¡Coloca paz en tu corazón!
por Rosemeire Zago em STUM WORLDAtualizado em 22/12/2008 20:53:38
Traducción de Teresa - [email protected]
¡Final de 2008! Todo final es una invitación a la reflexión. Pensamos sobre las conquistas, las decepciones, las alegrías, tristezas, realizaciones, en fin, hacemos un análisis de lo que hemos hecho y, principalmente de lo que no hemos hecho. Sumado a la Navidad, que por sí sola simboliza renacimiento, o sea, cambiar y renacer a una nueva vida.
La invitación a la reflexión es positiva porque hace pensar, pero ese pensar muchas veces trae recuerdos, evocaciones y añoranzas, principalmente, a aquellos que están lejos de los que aman o por haber perdido a alguien significativo. El deseo de volver a ver, de abrazar, de conversar, de estar juntos se hace presente y la nostalgia llega a doler. En ese momento, debemos recordar que el amor verdadero no se separa, no muere, sino que se sobrepone a cualquier otro sentimiento y para siempre permanece vivo.
En esta época, en general, cada ser busca ocupar su tiempo con todo y todos, menos consigo mismo. Por ser una época que sugiere la introspección, muchos se sobrecargan con las compras como forma de escapar, inconscientemente, a lo que sienten. Son los regalos, los adornos, la decoración, las comidas, bebidas, ropas, pero… ¿y los sentimientos? ¿Quedan a un lado, como si no existiesen? ¿Por qué mirar sólo hacia fuera? ¿Será que mirar hacia fuera y ocuparse con lo externo protege e impide la tristeza? Y ¿quién ha dicho que tenemos que estar felices en esas ocasiones? Por ejemplo, la tradición del intercambio de regalos ha perdido el sentido real. Este es un acto que demuestra, o debería demostrar, generosidad, amor, perdón y unión. Hoy, muchas personas lo hacen por obligación e hipocresía. ¿Qué valor hay en eso? ¿Qué valor hay en estar con las personas sólo porque es Navidad, pero que en el transcurso del año ni siquiera se acuerdan de ti?
Las convenciones establecidas de cómo se debe pasar la Navidad tienden a disminuir, permitiendo que cada cual busque pasar esa fecha según sus verdaderos valores y conforme a lo que le pide el corazón. Debemos, merecemos estar felices, pero como reflejo de lo que sentimos y no por mera convención. No hay nada en contra de los regalos, encuentros o ambientes alegres, pero es preciso poner en cuestión el verdadero sentido, bucear más en la profundidad del interior de los propios sentimientos, proporcionando así verdaderos encuentros.
¿Por qué en esa época del año todos se sienten más fragilizados y sensibles y para la mayoría es una época de mucha nostalgia? La Navidad por sí sola nos remite a la infancia, incluso aquellos que no han tenido una infancia feliz, esperaban anhelantes por el viejecito de barbas blancas y ropa colorada. Era una época en que se recibía (o no) regalo, había (o no) fiestas, alegría, personas. Había la magia del sueño. Todos se encontraban para celebrar. Con el tiempo, las personas van alejándose, yéndose al otro plano, los caminos se van distanciando, los sueños van quedando olvidados, así, ya no hay con quién conmemorar, ni qué celebrar y aquella alegría sentida va quedando distante de la que un día existió.
No debemos seguir patrones o hacer fiesta porque es Navidad, debemos sí estar cerca de los que amamos y, principalmente, de nosotros mismos. Debemos rescatar nuestros sueños, no esperando ya por el buen viejecito, sino creyendo en que cada uno de nosotros es capaz de vencer, de vivir, de ser feliz por lo que se es y no por lo que se tiene.
En esta Navidad y final de año, sustituye la tristeza por la alegría, la añoranza por los buenos recuerdos, la molicie por el cambio, los malos tratos por el cuidado, la agresividad por el cariño, las lágrimas por la sonrisa, el no creer por la fe y la esperanza, las rencillas por la unión, la culpa por el perdón, el odio por el amor. Y permite que estos sentimientos positivos perduren durante todos los días del próximo año, haciendo del 2014 un año totalmente diferente y maravilloso para ti. ¡Así, no solo coloca, sino siente la paz en tu corazón!
Después de leer este artículo, puedes hacer el siguiente ejercicio para empezar a proyectar cosas positivas para el próximo año. Cierra los ojos e imagínate en el día 31 de diciembre de 2013. El año no está equivocado, es este mismo. Haz una retrospectiva del año 2013 como si ya hubiese pasado y agradece todo lo bueno que has conquistado. Haz una carta para registrar todo lo que ha pasado en tu vida. Guárdala con mucho cariño y cuando llegue esa fecha efectivamente, lee y mira lo que realmente has conseguido realizar y acuérdate siempre de agradecer.
Como dice un trozo de la “Canción del Tercer Milenio” interpretada por Leonardo:
“Vamos todos a hacer que nuestro sueño ser realice
Nadie debe pasar por la vida sin suceder
El sol nace para todos, nadie quedará sin brillar
Y es por esas y otras que hay que
Agradecer…”
¡Celebra la Navidad y, por encima de todo, irradia la luz que existe dentro de ti en cada día del nuevo año que va a llegar! Y si yo pudiese dejarte un regalo, dejaría una simiente que empezase a germinar dentro de ti y poco a poco fuese contagiando a todos cuantos están a tu alrededor. Dejaría una simiente de los más nobles sentimientos… ¡Así, te dejo una simiente de amor!
