¿Ataques espirituales?
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 14/04/2010 16:19:44
por Maria Silvia Orlovas - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
A decir verdad, no me gusta mucho decir que creo en los ataques espirituales porque me parece que diciendo esto doy valor al mal. He aprendido que somos nosotros quienes valoramos las cosas y considero que no debemos supervalorar las cosas negativas que nos pasan, porque si damos mucho valor a lo malo, algo que ya es pesado o triste se convierte en cosa todavía peor. Pero he de confesar que sí creo en los ataques espirituales, aunque no me parezca que las personas sean siempre víctimas de las situaciones.
Los ataques existen, pero no somos víctimas. Somos participantes en los enredos de nuestras vidas. Claro que muchas veces nos gustaría escribir solo cosas buenas para vivir, pero ¿y aquello que ya fue escrito? ¿Y aquello que ya hicimos en Vidas Pasadas?
No podemos simplemente cambiar nuestra vida y olvidar totalmente que tuvimos un pasado. Contemplar la vida de forma más amplia explica muchas cosas, incluso los ataques espirituales.
Adriano, un cliente, vio que en vidas pasadas fue un gran caballero, un cruzado, ganó muchos combates, se hizo famoso, fue respetado y admirado por sus talentos, poderoso en su grupo y en esta vida tiene verdadera fijación por esa parte de la Historia. Así, cuando en una sesión apareció su vivencia de aquella época, lloró como un crío. Al final comentó que sentía añoranza del éxito de otrora porque hoy encontraba solo puertas cerradas, incluso los amigos no lo comprendían y lo consideraban arrogante, con lo cual no estaba de acuerdo.
El tiempo pasó y necesité servicios de telefonía. Ya que él trabajaba en eso, llamé al muchacho y cuál no sería mi sorpresa cuando el ingeniero de mi obra, hombre gentil y servicial, acudió a mí para decirme que no trabajaría con Adriano… ¿Por qué? Pregunté sorprendida, pues sabía cuán competente y confiable era.
María Silvia, ese muchacho tiene manía de persecución. Cuando le pedí algunas explicaciones y algunos ajustes, él dio mil explicaciones, dio mil vueltas, no hizo lo que le pedí y salió de la obra ofendido. ¿Cómo podemos trabajar con alguien así?
Como nada ocurre por casualidad, algunos meses más tarde Adriano vino a mí. Un poco cortado, pidió disculpas por haber abandonado la obra. Como ya conocía el asunto, me alegré de que abriese el diálogo y buscase ayuda nuevamente.
¿Por qué lo has hecho? Pregunté realmente interesada en la respuesta, pero no me sorprendí cuando él vino con un discurso sobre honra, sobre ser afrentado por el ingeniero, sobre ser incomprendido por las personas, por sentirse perseguido.
Fue impresionante cuántas cosas sufridas salieron de su mente y de su corazón. Parecía que el mundo estaba contra él.
En la sesión que llevamos a cabo aquel día, aparecieron escenas de persecución, guerra, atentados contra el honor y el pudor, y él como víctima, intentando defenderse y llevando las de perder. En el presente los dolores se repetían, él estaba prácticamente sin trabajo, la gente se alejaba de él sin que comprendiese el por qué, en fin, nada le salía bien.
Amigo lector, el caso de Adriano explica muy bien qué es un ataque. De hecho él arrastraba un mal karma; en el pasado hizo cosas mal hechas, se sentía superior y abusó del poder, siendo verdugo de muchas almas… sin embargo, desde hace muchas vidas, estaba viviendo la otra cara de la misma moneda. Se ha convertido en una víctima llena de pudores y honores, alguien que fracasa en la vida. ¿Cómo cambiar? me preguntó.
Saliendo de ese papel, contesté de forma objetiva. Pero está claro que le expliqué que las personas no siempre logran comprender qué es lo que hay por detrás de los infortunios y, de hecho, muchas veces son víctimas de lo que sucede, se sienten atrapadas en esa condición aun teniendo conciencia de que no es nada bueno permanecer en ella.
Todos nosotros necesitamos cambiar, trasmutar, crecer.
Adriano era víctima de su orgullo. En este caso, aparte de conocerlo y a sus Vidas Pasadas, también conocía a su verdugo que en ese momento era una persona estupenda, tranquila de lidiar, que en nada servía para el papel. El ingeniero, en cambio, era una persona exigente y ponderada que tenía su plan de acción y sus obligaciones. Adriano, pese a ser competente, no aceptaba órdenes y por eso, ciertamente, no supo lidiar con el desafío profesional. Y ¿cómo estaría él lidiando con otros puntos de su vida?
Los ataques espirituales se producen justamente potenciando el dolor en los puntos donde somos más frágiles, y el primer paso para la curación es reconocer nuestras fragilidades. El punto de Adriano era el orgullo…
Ten coraje y enfréntate a tu sombra, porque allí donde duele es exactamente donde está la cura. No siempre vemos nuestros problemas, pues no es fácil reconocerlos.
Cuando atiendo a las personas, se hace clara la presencia de energías intrusas, espíritus obsesores, fuerzas contrarias. Y precisamente por eso necesitamos tanto dedicarnos a los ejercicios de expansión de conciencia y perdón.
El perdón nos libera y a nuestros agresores.
Si ya no permaneces en la posición de víctima, incluso perdonándote por estar sufriendo, y asumiendo una postura positiva y auto-transformadora, no habrá espacio para el agresor. Sé humilde, ten deseos de mejorar.
La comprensión y el perdón son las claves. Perdónate y perdona a aquellos que te han hecho daño. No hay ataque que resista a esa fuerza. ¡Haz la prueba!
