Campo Mental - Pensamiento y Sintonía
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 21/04/2010 15:23:05
por Guilhermina Batista Cruz - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
“El pensamiento, decíamos, es creador. No actúa solamente alrededor de nosotros, ejerciendo su influencia sobre nuestros semejantes para el bien o para el mal; actúa principalmente en nosotros, genera nuestras palabras, nuestros actos, y con él construimos el día a día, el edificio grandioso o miserable de nuestra vida presente y futura”.
Léon Denis, en “El Problema del Ser, del Destino y del Dolor”.
Cuando pensamos, expresamos siempre las ideas que aceptamos como reales para nosotros, y que habitan nuestro campo íntimo. Siendo así, creamos en torno a nosotros un campo propio de vibraciones mentales, que van a identificar el tenor de nuestros pensamientos. En el campo mental es donde situamos nuestra consciencia, dentro de la franja evolutiva en que nos encontramos. En los momentos de aflicción es cuando demostramos dónde la situamos y cuáles son las fuerzas y sentimientos que cautivan los repliegues más íntimos de nuestra alma.
Viviendo en franjas vibratorias diversas, conforme a la evolución espiritual que hayamos alcanzado, sintonizaremos nuestros deseos y sentimientos de acuerdo con ellas. Los pensamientos que emitimos y los que absorbemos nos hacen respirar el clima psíquico de que nos rodeamos, creando nuestro propio cielo o infierno particulares. Nuestra mente es algo así como la cabina de mando de nuestro Espíritu, y en ella reflejamos nuestros deseos, sentimientos y voluntades.
Y, según la franja vibratoria en que nos situamos, los pensamientos que emitimos podrán darnos fuerza, alimentarnos de optimismo y alegría o deprimirnos y anular nuestros deseos de vivir. Es a través de la mente, cualquiera que sea el plano en que estemos, como nos renovamos y crecemos para la comprensión mayor de la vida. En momentos de gran sufrimiento nuestras reacciones dependerán de dónde consigamos situar nuestro campo mental.
Si nuestra consciencia está muy presa a la materia y a las emociones desregladas, podremos sentir gran desesperación si perdemos a un ser amado por la muerte o por terminar una relación. Generalmente, sufrimos más a causa de nuestra actitud mental que por el problema en sí. Nos falta la identificación con los propósitos superiores para poder salir de nuestro campo mental restricto y tener el dominio necesario para enfrentar los sufrimientos y reveses de la vida con más discernimiento, calma y resignación.
Nuestra mente está constantemente recibiendo y emitiendo vibraciones, ya sean buenas o malas. Por medio de ellas nos ligamos a mentes encarnadas y desencarnadas que se sitúan en la misma franja en que vibramos y que lo mismo pueden ayudarnos que perjudicarnos. Sabedores de que estamos propensos a absorber energías, positivas o negativas, que interactúan con nosotros, hemos de tener mucho cuidado cuando nos ligamos a una idea obsesiva, principalmente si es de tenor negativo. Tenemos que salir de la franja vibratoria de los pensamientos negativos de rencor, egoísmo y desamor para con el prójimo.
Cuando expresamos un pensamiento en el cual creemos, éste adquiere fuerza y puede, inclusive, influenciar a otras personas, si se encuentran sintonizadas con la franja vibratoria en que han sido emitidos. Podemos asimismo ser influenciados por las “ideas” de los demás, y reflejarlas a través de corrientes mentales hacia todos aquellos que estén en la misma sintonía y vibren con los mismos propósitos. De ahí la necesidad del “orad y vigilad”.
Por proyectar nuestros deseos más íntimos a través del pensamiento y rodearnos de mentes que interactúan con nosotros, asimilando nuestras ideas o repeliendo nuestro modo de pensar, necesitamos, en nuestra actividad mental, poner todo cuidado y discernimiento para elegir a qué objetivos nos ligaremos y cuáles podrán formar parte de nuestro campo mental. Nuestras más simples actividades diarias podrán dar ocasión a conexión mental con mentes que transiten por la misma franja de vibración o estén situadas en ella.
El tenor de nuestras conversaciones, lo que leemos o vemos por televisión, son actividades que pueden inducir a conexiones con mentes situadas en determinada franja de vibración, las cuales podrán influir en nosotros positiva o negativamente. Pensar fijamente en algo desagradable o hablar constantemente de ello puede proyectar sobre otros o atraer hacia nosotros aquello que hemos creado, pudiendo entonces quedar sujetos a todas las consecuencias que esa influencia recíproca puede provocar.
Entonces, como responsables por los pensamientos que albergamos íntimamente y por ligarnos a las mentes que vibran al unísono con la nuestra, hemos de vigilar nuestro interior a fin de adquirir un ambiente psíquico mejor y conseguir romper las barreras que nos sujetan a determinadas franjas vibratorias que impiden nuestro desarrollo espiritual. Nuestro esfuerzo es importante para construir, con el contenido de nuestros pensamientos, un campo mental más propicio para nuestro ser.
Cuando aceptamos en nuestro interior una idea mala como verdadera, estamos ligándonos, mediante el proceso de asimilación de ideas, a las mentes que transitan en la misma franja vibratoria, que podrán reforzar tan fuertemente el tenor de negatividad de esa idea, que las consecuencias pueden ser imprevisibles para todos los implicados. Una mala idea solo persiste en nosotros por la aceptación que le otorgamos en nuestro interior, y por las ligaduras que establecemos con mentes sintonizadas en la misma franja vibratoria.
Es preciso ejercitar la voluntad para ultrapasar las circunstancias negativas, ya que la asimilación de las ideas malas es lo que nos hace estar sujetos a ellas. Para situar nuestro campo mental en niveles más elevados, es fundamental buscar el conocimiento, pues solo a través de la percepción real de lo que nos rodea y se interfiere en nuestros actos, es como desarrollaremos el raciocinio y el discernimiento, condiciones indispensables para ubicar nuestra mente en otras franjas.
Vamos a intentar modificar nuestro campo mental, elevando el tenor de nuestros deseos, pensamientos y actos, a fin de que sea factible para nosotros el salir de las pesadas franjas de vibración en que transitan mentes encarnadas y desencarnadas sujetas a los pensamientos y actos infelices que nos embridan, obligándonos a caminar durante un buen tiempo sujetos a ideas y actitudes que impiden nuestro crecimiento espiritual.
Emmanuel, en el libro Camino, Verdad y Vida, de Francisco Cândido Xavier, nos dice que Jesús presentaba el más avanzado recurso de dominio propio. Según sus palabras, su lección de dominio espiritual es profunda e imperecedera. Revela la necesidad de ser ‘nosotros mismos’, en los trances más escabrosos de la vida, con la conciencia tranquila, elevada a la Divina Justicia y de corazón fiel dirigido por la Divina Voluntad.
Paz y Luz a todos.
