Aceptar y vivir la realidad
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 15/02/2011 07:09:06
por Teresa Cristina Pascotto - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Algunas veces, cuando conseguimos entrar en contacto con la realidad, enseguida volvemos a nuestro viejo estado de inconsciencia y consiguiente insatisfacción. El motivo de esto es la no aceptación de la realidad constatada y la sensación "incómoda" que esta experiencia nos trae. Aceptar la realidad nos lleva a vivirla, sin ilusiones, confrontando la vida de manera consciente y responsable. A excepción de las personas que han despertado su consciencia plenamente y, de verdad, han aprendido a vivir la realidad, es prácticamente imposible encontrar a un ser humano, viviendo en la dualidad, que sepa lidiar con la realidad de forma sabia y coherente.
Sufrimos tanto viviendo los dolores de la ilusión y ni siquiera imaginamos que esos dolores ocurren justamente porque son ilusorios. Pero en la dualidad nuestro dolor es tan intenso y "tan real", y los motivos de nuestro dolor también nos parecen tan reales, justificables y verdaderos, que realmente es muy difícil incluso imaginar que todo no es más que ilusión. Nuestros pensamientos, la forma en cómo vivimos, reaccionamos e interactuamos, las reacciones negativas de los demás, etc., todo es muy "real", esas experiencias ocurren de verdad.
La única "realidad" que conocemos es la que existe en el mundo ilusorio, y siendo así ¿cómo podemos concebir la idea de que todo es ilusión? ¿Cómo podemos salir de esa ilusión, si estamos tan presos a ella, gracias a nuestras creencias que están siempre confirmándose? ¿Cómo podemos aceptar "otra" realidad y, más todavía, vivir la nueva realidad, abriendo mano de toda la realidad ilusoria en la cual creemos?
Es posible, sí, creer y vivir en la "realidad verdadera", pero solo cuando nos proponemos descubrir estas verdades y buscamos el despertar de la consciencia. Con esto empezamos a percibir más claramente esos equívocos. Pero la sensación entre el momento de la desconexión con la ilusión y el inmediato contacto con la realidad, nos trae una desazón muy grande, una sensación de desequilibrio, dependiendo del contexto, es como si nuestro suelo hubiese sido retirado bajo nuestros pies. Pero si perseveramos en permanecer sintonizados en la realidad, ese mundo ilusorio se desmorona en torno a nosotros. Al mismo tiempo en que se deshace, lo ilusorio "tira" de nosotros nuevamente hacia dentro de su frecuencia y "realidad". La sensación de vacío y confusión sobrevienen de forma dolorosa. Todo sucede de forma muy rápida y hemos de tener una fuerte convicción y determinación en proseguir, pues la ilusión nos atrae demasiado. No debemos luchar contra esto sino aceptarlo, ya que es algo natural en el proceso de cambio de percepción y de contacto con la realidad.
La dolorosa sensación de desilusión que experimentamos a lo largo de nuestra vida no era real, ya que sucedía dentro del mundo de la ilusión, lo cual la convertía en una desilusión ilusoria. En el contacto con la realidad, la desilusión es algo más intenso y más difícil de lidiar, ya que está dentro de un contexto nuevo, durante el paso de la ilusión a la realidad. Esto podrá llevarnos a un conflicto, pues tratamos de aferrarnos a la creencia en la "realidad del mundo ilusorio", sirviéndonos de mil justificativas para demostrarnos la "irrealidad del mundo real".
Si somos conscientes de que la confusión y el conflicto internos formarán parte del proceso natural de la transición entre lo ilusorio y lo real, estaremos más tranquilos, lo cual favorecerá el proceso de aceptación. El resultado es que el estado de confusión se disipará, pues no habrá lucha interna. Esto será favorable a la retomada de nuestro poder personal, que nos dará condiciones internas para soportar lo que está sucediendo dentro de nosotros, con cuidadosa auto-observación y con profundo auto-respeto. Con esto evitaremos racionalizaciones, para evaluar nuestras percepciones y constataciones, con la sabiduría del Yo Real. No estaremos tomando decisiones, ni sacando conclusiones, sino entregándonos a un momento difícil y sublime, que deberá verificarse con mucha consciencia.
Nuestra capacidad perceptiva se hará más aguzada para que en entendimiento, comprensión y ACEPTACIÓN de las contestaciones y de la realidad puedan verificarse a partir de nuestro corazón, porque es solamente aquí donde todo se "organizará y se aquietará", y nos traerá las condiciones ideales para poder aceptar y vivir la realidad cada vez más.
Sin embargo, muchas veces conseguimos pasar por este proceso de aceptación de la nueva realidad, pero enseguida nos dejamos arrastrar de vuelta al mundo de la ilusión. Esto ocurre porque es más confortable y da menos miedo - la realidad nos asusta - vivir en el viejo mundo que tanto conocemos y con el cual hemos aprendido a lidiar, aun con dolor, pero es un mundo en el cual nos sentimos más "seguros". Esto ocurre porque nuestras expectativas siempre van en el sentido de esperar lo peor, de creer en el peligro y de temer lo nuevo. El miedo a vivir la experiencia del mundo nuevo y real nos hace retroceder.
Entramos en la fase de las oscilaciones, para poder sostener la aceptación y la comprensión, a fin de pasar a la fase de aprender a VIVIR en la realidad. Esto podrá ocurrir si perseveramos en buscar condiciones que nos apoyen y nos fortalezcan, lo cual ocurre dentro de un proceso de auto-conocimiento (cualquiera que fuese), en el cual tengamos la posibilidad de rescatar nuestros potenciales, dones y sabiduría divina. Así, a cada oscilación entre el contacto con la realidad y el retorno al confort de la ilusión, estaremos cada vez más habituándonos y aprendiendo a experimentarla, de forma gradual. No debemos forzarnos a vivir en un mundo que tememos, esto sería una auto-agresión. Hemos de acogernos y aceptarnos dentro de nuestras dificultades y limitaciones.
Con esta aceptación, cada momento de contacto con la realidad nos aportará más confianza dentro de ella y esto nos llevará a desearla y a aceptarla cada vez más. Por consiguiente, esto nos llevará a vivir la realidad, incluso con temor a ella, y nuestra consciencia nos ayudará a permanecer y perseverar. Será algo gradual, que ocurrirá primero dentro de contextos más sencillos, en cuestiones más fáciles de aceptar y asimilar, hasta que llegue un momento en que estemos más seguros y confiados, para poder expandir ese mismo proceso a todas las cuestiones y aspectos de nuestra vida.
Cuando nos ponemos por entero en la vida, con coraje y firme voluntad, buscando, aceptando y viviendo integralmente la realidad, pasamos a vivir a partir de nuestro Yo Real, que nos lleva a vivir con seguridad, confianza en nosotros mismos, sabiduría y discernimiento, a fin de poder enfrentarnos a posibles desafíos naturales y, finalmente, cumplir nuestra misión de vida.