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Cómo lidiar con la frustración

por WebMaster em STUM WORLD
Atualizado em 30/07/2011 08:11:58


por Mauro Kwitko - [email protected]

Traducción de Teresa - [email protected]

La mayor parte de las personas que conozco, incluyéndome a mí, tenemos muchas frustraciones. En las conversaciones en el consultorio, en las clases, en las conferencias, con los amigos, después de que empezamos a quitarnos las máscaras, surgen las frustraciones. Recuerdo perfectamente cómo casi estropeé esta encarnación con las decepciones de mi infancia, de la vida que llevaba en la época, y me parecía que no había salida, que aquello era la cosa más importante de mi vida, que no había sido tal como yo hubiese querido, y no veía solución, ciertamente no había manera. Y me disgustaba, sentía rabia, me encerraba, mis pensamientos giraban en torno a aquello, era como si yo fuese prisionero de la frustración. Y ciertamente lo era.

Hice algunas cosas equivocadas, como las hace todo el mundo, la mayor parte de ellas debido a ese sentimiento. Y ahora, en este momento, en que estoy escribiendo un libro sobre el consumo de tabaco, bebidas alcohólicas, marihuana, cocaína, crack y otras cosas, me pongo a pensar en cuántas personas consumen esas sustancias perjudiciales debido a una frustración y, quizá, como yo en aquella época, sus pensamientos giren en torno a eso, no le ven la salida. Verdaderamente no hay manera y, entonces, la cosa es fumar, beber, viajar, ligarse, es morir (literalmente o poco a poco).

Tenemos cierta tendencia a contemplar más las cosas malas y desagradables de nuestra vida. Por ejemplo, en este momento en que me lees, tengo una estupenda noticia para darte: ¡no eres ciego! ¿No es eso algo espectacular? Y si oyes el bullicio de la calle y los ruidos de tu casa, tengo otra noticia increíble que darte: ¡No eres sordo! ¿No te parece que eso es una cosa fantástica? Y si estás sosteniendo este libro con tus propias manos, ¡eso significa que tienes manos! ¡Y brazos! ¡Dios mío, estás bendecido! Y si te entran deseos de comer o beber algo, o de hacer pipí o popó, y consigues levantarte y llegar a la cocina o al baño, significa que eso lo has logrado con tus propias piernas y, entonces, ¡tú tienes piernas!

Digamos que alguien tenga una gran frustración porque no tuvo un padre como quería, sino un padre ausente, agresivo o fresco, un tipo así, con aquellas características bien marcadas, que causa a su hijo una frustración muy grande, un dolor enorme, un disgusto muy fastidioso, a veces una rabia terrible que se entremezcla con amor y ya ni siquiera sabemos lo que estamos sintiendo, en fin, un padre que actúa así con nosotros.
Todo lo que sentimos viene de un sentimiento de frustración muy fuerte, porque nos gustaría haber tenido un padre muy guay, como el padre de los demás, presente, cariñoso, consejero, ¡un padre perfecto!
Yo mismo llegué hasta casi la mitad de esta encarnación bastante fastidiado porque no tuve un padre perfecto, no era como yo quería que hubiese sido, me fastidiaba mucho, me disgustaba, me daba enojo, muchas veces he fumado, he bebido por culpa de eso. Que faena tener un padre así.
Yo he sido una más de las víctimas del mayor villano que existe suelto por la Tierra: nuestro Ego. No que él sea un malvadísimo, un mal carácter, un bandido, un asesino en serie, un psicópata, no, generalmente nuestro Ego es incluso buena persona, honesto, querido, bienintencionado, cuida de nosotros, nos protege, hasta crea muchos mecanismos de defensa para protegernos, para que nos volvamos solamente neuróticos sino nos podríamos psicóticos; nuestro Ego es todo lo mejor, solo tiene una cosa: es muy infantil y, como tal, muy egoísta. Hasta tres las primeras letras de la palabra "egoísmo" son esas: ego.

Veamos un ejemplo de frustración de una persona que quería ser una cosa en la vida y no lo consiguió. No le salió bien, porque no lo intentó, o ni siquiera se esforzó, o le faltó talento suficiente y apoyo, no tuvo dinero, o la vida no lo permitió; o cualquier otra disculpa de esas que nuestros Egos se han especializado en mentirnos y en las cuales fingimos creer. Al fin y al cabo es mucho más tranquilizador considerarse víctima de injusticia que ver la verdad y percibir que, si no fue posible, es porque ciertamente no era para que lo fuese. Y en el fondo de todo aquello, quien se sintió herida fue tu vanidad. Y no salió bien porque aún no era el momento, sino la vanidad llegaría a sobrepujar todos los límites e, inconscientemente, la vanidad no lo permitió, ya que ella ha venido para ser curada, y aquel éxito, ser aquello que tanto querías y soñabas, provocaría su exacerbación, impidiendo curarla. La frustración tiene por objetivo mostrar la vanidad que ha de ser curada; el éxito la ocultaría a uno mismo.
Y desde el punto de vista espiritual ¿qué es el éxito? ¿Qué es querer ser algo o alguien en la sociedad? Conozco personas que trabajan hace décadas en trabajos burocráticos o triviales y que fuman o beben o esnifan porque no les gusta lo que hacen, querían haber sido otra cosa, han matado su talento, sus padres o la vida no les han permitido ser lo que deberían haber sido, y tienen que sobrevivir y necesitan así de sustancias o medicamentos antidepresivos o ansiolíticos para soportar su vida, para poder vivir con esa terrible frustración. Nunca han reflexionado: ¿Quién es el que piensa así? ¿De quién es ese raciocinio? ¿De quién es esa frustración? De su Ego. Su Ego quería ser cantante, artista, atleta, médico, psicólogo(a), y otras cosas. porque los Egos están encantados de figurar, sobresalir va con el Ego, un trabajo anónimo, que no descuella, no agrada a nuestro Ego, ¡lo que él quiere es brillar!

Y mientras otras muchas personas matan sus días por trabajar en algo que no les gusta y sus noches y fines de semana por querer liberarse de la frustración, su Yo Superior y sus Mentores Espirituales se les quedan mirando, lamentando que no puedan ver que son prisioneras del comando de su Ego y van a morir abrazados a él. Después de desencarnar, cuando salgan del cuerpo, y vayan al Mundo Espiritual, recordarán cómo es la vida allá arriba: mucho estudio para aprender cómo ser mejor y más útil a los demás y mucho trabajo, teniendo por objetivo el bien común. Y ahí aparece quién ayuda más, quién más se destaca, quién es mejor de corazón, se evidencia quién es más amable y caritativo. Y no hay tabaco, bebida alcohólica, marihuana, cocaína, crack u otras cosas. Si quieres algo de eso, tendrás que bajar a la Tierra, a ser obsesor de alguien que los consuma, o ir al Umbral, allí está lleno de eso.Tenemos mucho tiempo por delante, miles de años para emplearlos de modo competente, pero es preciso comprender que creer en la Reencarnación no nos transforma automáticamente en reencarnacionistas, decir que se es Espírita o Umbandista o Budista o de cualquier otra religión reencarnacionista y no procurar seguir en el día a día las enseñanzas de Jesús, de Buda, y de otros Avatares que Dios nos ha enviado para mostrarnos el Camino Verdader


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