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A los cincuenta

por Adília Belotti em STUM WORLD
Atualizado em 05/07/2009 13:00:40


Traducción de Teresa - [email protected]

A los cincuenta, poco más, poco menos, tenemos seguramente arrugas en los ojos. Pero en algunos afortunados, hay más. Mucho más que eso. Hay un brillo intenso que no se apaga. Son dueños de ojos que ríen. Y puesto que se dice que los ojos son el espejo del alma, podemos imaginar qué alegres almas habitan estos seres.
¿Qué es lo que saben, qué es lo que les garantiza esta porción diaria de alegría?

Considero que la magia puede venir del hecho de que no dan guarida a resentimientos. Eso mismo.
No recalientan sentimientos ya vividos, impresos en papel amarillo y ya sin bordes.
No lloran por dolores de hace años.
No hacen duelo por amores hace mucho agotados.
No entierran los mismos muertos todos los días.

Al despertar, se lavan la cara y el corazón. En vez de resentir (sentir nuevamente) lo ya vivido, prefieren sentir, actualizándolo.

Son aquellas personas que uno se encuentra por la calle y están siempre de brazos abiertos. Que nos abrazan fuertemente, pero nos dejan marchar cuando llega nuestra hora.

Brazos abiertos que se abren en dirección al que viene. Brazos abiertos para no retener al que se va. No anticipan, no rehúsan. No reculan. En vez de resentimiento, aceptación.

Aprendizaje que lleva una vida. Conquista. Aceptan que la vida corre por caminos no siempre elegidos por nosotros. Aceptan que los amores se acaban. Que los hijos crecen y ya no gravitan en torno a nosotros. Que tenemos que caminar para hacer bajar nuestro colesterol. Que algunos dolores en el cuerpo han venido para quedarse. Que las canas crecen mucho más deprisa que nuestros cabellos de antes. Que amistades especiales y únicas se deshacen, dejando en nosotros la brecha de la añoranza. Aceptan que ya hemos andado más de la mitad del camino.

Y por aceptar la vida tal como es y no resentirse porque no es tal como desearían que fuese, están sus ojos siempre riendo, poniendo de par en par la alegría de esa alma por estar aún en la vida.
A ésta le dicen siempre: ¡Que venga!

Cuando he visto esa foto que ilustra este artículo, he pensado que nada podía expresar mejor la cualidad encantada de la mirada. Mi amiga Re, autora del post, quería una imagen de “ojos risueños con arrugas”. No la encontré, pero sí a Melissa Goodman, una cincuentona, profesora jubilada y The Gifted Photographer con un inmenso portfolio en el Filckr. ¡La mirada risueña, multicolor, al fin y al cabo es de ella!


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adilia
Adília Belotti é jornalista e mãe de quatro filhos e também é colunista do Somos Todos UM.
Sou apaixonada por livros, pelas idéias, pelas pessoas, não necessariamente nesta ordem...
Em 2006 lançou seu primeiro livro Toques da Alma.
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