ALMAS GEMELAS - Parte 2
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 16/10/2015 09:35:48
por Maísa Intelisano - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Ser gemelo es únicamente ser muy parecido. Y eso no quiere decir ser bueno el uno para el otro. Todos podemos ser parecidos en cosas buenas y malas. Por tanto, nuestras almas gemelas pueden ser un tormento o una bendición para nosotros. Todo va a depender de en qué somos parecidos.
Si almas gemelas son únicamente almas que se parecen unas a otras, veo perfectamente natural que podamos encontrarlas en todas las situaciones de nuestra vida: en la familia, en el trabajo, en la escuela, en el club, entre los amigos. Y, también en esas situaciones, lo mismo pueden ser una bendición que una plaga en nuestra vida.
¿Sabes aquella mejor amiga? ¿O aquel amigo entrañable? ¿Aquella persona que nunca nos falla? ¿Y aquel compañero de trabajo con el que nos llevamos tan bien, con quien es fácil trabajar? ¿Y aquella persona que ni siquiera conocemos demasiado, pero que desarrolla un trabajo parecido al nuestro, que tiene ideales semejantes? Todas son almas gemelas nuestras.
¿Y aquella persona envidiosa, que siempre compra las mismas cosas que nosotros, o que le pone pegas a todo lo que hacemos, encontrando defecto en todo? Es un alma gemela también, pues sólo quien conoce muy bien nuestros defectos puede señalarlos con tanta precisión. Y nosotros ni siquiera nos damos cuenta, de tan preocupados como estamos por encontrar aquella alma gemela de que tanto se habla en los websites románticos, en las revistas femeninas, en los textos pseudo esotéricos de moda.
Almas gemelas son almas afines. Y cuanto más afines sean, más gemelas serán, más parecidas, más simpatía habrá entre ellas, más sintonía entre lo que piensan y sienten, mayor semejanza en los gustos, actitudes, ideas y opiniones. Hasta ahí, es perfectamente factible, pero eso no quiere decir que tiene que ser el hombre o la mujer de nuestra vida, perfecto(a) en todo, el que nunca nos va a desagradar o decepcionar.
Almas gemelas, gran parte de las veces, son únicamente espíritus que han tenido experiencias encarnatorias muy parecidas y que, por tanto, traen un equipaje espiritual muy semejante, estando asimismo en un nivel vibracional muy próximo. Sólo eso: sintonía.
Para ser almas gemelas, a decir verdad, no es necesario siquiera haberse conocido en otras vidas. Pueden encontrarse por primera vez aquí mismo en esta vida, y no tiene que ser por fuerza para vivir una relación amorosa. Pueden encontrarse para concretizar un proyecto o un ideal social o colectivo, para vivir una gran amistad o experimentar cualquier otro tipo de relación humana.
Y también pueden encontrarse para ser el agente del karma la una de la otra. Sea como programación anterior a la encarnación de ambas, de común acuerdo, porque desean vencer una etapa complicada de su aprendizaje espiritual; sea por simple sintonía, por afinidad de sentimientos negativos, pensamientos ruines e ideales mezquinos: ellas no se conocen, no han programado nada juntas, pero se merecen, por la energía y vibración semejante que emanan; y por eso, si están razonablemente próximas la una de la otra, se atraen mutuamente de forma casi irresistible. El resultado creo que todos ya lo conocemos ¿no es cierto?
Y, lo repito: ¡no estoy hablando exclusivamente de relaciones amorosas, románticas, sexuales y congéneres! Estoy hablando de toda la variada gama de relaciones humanas: en la pareja, entre hermanos, padres e hijos, amigos, suegros y yernos o nueras, jefes y subordinados, profesores y alumnos, vecinos, colegas, médicos y pacientes, abuelos y nietos, padrastros (o madrastras) e hijastros, padres e hijos adoptivos.
Es necesario que comprendamos que, como hijos del mismo Dios, como seres venidos del mismo amor universal, todos somos almas gemelas los unos de los otros, a algún nivel, en algún aspecto. Somos hermanos espirituales, aunque no nos guste reconocerlo.
Es claro y natural que, a lo largo de miles de encarnaciones, con experiencias de vida diversas, acabemos por tener más o menos afinidad con ciertos espíritus, pero eso no quiere decir que haya espíritus especialmente creados sólo para nosotros, que están a la espera de encontrarnos en algún momento, y que sólo al encontrarlos es cuando seremos verdaderamente felices y completos.
Siempre encontraremos espíritus afines a lo largo de nuestras encarnaciones y es eso lo que representa la gran felicidad: el hecho de saber que en punto alguno de nuestra andadura evolutiva estaremos solitarios. Siempre tendremos a alguien parecido a nosotros para intercambiar ideas, gustos, opiniones, proyectos, sonrisas y conversaciones, al mismo tiempo en que batallamos para lograr afinidad con aquellos que tienen pensamientos y sentimientos completamente opuestos a los nuestros y que representan nuestro verdadero aprendizaje, el aspecto en que realmente tenemos que crecer y mejorar.
"Sólo se conocen bien las cosas que se domestican. Eres responsable para siempre de aquello que has domesticado". Antoine de Saint-Exupéry
La gran felicidad no está en encontrar "el" alma gemela, sino en reconocernos gemelos de todos, respetando y aprendiendo con las diferencias, aprovechando las semejanzas y sobre todo, divirtiéndonos sanamente con todo, pues la vida es una grande, sonora y deleitosa carcajada divina.
Y, para terminar, me permito tomar prestado el bello poema de Maurício Santini, colega columnista del website del IPPB:
¡YO, MI ALMA GEMELA!
Son todas almas gemelas,
Las que nacen del útero de la Madre,
Las que migran de la célula del Padre.
Las luces que esparcen estrellas en el cielo,
Y las sombras que cubren el aura del Sol.
Son almas gemelas,
El amor imposible, y el odio más que fugaz.
La guerra en el seno de la Tierra, y la onda posible de la paz.
El mar que da contra las piedras, ¡y las piedras que estallan en el aire!
Son almas gemelas,
Aquellos que arrojan su ira contra las Torres Gemelas
Con aquellos que oran en devoción en las grutas.
Los que invaden casas ajenas, y los que respetan otras ideas.
Exú e Iemanjá,
Lucifer y Jehová,
El aquí y el allá.
Samael y el arcángel Miguel,
La luz solar,
Y las nubes negras dispersas por el cielo.
El Verso y el Universo.
El Todo que está en Todo.
La voz y el sordomudo.
El gato voraz y el perro feroz.
El tierno manso y el eterno verdugo.
El mártir y el cobarde.
El aire que resfría y la llama que arde.
El placer y el dolor.
Lao-Tse y Mao Tse,
Satanael y el dulce Jesús,
La oscuridad y la Luz.
Que la búsqueda está hacia dentro de uno mismo,
Que todo está completo en ti.
Que aquel que busca fuera,
¡No se entera y no se halla dentro!
Que a aquel que sólo está feliz en manos ajenas,
Lo dejarán plantado y con las manos vacías, y...
¡Su alma nunca estará llena!
Maurício Santini - São Paulo, 26/nov/02
Nota: artículo originalmente escrito para la revista Espiritismo & Ciência, Edición especial n.º 8 Almas Gemelas, de abril de 2006.