CÓMO CONTROLAR Y EDUCAR TU MENTE
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 13/01/2022 14:13:52
por Márian - Marta Magalhães - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Nosotros los seres humanos, cuando estamos en la tercera dimensión, actuamos en tres planos, el físico, el mental y el espiritual, formando una unidad para poder alcanzar la comprensión de nosotros mismos a través de la experiencia de la Vida. Siendo así, no podemos rechazar, ni la materia, ni la mente, ni tampoco su creación el ego, sino mirarlos como componentes básicos y complementarios de nuestro ser.
Somos, ante todo, conciencia, sabia, pura e inmutable, somos espíritu; pero mientras no despertemos para esa realidad, es decir, mientras continuemos engañados por la dualidad, tendremos que experimentar la tercera dimensión no sólo como medio de liberación, sino además, de realización. Solamente después de tomar conciencia de la Unidad de la que formamos parte, de vivir en favor de ella, de conformidad con la Voluntad Divina, estaremos libres de la rueda de las reencarnaciones.
Una de las cosas esenciales para ir hacia ese objetivo es deshacer la ilusión de la separación o dualidad, y la mente es la mayor responsable por la creencia que tenemos en esos patrones, por eso hemos de aprender a controlarla y a educarla.
La mente como instrumento de nuestra conciencia, tiene una capacidad tremenda, ella funciona como un receptor, un filtro, un catalizador, y es asimismo creadora. Ella es la que decodifica las informaciones que nuestro cuerpo experimenta a través de nuestros cinco sentidos y las convierte en sensaciones y sentimientos, que más tarde serán elaborados en formas-pensamientos, que crean entonces una supuesta realidad para nosotros. En resumen, la mente es la madre de nuestros deseos, apegos e ideas que tenemos sobre nosotros mismos, ella es la creadora de nuestro ego, y puede ser favorable a nuestro progreso o no, dependiendo de cómo reaccione.
Sabiendo que nuestra mente es la intermediaria entre el cuerpo y el espíritu, y que es un instrumento muy importante para nuestro progreso, tenemos que mantenerla limpia y educada para que actúe siempre positivamente, equilibradamente y evolutivamente. En realidad el estado meditativo es nuestra condición natural de ser, pleno de paz y sabiduría, pero lo hemos ido olvidando debido a los apegos, creencias, deseos, prejuicios y aversiones que la mente iba creando en el contacto con el mundo exterior. Al envolvernos con las cosas externas, nos dejamos llevar por las sensaciones y emociones, creando torbellinos de pensamientos a veces incontrolables, que pueden acabar causándonos enormes trastornos, como enfermedades y obstáculos en nuestro camino. De hecho, es el apego a nuestro ego, y a las ideas erróneas que albergamos sobre nosotros mismos, lo que causa el sufrimiento. Ante eso es necesario emprender algo que nos ayude a rescatar nuestro estado primordial de bienaventuranza, haciendo que la mente sea inmovilizada y educada.
Podemos lograrlo mediante la práctica constante de la meditación, un método científico y ancestral para alcanzar el control de la mente y establecer la conexión con el Yo verdadero, ese que está íntimamente ligado al Todo, a la Verdad, aquel que realmente debe guiarnos, nuestro maestro interior.
Con la meditación se entrena la mente, que ya no se dejará envolver por los llamamientos del "mundo", pasando a realizar su verdadero trabajo de intermediaria, la que trae a la conciencia informaciones reales, no ya ilusorias, sobre las experiencias vividas. Ella también pasa a dejar de interferirse en los comandos del Yo Verdadero. Pasa de supuesta comandante a comandada, tornándose receptiva a las emanaciones de la Totalidad, cumpliendo a partir de ahí su real papel evolutivo y creativo. Si está en libertad, consigue identificar al ego tan pronto como éste se manifiesta, y como está más fortalecida, ya no se deja caer en la "tentación", permaneciendo firme en el propósito de seguir siempre en el camino de la armonía, hacia la Luz.
Durante la práctica de la meditación conseguimos poco a poco despertar las virtudes y capacidades divinas latentes en nuestro yo interior, esenciales para enfrentarnos cara a cara con nuestro ego, aprendiendo a percibirlo para a continuación transmutarlo.
Hay varias técnicas meditativas, como el silencio, el control de la respiración, la concentración, la entonación de mantras, la concentración en Yantras y Mandalas, afirmaciones, oraciones, etc.
Empieza meditando unos 10 o 15 minutos al día, y después ve aumentando ese tiempo hasta encontrar la medida idónea para ti. Pronto empezarás a notar que tu mente está más serena y que se ha incrementado tu capacidad de percibir cuál es el significado mayor por detrás de las circunstancias de la vida. También tendrás más clareza, sensatez y discernimiento para lidiar con tus cuestiones internas, con tu trabajo y con tus relaciones. Adquirirás una perspectiva amplia y más clara de ti mismo y de la vida.