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Ama a tu prójimo como a ti mismo

por Graziella Marraccini em STUM WORLD
Atualizado em 20/04/2006 14:16:39


Traducción de Teresa - [email protected]

Cristo, en su gran sabiduría, enseñaba que la única manera de redimirnos de nuestros pecados es ‘amando al prójimo como a si mismos’. Pero, ¿cómo ese concepto, que nos parece tan arcaico en los días de hoy, puede sernos útil y servir de norte a nuestras acciones?
La Biblia, en el Levítico, enseña que los judíos, mientras deambulaban en el desierto en busca de la Tierra Prometida, se comunicaban directamente con el Creador. Esa Comunicación Divina los orientaba de modo que pudiesen expiar sus pecados y purificarse para merecer esa Tierra Prometida. Las descripciones de los pecados y consiguientes sacrificios impuestos por Dios están en la Biblia, y éstos eran, muchas veces, simplemente sacrificios de animales, o sea, sacrificios de carne, de los placeres. Pero ¿será todo así de sencillo? ¿Cometemos un pecado, pagamos el debido sacrificio y vupt, todo queda cancelado?
A mí, particularmente, no me agrada la noción de ‘pecado’ y preferiría la palabra ‘error’. Son nuestros errores los que han de ser corregidos, para que podamos disfrutar de la Tierra Prometida. Es decir, debemos intentar equivocarnos menos para seguir las enseñanzas del Cristo.

Creo, sin embargo, que debemos observar esas palabras del Cristo, que son las mismas de todos los otros maestros de la Era de Piscis, interpretándolas de otra manera. El mensaje es siempre el mismo: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. No obstante, si siguiésemos esa enseñanza al pie de la letra, estaríamos distribuyendo amor y pasaríamos nuestro tiempo ayudando a los demás, tal vez en detrimento de nosotros mismos. Cuando hablé de ‘vampirización’ en el artículo de la semana pasada, me refería también a ese tipo de donación que hacemos, y hacemos, repetidamente, hasta vaciarnos por completo. Y cuando estamos vacíos, acabamos quejándonos de que ‘el otro’ no nos ha agradecido debidamente ni nos ha dado el debido valor. En realidad, somos nosotros quienes hemos de valorar nuestros actos.

En esencia, creo que la enseñanza que debemos extraer de las sabias palabras es más profunda y no trata tan sólo de la donación material, sino también de la espiritual. Sabemos que son nuestras acciones las que determinan las ‘reacciones’ futuras del universo. Es la Ley de Causa y Efecto (una de las Leyes Herméticas). De este modo, si generamos amor, recibimos amor, si generamos odio, recibiremos odio. ¡Pero no siempre las cosas son así de sencillas! Pues si el mundo entero generase amor universal, si las personas cuidasen las unas de las otras, el mundo sería una maravilla y nosotros no necesitaríamos cuidar de nuestra vida propia, ¡puesto que habría otros que lo hiciesen! Bella utopía, ¿no es cierto? Está claro que las comunidades como nuestro STUM acaban haciendo esto en forma espiritualizada, donando la sabiduría de sus miembros y colaboradores que intercambian los consejos para un mejor vivir. Y – tal como el STUM – existen miles de ejemplos en el mundo entero. Esta donación realmente puede constituir la diferencia y hacer que el mundo sea mejor.

En la era moderna, y especialmente en el mundo materialista en que vivimos, adaptar el sueño de ‘amor al prójimo’ a nuestra realidad es muy, muy difícil. En el ámbito familiar podemos donarnos, hacer sacrificios, y los hacemos la mayor parte de las veces, de buen grado. Pero, ¿cómo hacer esto con ‘nuestro prójimo’, o sea, con nuestro vecino? Para hacer esto debemos, en primer lugar, amarnos a nosotros mismos, no de manera egoísta, sino realista. Amar a sí mismo quiere decir aceptar nuestras limitaciones y también saber reconocer nuestros talentos. Amar a sí mismo quiere decir dar valor y amar a cada porción de nosotros mismos, lo mismo en lo físico que en lo emocional y en lo espiritual. Amar a sí mismo quiere decir aceptar que estamos hechos de una determinada manera y que, principalmente, somos dignos de amor, que merecemos ser amados de la manera que somos. Pues Dios nos ama así, incondicionalmente. Sin embargo, si nosotros amásemos a los demás como amamos a nosotros mismos, esto quizás no funcionaría tan bien. ¿Habéis intentado ya amar incondicionalmente a alguien? ¿Y cuál ha sido la sensación? Normalmente hacemos una gran confusión entre el Amor con A mayúscula y el amor, simplemente. El Amor con A mayúscula no es el amor del Ego, sino el amor del Yo Interior. El Amor del Yo es el Amor incondicional. Así, debemos sintonizarnos con el Yo de la otra persona, que es en su esencia, nuestro propio Yo, y de este modo podremos Amar de la manera que nos enseñó el Cristo. El amor del ego es un amor ‘egoísta’, la propia palabra nos lo indica.

¡Con ese tipo de amor exigimos al otro aquello que ni siquiera sabemos dar! Y cuando esto hacemos nos volvemos egoístas y manipuladores, y muchas veces entramos en una rueda viva de sentimientos confusos, de posesividad, de control e incluso de autocompasión, especialmente si la otra persona no nos agradece como nos gustaría o esperaríamos. La “mentalidad de víctima” nos hace decir: “¡Yo doy tanto y no recibo nada a cambio!” Este es el sentimiento que debemos retirar de nuestro corazón. Eso no es Amor.

Comencemos entonces a evaluar nuestra capacidad de amar. ¿No será que amamos solamente a aquellos que nos aman? ¿No será que, primero, hacemos una evaluación de quien es merecedor de nuestro amor y después amamos? ¿No será que hacemos una cuenta de sumar y, cada vez que damos algo, esperamos algo a cambio?

Tal vez en la base de todo se encuentre solamente nuestra capacidad de amarnos, realmente, tal como somos. Ya que Dios nos ama tal como somos, pues Él así nos ha creado, el primer análisis que debemos hacer es este. Si tú te aceptas y te amas, sabrás también que, de la misma manera, la esencia divina vive en el otro ser, aquel a quien debes amar. ¡Con sus imperfecciones, con sus debilidades, y con sus dones y virtudes, también! En el ejercicio del perdón existe una gran sabiduría: que sepas perdonar al otro, porque te estarás perdonando a ti mismo. De esa manera darás lugar al Amor y a través de él la Luz se manifestará.Procura no proferir palabra alguna de odio esta semana, procura no juzgar los errores de las otras personas, y procura, especialmente, no hacer una cuenta de sumar en tus actos de amor. Dona así, de manera incondicional. De ese modo estarás llevando a cabo modificaciones en tu vida, modificaciones energéticas que, con la energía de Aries y bajo la influencia del Eclipse de Sol de esta semana, podrán cambiar la dirección de tu vida.
Cuando ocurre un Eclipse solar, el cosmos nos indica que debemos hacer una evaluación de la manera como encaramos la vida. El Sol representa nuestro lado racional, nuestra vitalidad y nuestra energía; la Luna representa nuestro lado emocional y sentimental, nuestro lado anímico. La conjunción de los dos, alineados con la Tierra, debe conducirnos a una reflexión sobre nuestras acciones, nuestras opciones, nuestras emociones y sentimientos y, sobre todo, nuestra capacidad de sentir empatía por el otro, nuestra capacidad de Amar.

Podemos, entonces, cambiar, porque somos creadores y todo cuanto creamos puede ser modificado, si así lo deseamos. Podemos cambiar el odio por el amor, podemos cambiar la ira por la compasión, podemos cambiar el sentimiento de venganza por el perdón. ¡Y podremos, entonces, amar al prójimo como a nosotros mismos!

¡Una buena semana para todos!


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Graziella Marraccini é astróloga, taróloga, cabalista e estudiosa de ciências ocultas e dirige a Sirius Astrology. Conheça meus serviços on-line
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