
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Te encuentras en una relación abusiva cuando pierdes la noción de lo que es aceptable en función de las demandas de otro que todo lo controla.
Te encuentras en una relación abusiva cuando tienes dudas sobre cuál es tu línea roja, sobre cuál es tu límite de tolerancia, sobre cuánto puedes abrir mano de ti mismo en nombre de los deseos y humores de otro sin correr el riesgo de perder tu propia identidad.
Te encuentras en una relación abusiva cuando el otro se convierte en referencia para tu vida y para tus conductas en todo lo que puedas imaginar, incluyendo cómo te vistes, cómo hablas, en tus asuntos personales y así sucesivamente.
Te encuentras en una relación abusiva cuando miras a tu abusador y siempre te repruebas en algo que supones que él no iba a aceptar. Cuando notas que en todo momento estás siendo milimétricamente observada.
Te encuentras en una relación abusiva cuando tu abusador ya ni siquiera necesita estar físicamente cerca de ti imputándote climas emocionales en medio de sus alteraciones de humor y órdenes. Te encuentras en una relación abusiva cuando él ya tiene su residencia dentro de ti, funcionando como un gendarme, y con la capacidad de robarte el poder de pensar de modo independiente en tu privacidad. En fin, te encuentras en una relación abusiva cuando pierdes fuerzas físicas, energía y discernimiento para disfrutar de la vida, o en tus conquistas personales y pasas a funcionar como un verdadero autómata deprimido y asustado.
Te encuentras en una relación abusiva cuando pierdes la referencia de lo que sería maltrato y pasas a banalizar situaciones que no se deberían dejar suceder contigo mismo ni con nadie. Te encuentras en una relación abusiva cuando estás emocional y visiblemente devastada, cuando te percibes como rehén de ese otro, sabes que no estás bien y aún así dudas de lo que está ocurriendo, dudas de si tu abusador es realmente un abusador.
Te encuentras en una relación abusiva cuando pasas a disculpar todos los maltratos que recibes porque en medio de ellos recibes migajas que imaginas ser de afecto, cuando padeces el síndrome de Estocolmo.
Una de las armas más conocidas en la actualidad como herramienta macabra de la cual hacen uso tales abusadores, es lo que hoy día se denomina gaslighting. *Ese término es empleado para evidenciar una astuta forma de abuso psicológico en que se distorsionan informaciones o se omiten selectivamente con el propósito de favorecer al abusador, con intención de hacer que la víctima dude de su propia memoria, percepción o cordura. (Wikipedia web enciclopedia libre)
La pieza teatral Gas Light de 1938 y sus adaptaciones para el cine, lanzadas en 1940 y 1944, motivaron el origen del término a causa de la manipulación psicológica sistemática utilizada por el personaje principal contra la víctima. La trama consiste en que un marido intenta convencer a su esposa y a otras personas de que ella está loca, manipulando pequeños elementos de su ambiente, y posteriormente insistiendo en que ella se equivoca o recuerda las cosas incorrectamente cuando ella señala esos cambios. El título original resulta de la atenuación de las luces alimentadas a gas en la casa de la pareja, que se producía cuando el marido encendía las luces en el sótano mientras buscaba un tesoro escondido. La esposa percibe con precisión la atenuación de las luces y discute ese fenómeno, pero el marido insiste en que esos cambios en las luces sólo son imaginaciones suyas. El término “Gaslighting” se emplea desde 1960 para describir la manipulación en alguien de su sentido de la realidad. (Wikipedia web enciclopedia libre).
Hoy día, cada vez más psicólogos están comprendiendo la amplitud de este tipo de manipulación perversa; y todavía más, consiguen percibir que mucho de lo que sus pacientes pasan en la actualidad no viene sólo de su mundo interior, como antes se creía. Situaciones externas, secuenciales y adversas de este orden existen y pueden ser devastadoras en la vida de esas personas. Incluso lo que las hizo atraer a este tipo de abusadores todavía es una cuestión extremadamente delicada de lidiar y tratar.
Tales abusadores son enormemente astutos, se configuran en el espectro de narcisistas perversos/psicópatas y sí, pueden poner sus miras en personas totalmente desavisadas y sin cualquier tendencia interior a tal envolvimiento predador.
En ese tipo de relación en que el gaslighting prevalece, las informaciones acerca de la realidad son ocultadas y en cambio, sólo lo que es falso se ofrece a las víctimas. El daño emocional se produce cuando éstas gradualmente se van volviendo ansiosas, confusas y menos capaces de confiar en su propia memoria y percepciones. La manipulación induce a la víctima a no creer en sus habilidades innatas para lidiar con la vida. Las inducen a no confiar ya más en sus sentidos, dejándolas por fin emocionalmente frágiles y sin poder. Una de las peores fases se produce cuando pasan a creer que sus puntos fuertes jamás han existido.
Esa es una forma de violencia que aparentemente podría caracterizarse más en hombres por el abuso de poder y de autoridad que muchos ejercen, pero no os dejéis llevar por esos argumentos, ya que mujeres pueden, en la misma medida, ser igual de perversas.
El gaslighting puede impactar en lo emocional de sus víctimas de modo bastante perturbador, pudiendo quedarles secuelas que necesiten tratamiento psicológico, y no pocas veces con psiquiatras. Incluso algunas veces los daños llegan a causar enfermedades físicas. Muchas de las víctimas desarrollan crisis de ansiedad, ataques de pánico, lentitud de pensamiento y otros varios síntomas. En la fase de la recuperación, la clave es el famoso contacto cero, o sea, cortar toda y cualquier fuente de acceso con el abusador en las redes sociales, dejar de atender las llamadas de teléfono y en hipótesis alguna verlo frente a frente. Como este tipo de relación es tóxica, la distancia es una de las mejores formas de recuperación.
No es fácil salir de una relación abusiva mientras no se busque información externa y ayuda, visto que la duda autoperceptiva instalada por el ejercicio del Gaslighting y de otras manipulaciones, dejan a la víctima aturdida como si estuviese viviendo dentro de una cárcel.
Tras la conquista efectiva del término de una relación de ese tipo, la mayoría de los que se liberan afirma que, pese a la necesidad de ayuda psicológica para este recomenzar, el sentimiento de alivio generado acaba acelerando la sensación de bienestar por saber que están volviendo a ser dueños de sí. Muchas personas consiguen no permanecer por demasiado tiempo en esas relaciones, dándose cuenta enseguida de que están cayendo en algún tipo de trampa, escuchan sus ruidos emocionales y las evidencias que intentan venir de modo camuflado en la fase en que tales predadores están empleando sus tácticas de seducción y conquista. Incluso esas personas dudan en ciertos momentos, pero enseguida entran en ruta de fuga y confiesan el alivio inmediato que notaron al término de tales relaciones, y aun cuando todavía podían albergar cierta duda, cuentan que fue lo mejor que hicieron y que muy pronto pudieron ver la dimensión terrible a donde se encaminaban si no hubiesen puesto freno a la situación ya desde el principio.
Muchas de las víctimas tienen enorme dificultad para considerarse abusadas; aun sabiendo todo el daño que sufrieron, pierden la noción de lo mal que lo pasaron, si bien reconocen que estaban mucho mejor antes de tales relaciones. Cuando pasan por un tratamiento de psicoterapia, sólo años más tarde tienen la real dimensión de lo que les sucedió.
El gaslighting puede darse en cualquier tipo de relación, ya sea entre parejas hetero o no, entre padres e hijos, amigos, y en situaciones de trabajo.
Es muy difícil que alguien ajeno perciba desde fuera que otro está pasando por una relación abusiva. Hay sofisticación en las conductas, que no suelen ser exteriorizadas, pero aun así no es totalmente imposible percibir ese estado en algunas personas. Esta es una cuestión extremadamente delicada porque muchas de las víctimas siquiera son conscientes de lo que les está pasando. Acaban no dando validez a los maltratos incluso aunque visiblemente se muestren dilaceradas. Algunas perciben que algo no va bien, pero no consiguen identificar con claridad lo que pueda ser. En estos casos la ayuda, la unión y la astucia de los amigos, así como el auxilio psicológico para hacer despertar a las víctimas, valen una vida.