Cada cual con su forma de amar...
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 06/12/2010 15:28:32
por Maria Silvia Orlovas - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Desde hace varios años trabajo con hombres y mujeres en Terapia de Vidas Pasadas y casi siempre la sesión es muy reveladora. Las personas se sienten cómodas para hablar de sus vidas, de sus elecciones y de su forma de amar. Por cierto, el amor da siempre mucho tema, porque las personas están siempre sufriendo a causa de él. A veces, porque aman demasiado y acaban sintiéndose rechazadas, lo cual hace que mucha gente se vaya de unas relaciones que consideran con poco o ningún sentimiento amoroso.
Pero ¿existirá una relación que realmente nos complete? ¿O será que a pesar de todo conocimiento, de toda apertura hacia cosas modernas, como relacionarse por Internet, todavía seguimos esperando el alma gemela?
Esta semana he atendido a varias personas en esa sintonía de carencia de amor y un profundo deseo de aceptación, que cuando no satisfecho se transforma en ira, resquemor y resentimiento.
Julia, psicóloga, persona exitosa, me contó que aún espera el amor, tras sobrepasar el tremendo número de 5 matrimonios. Claro que cada cual sabe de su mundo, de sus desafíos, de sus dolores. Inclusive he de decir que la terapia ayuda muchísimo a comprender que, de hecho, cada persona tiene su desafío en la vida. A veces, la persona es afortunada en alguna área, pero, en otras, anda patinando, sin lograr expresarse o sentirse completa y feliz. Era el caso de esa mujer, rondando los 50 años, de apariencia jovial que traía los ojos más melancólicos que yo haya visto. Objetivamente, no tenía motivos para ser tan triste, fue casada, fue amada, tuvo hijos, estudió, hizo una carrera…
La sesión mostró a una joven soñadora que descubre que su marido salía con otras mujeres; sin revelar que lo sabía, bajo la presión de un patrón antiguo de relación, en el cual las mujeres no tenían voz activa, ella calló y guardó para sí todos los desencantos. Hizo de cuenta que era feliz, pero se sentía totalmente amargada.
Juró venganza, pero en aquella vida nada hizo. Solamente siguió las convenciones. Esto explicó su forma de proceder en el momento actual, abriendo el corazón, acogiendo, casándose y después separándose, sin dar mayores posibilidades a entendimiento o transformación en la relación. Porque todas las relaciones pueden transformarse.
Es cierto que hoy la vida es diferente, y que podemos separarnos cuando no seamos felices, pero todo tiene un precio, un coste emocional, y hemos de pensar en los pros y en los contras. La vida está hecha de una secuencia de elecciones.
Lo que no podemos es fantasear con un compañero ideal, alguien que nos arrebate de pasión y que nos aporte todo aquello que no tenemos.
Esa historia de un amor que tiene que completarnos puede traer mucha decepción. Porque las personas son únicas, cada una tiene algo especial, y también tienen carencias y errores dentro de sí. Por ello, en un encuentro afectivo, cuanto más armonizados y trabajados en el sentido de la auto-aceptación, mejor. Porque dos incompletos, sufridores y carentes, sumarán personas complicadas, infelices y una relación condenada a muchos tropiezos.
El otro no tiene cómo aliviar nuestro dolor. Aquello que necesitamos resolver internamente es compromiso nuestro, y no debe ser un peso que transferimos a alguien para que lo resuelva.
Así, amigo lector, cuídate, ámate antes de esperar que el otro lo haga.
