Caminata al aire libre
por Conceição Trucom em STUM WORLDAtualizado em 22/09/2008 19:37:09
Traducción de Teresa - [email protected]
He aquí una excelente oportunidad de disfrutar al máximo de una experiencia al aire libre, tonificando los pulmones, dejando respirar la piel y tomar (beber) sol (*). Cuando caminamos tenemos ocasión de energizarnos, de estimular la liberación de toxinas acelerando el proceso de nutrición y desintoxicación de la piel y de todo el organismo. Se trata de una actividad física extremadamente salubre.
El objetivo aquí no es correr o ser un contemplador pasivo. Ha de imprimirse un ritmo, con pasadas firmes y conscientes. Nada de conversar mientras caminas; nada de llevar auriculares; nada de teléfono móvil; aprovecha para observar la naturaleza, las flores, flora y fauna; percibe el suelo, la tierra, los colores, los aromas y los sonidos.
Recuerda que tienes que transpirar. Dejar salir por los pulmones y piel todos los gases, aires, olores y toxinas. Para ello hacen falta no menos de treinta minutos de caminata consciente. Durante la caminata procura estar presente y sincronizar ese momento con tus objetivos de salud y calidad de vida.
Proponte una frecuencia y respétala. Dos o tres veces por semana ¿está bien para ti?
Respirar & transpirar
Estados emocionales como disgusto, ansiedad, rabia, serenidad y felicidad tienen un efecto poderoso sobre las pautas respiratorias. Cuando estamos nerviosos o disgustados, sin darnos cuenta, dejamos de respirar de forma natural y ese patrón respiratorio inadecuado puede convertirse en una costumbre. Y con la respiración alterada se nos muda el color: la piel se vuelve pálida, amarilla, verdosa o enrojecida. Acto continuo se pone seca, sin brillo y vulnerable a hongos, picores y espinillas. Bien oxigenada se pone brillante, firme, sedosa, exuberante.
Cada vez que inhalamos, enviamos oxígeno a cada célula del cuerpo, incluso a las subcutáneas y a las superficiales de la piel. Cada vez que exhalamos, expelemos, por los pulmones y piel, residuos como el gas carbónico, otros gases, aceites esenciales (nuestro aroma de aquel momento) y otras toxinas. O sea, el sistema respiratorio es un órgano excretor del cual la piel forma parte evidente y sutil.
La respiración también funciona como eficiente mecanismo de defensa natural contra gérmenes, enfermedades y bacterias. Así, una respiración consciente, que permite el respirar, el dejar salir, es condición esencial para la salud de la piel.
Cuando estamos a bien con la vida deseamos la levedad, la sencillez, el despojarse de la mucha ropa, los muchos aderezos. Nuestra “presencia” pasa a ser tan sólo nuestra piel, aroma y color. Cuando estamos estresados o depresivos, poco interés tenemos (o tiempo nos damos) para estar al aire libre, con menos ropas, tomando el sol, lagarteando, cambiando de piel...
Pensando en pulmones, jamás cuestionamos pasar un día sin respirar. Sin embargo, pasamos días, meses e incluso años sin dejar respirar a nuestra piel, sin cuidarla o arreglarla. Al contrario, llenamos nuestra piel de sustancias tóxicas que le impiden este libre respirar: bien con productos de higiene personal (jabones, desodorantes, antitranspirantes, cremas, perfumes, etc.) o llevando ropas apretadas, lavadas con muchos productos químicos o hechas con tejidos sintéticos.
Para finalizar, la invitación es dejar que la piel respire, transpire, se liberte.
(*) La hora de la caminata, para evitar los rayos maléficos del sol, habrá de ser por la mañana, hasta las 10, o por la tarde, después de las 15 horas.