Amigo: Con que solo tengas uno, nunca estarás solo
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 01/09/2009 13:00:20
por Daniele Alvim - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
La amistad es cosa rara… Esto ya lo hemos escuchado varias veces a lo largo de la vida, ¿no es cierto? Con la entrada de la Nueva Era de Acuario quizá esa expresión pierda su fuerza, pues esta, como ya sabréis, es la era de la comunicación, del intercambio, de la globalización, en la cual notamos en la gente una mayor disposición para crear vínculos, para querer desarrollarse a través de las varias redes de relación. El boom de Internet ya lo demuestra. Somos millones de personas interconectadas a través de orkuts, facebooks, myspaces, twitters, homepages, blogs… ¿Hay mejor forma de auto-conocerse que a través de esas Webs? ¿Donde ponemos lo mejor de nosotros mismos, donde damos lo mejor de nosotros mismos, donde mostramos lo mejor de nosotros?
Pero aquí algunos pueden pensar: pero este es el problema, nadie muestra lo que verdaderamente es… Y yo respondo que ahí sí, mostramos quienes verdaderamente somos… Y en esa energía de divulgar siempre nuestro lado más perfecto es donde podemos conocernos a través de nuestra Luz y no de nuestra sombra. Ese lance de identificarse con la sombra, solamente con la sombra, puede ser transformado a través de la buena comunicación que nos esforzamos por mantener en Internet. Y como todo lo que nos sucede es consecuencia de una intención que está por detrás de una acción, yo creo píamente que Internet ha llegado para revolucionar también el modo en cómo nos contemplamos y contemplamos a las otras personas. ¿Quién no quiere estar en contacto con los amigos? ¿Quién no quiere hacer nuevos amigos? ¿Quién no quiere volver a ver a los antiguos amigos? Las redes de relación proporcionan esto.
Pero entonces algunos de vosotros podéis pensar nuevamente: Bien, Daniele, pero la amistad es más que eso. Es más que intercambiar scraps, declaraciones y mensajes en la web. La amistad requiere contacto físico, salir a tomar unas cervezas de vez en cuando para decir tonterías y reír por nada, telefonear para matar saudades, llorar en el hombro cuando lo necesitamos u ofrecer nuestro hombro también. Un amigo es algo más profundo. ¿O no es? Entonces yo le digo que sí, puede ser algo que requiera más intimidad. Pero también pienso que cada persona da lo que tiene, lo mejor que tiene y tal como lo puede ofrecer. Si limitamos la forma en cómo reconocemos una amistad, limitamos también nuestra conciencia de tener o no amigos. Podemos recibir un mensaje de alguien que nunca hemos visto, pero que puede haber cambiado nuestro día para mejor, como algo banal o, en vez de esto, mirarlo por el prisma de la amistad, interconexión entre conciencias y sincronía, sentirnos agradecidos, y con eso, colmados por dentro.
¿Por qué no pensar que, ante todo, somos amigos de quien a nosotros se aficiona, hasta que se demuestre lo contrario? La amistad es también una prueba de perseverancia. No es al primer acontecimiento que nos desagrada cuando tenemos que dar la espalda. Al fin y al cabo ¿quién es perfecto? Si nos simpatiza una persona y nos parece que podríamos ser amigos suyos, quién sabe, ¿por qué no invertir en ello? ¿No ha llegado la hora de revisar la palabra amistad, ampliar su significado, a fin de sentirnos más plenos y rodeados de amigos? La verdad es que el pensamiento que tenemos sobre lo que es tener amigos es lo que cambia completamente la cuestión. Si pensamos que ya lo tenemos, aunque, muy bien, esa o aquella persona no nos considere como tal (porque no confía en nosotros), la verdad es que empezaremos a atraer a aquellos que así van a considerarnos. Y ahí, entonces, nos sentiremos llenos de ellos, aunque alguno que otro todavía no se haya dado cuenta debido a estar aún en la energía del juzgamiento (de sí mismo inclusive).
Y ¿no es cierto que muchas veces estamos en ruedas de amigos y nos sentimos mucho más solos que si de hecho lo estuviésemos? Falta de confianza; porque si sintiésemos al prójimo realmente cercano a nosotros, nos sentiríamos íntegros en abrirnos a él a fin de sentirlo, confiaríamos también en ser nosotros mismos, y ya no nos sentiríamos solos aun estando rodeados de gente. Entonces, ¿por qué no creer que vía redes de relación sí podemos sentirnos colmados por nuestros amigos virtuales? Tengo un montón de ellos y estoy agradecida por todos los mensajes y recados que me llegan por ese medio. A varios de ellos he llegado a conocerlos en persona y, mira, eran bastante mejores que en la net.
No puedo quejarme de tener amigos, mis hermanos, camaradas… Tengo, sí, los de Internet – vosotros, mis queridos lectores, podéis consideraros como tales – tengo los de infancia y los que surgieron después… Pero siempre he considerado incluso los que no lo eran como si lo fuesen. Siempre he pensado así y seguiré pensando. Quizá ahora, con la moda que ha venido para quedarse de los “orkuts”, las distancias que nos separaban de las personas se han vuelto más cortas, el mundo se ha hecho más pequeño y acogedor…
¿Y tú? ¿Tienes amigos? ¿Puedes llamar a alguien amigo? Si no los tienes, entonces, es porque no quieres. Pero si tienes al menos un único amigo, que sepas que jamás estarás solo. ¡Ah, sí! Y ya se me olvidaba mi gatito…
