Aunque tan dolorosas, algunas verdades son imprescindibles
por Rosana Braga em STUM WORLDAtualizado em 17/07/2006 13:29:57
Traducción de Teresa - [email protected]
Que la sinceridad y la transparencia en una relación son fundamentales, siempre lo hemos sabido. No obstante, yo misma ya he defendido los casos en que algunas verdades son innecesarias.
No he cambiado de opinión, pero tendré que – de la misma manera – defender las ocasiones en que, a pesar de dolorosas y difíciles, algunas verdades son imprescindibles y ayudan mucho a la comprensión de los sentimientos y a elegir caminos y actitudes.
Es común perdernos en los “yo-creía-que” y, así, concebir percepciones que no se corresponden con la realidad de los hechos y, especialmente, de los sentimientos. Algunas veces, nos parece que el otro siente o piensa de determinada manera, pero cuando nos abrimos para escuchar lo que él realmente siente y piensa, descubrimos que eran engaños e ilusiones lo que nos traíamos entre manos.
Claro que para llegar a ‘conclusiones’ más consistentes (aunque en el amor nada sea definitivo y todo pueda ser transformado) es preciso que la comunicación entre la pareja sea clara, sincera, amigable y absolutamente respetuosa. Mejor dicho, una verdad solamente debería decirse a partir de estas condiciones.
Sé también que las palabras son extremadamente limitadas en presencia de todo cuanto compone el amor, ya sea lo que está aflorado y perceptible o lo que está adormecido e imperceptible. Pero si son las palabras las que más nos acercan a la claridad, que podamos encontrar en ellas por lo menos una dirección a partir de lo que percibimos.
El ‘problema’ es que no siempre es bueno oír una verdad. Por el contrario, puede ser tan difícil que la mayoría de las veces preferimos no oírla. De algún modo, nos dejamos engañar con posibilidades fantaseadas e ignoramos lo obvio.
La verdad está justamente bajo nuestros ojos, pero nos negamos vehementemente a verla. Lo aplazamos cuanto nos es posible, hasta que llega el día en que ya no se puede disimular: duela lo que tenga que doler, es preciso plantarle cara, oírla, digerirla.
La sensación es la de que nos han dejado fuera de combate, la de que hemos llevado un buen puñetazo en la boca del estómago; pero aun así estoy segura de que algo muy bueno existe en medio de esta decepción, de esta gran desilusión: la posibilidad de tomar el próximo retorno, cambiar de dirección y comenzar todo nuevamente, apostando por un nuevo camino.
No siempre este nuevo camino significa una nueva persona. Algunas veces hay espacio para continuar apostando por la fuerza del amor. Sin embargo, en otras ocasiones, un nuevo camino significa realmente el final de una relación, de un encuentro, de una posibilidad. Porque, en fin, considero que ante los sentimientos siempre existe una oportunidad, pero ante la ausencia de ellos, ¿qué hacer?
Creo que esta pueda ser la verdad que más duele: la ausencia de sentimiento, ya porque se ha acabado o porque ni siquiera ha existido nunca. Y ante la nada, no hay nada que intentar, nada que rescatar. Está acabado.
Si tú te hallas ahora ante una verdad como esa – dolorosa, pero imprescindible – puedo imaginar lo confuso que te encuentras, perdido y sin saber cómo lidiar con el eco que ocupa tu mente y tu corazón.
Reaccionar inmediatamente puede no ser posible y no hay nada de malo en ello. Así, da preferencia al silencio y a la quietud hasta que consigas elaborar un modo de lidiar con lo que estás sintiendo ahora… Créeme: la respuesta viene cuando nos ponemos en disposición de encontrarla, de reflexionar y esperar a que llegue.
Y entonces será el momento de realizar tu opción. Más que preocuparte con las oportunidades de error y acierto, concéntrate en tu corazón y sé fiel a tus sentimientos. De esta manera, ¡puedes estar seguro de que lo que has hecho es lo mejor de ti!
Y, en cuanto a lo que no percibimos, nos restan miradas, suspiros, sonrisas, toques, sensaciones, lágrimas, silencios y entrelíneas que mucho pueden revelar, principalmente cuando las palabras todavía no son capaces de traducir lo que nos va por dentro.
Sí… lo sé, son muchos los detalles a considerar cuando lo que está en juego es una elección tan importante, es el camino por el que sigue tu corazón, es la dirección de tu presente, factor determinante para tu futuro.
Por tanto, ¿qué hacer cuando una verdad duele?
