Alas Rotas
por Wilson Francisco em STUM WORLDAtualizado em 07/09/2006 12:27:58
Traducción de Teresa - [email protected]
Mi encuentro con Ricardo en el Instituto Alvorecer para el Projeto Mutaçäo (Proyecto Transformación), fue singular. Nada sabía de él, yo le había sido recomendado por una amiga, que nada me había informado sobre él. Además, yo incluso pido que no me relaten nada acerca de pacientes. Era, por tanto, un ilustre desconocido. Como hago siempre, busqué la conexión con su alma, su Yo Superior. Pedí permiso a Dios, a sus antepasados, a su familia espiritual y a él mismo, en un contacto de alma a alma.
Este es mi sistema de trabajo, cuando realizo el Proceso. Porque nada se puede hacer por una persona si ésta no lo desea o no está en plena disposición.
Hay casos de criaturas que quieren hacer el proceso por un hijo, por el marido u otras personas. Procuro persuadirlas de que no es este el camino.
Sé que hay mucho amor en esa actitud e incluso desprendimiento, pues ella se está prestando a sentir las dificultades de otro, para encontrar un camino.
Sin embargo, cada cual es responsable por sus decisiones y búsqueda de caminos. ¿Has pensado si fuese diferente? En la antesala del "trono divino"
tendríamos una fila interminable de madres en busca de caminos y soluciones para la vida de sus hijos.
Y el Creador, por lo que siento y entiendo, no está muy de acuerdo con estas actitudes superlativas de las madres, que so pretexto de proteger a sus hijos acaban por sofocarlos o inhibirlos, dejándoles sin la fibra y el arrojo, cualidades indispensables para que tengamos una vida segura y tranquila.
Por otro lado, procuro "hablar" con el alma de la persona, porque hay criaturas cuyas actitudes y decisiones en la vida se han distanciado tanto de las metas anheladas por ellas mismas, como Espíritus, antes de asumir los cuerpos físicos, que se presentan con casi total desconocimiento de sí mismas.
Una mujer de cuarenta años, tras realizar el proceso, me ha dicho que solamente ahora sentía que estaba iniciando su vida. Hasta entonces, había deambulado por el mundo, guiada por otras personas, realizando cosas que no eran de su agrado; sometiéndose a comandos verbalizados por sus padres cuando todavía era niña.
Pues bien, tras informar al joven de cómo realizaba ese proceso, le pedí que oyese y contestase o aceptase lo que fuese verdad o no, de lo que yo decía, resultado de mi sintonía con su alma. Mientras yo leía el pré-diagnóstico, él se puso pálido y estupefacto. Confirmaba con la cabeza, apoyando todas las informaciones como verdaderas.
Y una de las revelaciones más contundentes fue acerca de su padre. Lo escuchó todo con atención y solicitó apoyo. Entonces, inicié lo que denomino segunda fase del proceso, sugiriéndole algunos ejercicios básicos para el Proceso de Transformación, y entre ellos el de la respiración, que considero fundamental.
Si respiras correctamente, las posibilidades de éxito en tu transformación son grandes. Y después de la respiración, el perdón, pues este proceso elimina de tu cuerpo y alma toxinas y obstáculos que te impiden absorber el oxígeno y la energía cósmica divina.
Y observad qué interesante: estamos inmersos en el hálito divino, tenemos en nuestra intimidad el Soplo del Creador, este combustible eterno que nos sustenta y eleva.
Y a pesar de todo eso, nos arrastramos por el mundo, dominados por el miedo y por la ansiedad, como pajarillos indefensos con las alas rotas.
Ricardo, como tantos otros, salió del Instituto planeando, con las alas recompuestas y la basura interna reciclada y transformada en trampolín para que él pudiese, a partir de ahí, realizar su inmersión en el mar existencial y convertirse en un campeón más.
Mi gratitud a todos y que el Universo conspire en beneficio de todos.
