Cambiando la vibración, evolucionando
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 27/04/2009 13:10:05
por Maria Silvia Orlovas - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Puede parecer que hablar de vibración sea algo poco palpable, algo diferente de la realidad objetiva, pero no lo es. Cuando la vibración es mala todos lo notamos, todos percibimos cuando sentimos alguna cosa negativa.
Alguna vez habrás advertido al entrar en un ambiente, de repente sentirte oprimido, pese a que el lugar está aparentemente tranquilo, claro, con buena circulación del aire, etc. Pues bien, no siempre claridad y ventilación aportan el bienestar necesario, aunque el aire sea el vehículo de la vibración que tocará nuestro corazón. Si por casualidad aquel día tenemos el corazón oprimido, afligido con nuestros asuntos, o estamos tristes por problemas que no logramos resolver, parece obvio que no nos sentiremos bien, y entonces cualquier ambiente externo puede causarnos desazón, desarmonizarnos.
Lo contrario también puede suceder cuando estamos felices y el ambiente nos trae tristeza. Conozco personas que no van a hospitales o velatorios por culpa de la energía que se emite allí y, claro, debido también a los encuentros emocionales perturbadores por ver personas sufriendo, por la muerte de alguien, etc. De hecho, no es una vibración buena o tranquila, pero quien ya se ha quedado en el hospital sabe lo importante que es recibir el apoyo de los amigos, de las visitas que traen aliento. Así, es importante aprender a lidiar con la vibración y vencer nuestros límites.
No somos víctimas del destino, ni de las situaciones. Podemos aprender a actuar en todos los momentos de forma positiva, pero también hemos de aprender a respetar nuestros límites. Cada uno de nosotros, mediante el auto-conocimiento puede aprender cuáles son sus limitaciones y debe también respetarlas. Si no sabes lidiar con el dolor, con la pérdida, debes procurar fortalecerte y comprender tus miedos. Porque en esta vida estamos de paso y las cosas cambian constantemente. Siendo así, no es saludable huir de las situaciones de estrés emocional que la vida ofrece. Podemos aprender a pasar por tales cuestiones sin cometer excesos.
Cambiar la vibración externa no siempre es posible, pero modificar la forma de valorar las situaciones es totalmente viable. Cuando empleas tu parte racional, dialogas contigo mismo, piensas en los pro y los contra de la situación, todo puede volverse más tranquilo, más ligero. Incluso en la convivencia familiar o profesional, que son los ambientes en que el estrés y la vibración complicada se perciben más. Pero si eres radical y deseas que todo siga dentro de tus reglas, naturalmente serás contrariado. Es preciso respetar el flujo de la vida, ponderar el momento de decir las cosas a las personas.
Si percibes que alguien no está bien, es preciso esperar el momento adecuado para tocar un tema de tu interés. Si notas que la persona está estresada y puedes no quedarte cerca de ella, no interferir, es sabio mantenerte lejos o, si estás cercano, permanecer callado. Así, las cosas no te afectarán. Observa cuánto puedes facilitar o dificultar tu vida pensando antes de actuar…
Como la vibración tiene que ver con el ruido, el silencio puede ser curativo. A veces hablamos mucho más de lo que deberíamos. Conozco personas que, simplemente, no soportan el silencio, pues no toleran escuchar sus propios pensamientos. Quieren mantener la mente ocupada porque los ruidos internos son intensos. Pero si tú no soportas aquello que va dentro de tu corazón, ¿cómo puedes suponer que alguien soporte tu compañía? ¿Te das cuenta cómo la mala vibración puede provenir de ti mismo? Y, entonces ¿qué es lo que estás atrayendo a tu vida, sino el reflejo de tus propias energías?
La meditación es fundamental para cambiar la vibración. Cambiar la vibración también quiere decir cambiar pensamientos, modificar la forma de ver la vida y de reaccionar frente a los problemas, pérdidas o contrariedades. No siempre funciona el protestar. Cuando protestas, cuando peleas por tus derechos o exiges cosas a los demás, principalmente a los que amas, estás comprometiendo la vibración y tu convivencia.
La práctica de la meditación ha de tener como objetivo principal tu iluminación, tu aproximación a Dios, pero el efecto colateral inicial positivo es una mente más tranquila y lúcida, lo cual se percibe inmediatamente. Y si logras guardar el silencio de la meditación durante un tiempo algo mayor, verás cómo tu vida se va transformando. Sentirás cada vez más fuertemente los beneficios de una mente más sosegada.
La vibración proviene de tu corazón. Si estás en una sintonía buena, incluso cuando vas a un lugar ruin, con energía triste y complicada, esta vibración externa no te quitará de tu eje, no te alejará de tu equilibrio. Pero no pienses que tú no te contaminas. Todo tiene su límite. Si frecuentas un ambiente perturbado, con bebida en exceso, palabras pesadas, maledicencia, ¿cómo puedes permanecer tranquilo cuando salgas de allí? No permitas que el ambiente externo dicte lo que eliges.
Ya decía el Maestro Jesús: “dime con quién andas y te diré quién eres…”
Esa máxima sigue siendo válida. Tú te contaminas con la vibración, al igual que la vibración te contamina a ti. Así, el cambiar la frecuencia vibratoria también suele alterar nuestras elecciones e incluso nuestros amigos. Esto es natural y evolutivo. Al fin y al cabo, a lo largo de nuestra existencia, se nos invita a progresar, a aprender y a dejar atrás aquello que no nos hace bien. En ese sentido, somos tal como catalogó Darwin: seres en evolución también en la vibración.
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