Astrología y Astronomía ¿nunca llegarán a entenderse?
por Graziella Marraccini em STUM WORLDAtualizado em 09/02/2011 14:53:21
Traducción de Teresa - [email protected]
Mis lectores ciertamente han acompañado en estas últimas semanas las polémicas sobre el 13º signo, materia publicada por la Scientific American y ‘copiada’ por la revista Veja. ¡Hace dos semanas publiqué un artículo sobre este tema, pero al parecer la polémica todavía no ha terminado, ya que siempre habrá algún astrónomo que tratará de poner en ridículo a la Astrología valiéndose del ‘saber de la ciencia’! En mi artículo sobre el Ophiocus, la 13ª constelación, (y no signo astrológico) procuraba dar una explicación bastante científica sobre esa cuestión (incluso para demostrar que los astrólogos, en general, no son legos en astronomía). Es bien cierto que no todos los astrólogos tienen como base la astronomía, pero algo de conocimiento astronómico ciertamente no hace daño a nadie. Confieso que el artículo en cuestión puede haber parecido largo y difícil, y también es cierto que el idioma ‘astrologués’ es a veces bastante complicado de comprender y por eso puede que hayan quedado dudas sobre el asunto, ya que sigo recibiendo correos electrónicos pidiéndome aclaraciones. Suelo contestar que los signos astrológicos, pese a tener como base las constelaciones, no corresponden exactamente a éstas, toda vez que la interpretación astrológica de los signos es una disciplina diferente, que procura ‘leer las señales de los astros’ e interpretarlas con base principalmente en mitos, en arquetipos.
“La astrología está calcada en los mitos y los mitos son la revelación de la historia oculta y sagrada de la humanidad”.
En los correos que han circulado esta semana por los medios astrológicos, una frase me ha llamado la atención: “La diferencia entre la historia y el mito es que el mito siempre es verdadero”. Como decía Joseph Campbell en ‘El poder del Mito’, la humanidad necesita mitos y todas las culturas tienen los suyos. Recuerdo asimismo que en la antigüedad no había división entre ambas disciplinas. Fue solamente a partir del siglo XIX cuando se produjo la disidencia entre astrólogos y astrónomos: la visión mecanicista del universo prevaleció sobre la visión más mística, que llevaba al hombre a dialogar con Dios a través de los astros. Del mismo modo la ciencia, a lo largo de los siglos, discrepó en otras disciplinas e incluso la medicina actual ha acabado por olvidar que el hombre no debe ser examinado en partes independientes unas de otras, sino como un ser holístico, en el cual todas las partes están integradas entre sí. Ya he comentado sobre este asunto en varios temas de Astromedicina, que pueden encontrarse en mi Sitio Web personal.
En febrero de 1995 la revista de Folha publicó un artículo con el mismo título de Veja, “Guerra en las Estrellas”, donde relataba que una astróloga inglesa (cuyo nombre no recuerdo) había ‘descubierto’ una 13ª constelación ¡y desafiaba a los astrólogos a modificar el zodíaco para añadir un 13º signo! Como veis, el asunto no es novedad. Ahora bien, las constelaciones no se descubren: existen en número de 89, diseminadas por toda la bóveda celeste. Están formadas por grupos de estrellas que aparecen próximas unas de otras en el cielo (aunque estén a miles o millones de años-luz de distancia), las cuales, cuando ‘conectadas’, ¡forman la imagen de un animal, de un objeto o de seres ficticios! ¿De dónde han sacado los antiguos estas figuras? De la mitología, o sea, de los mitos. Algo que los científicos ciertamente desprecian. ¿Qué es mito? Es una narrativa de carácter simbólico, relacionada con determinada cultura. El mito procura explicar la realidad, los principales acontecimientos de la vida, los fenómenos naturales, los orígenes del Mundo y del Hombre, por medio de dioses, semidioses y héroes. ¡Estos seres, que dan nombre a las constelaciones, no son, por tanto, ‘científicos’, sino parte del imaginario colectivo! No obstante, todas las culturas se valen de este artificio: ¡chinos, hindúes, mayas, todos han desarrollado magníficos zodíacos, cada cual con sus animales y sus figuras mitológicas!
Y ¿qué hacen los astrónomos (no todos, es verdad)? Pierden su tiempo con trifulcas destinadas a excitar a los medios de comunicación y a crear confusión con los astrólogos. ¡Hasta le han robado a Plutón su cualidad de planeta para rebajarlo al estatus de ‘planeta-enano’! Si bien recientemente (Folha – Ciencia – de 17 de enero de 2011) el mismo astrónomo norteamericano, Michael Brown, descubrió que el planeta llamado Eris, que ha causado el rebajamiento de Plutón, no es más grande que éste como ellos pensaban. Por tanto, Plutón podría volver a estar considerado como planeta. Y Eris, qué sería entonces, ¿un planeta-enano también?
Por cierto, Eris, en la mitología griega era la Diosa de la Discordia. Muy propio, ¿no es cierto?
Y ¿qué importa todo esto a los astrólogos? Nada.
Apreciados lectores, sinteticemos, entonces.
El zodíaco, pese a tener como base las constelaciones, es un método interpretativo simbólico y la división del círculo zodiacal en 360º permite que cada signo tenga 30º, aunque las constelaciones sean más grandes o más pequeñas que estos 30º. ¡Algunas incluso ‘invaden’ el signo vecino!
Dividimos entonces el círculo zodiacal en 360º y posteriormente lo subdividimos en 4 partes que se vuelven a fraccionar en 3 elementos cada una. Así tenemos las cuatro estaciones del año, que se inician en el momento en que el Sol cruza la línea del ecuador celeste en el Punto Vernal, a 0º de Aries. Véase en la figura al lado. Por tanto, para la Astrología, todo ese clamor no importa, pues los mitos no cambian, ya que están basados en los arquetipos de la humanidad. ¡Tened la seguridad de que, a nuestro actual nivel de evolución, aún no tenemos mejor clasificación para la tipología humana que esa que nos ha enseñado esta disciplina milenaria llamada Astrología!
¡Tranquilo, nativo de Escorpio, tu regente aún es Plutón, y tu signo no ha cambiado, como tampoco han cambiado los demás signos y sus regentes!
Para finalizar, haré una comparación: cuando vas a un Pai de Santo y éste te dice que perteneces a tal o cual Orixa, ¿qué es lo que te quiere decir? ¿Que este Orixa (energía manifestada) gobierna tu vida? No. ¡Lo que te quiere decir es que tu energía y la de ese Orixa (que pertenece a la mitología africana) son análogas, se expresan y se manifiestan de la misma forma! Bueno, esto mismo es lo que ocurre con los signos y los planetas. Espero que este artículo haya ampliado la comprensión del lector y le haya ayudado a dirimir dudas sobre el tema.
Aguardo vuestros comentarios. Escribid y compartid vuestros pensamientos. Agradezco a Dios por sentirme cada vez más útil como instrumento de Su Sabiduría. Deseo a todos una semana llena de Luz, Paz y Armonía.
São Paulo, 4 de febrero de 2011