Como ocuparse de si mismo
por Bel Cesar em STUM WORLDAtualizado em 23/10/2011 11:57:48
Traducción de Silvana Partucci - [email protected]
“La manera como actúas cuando estás solo afecta el resto de tu vida”, le dijo Chögyam Trungpa Rinpoche a su hijo antes de salir hacia un retiro de meditación.
En general, tenemos (o creamos) pocas oportunidades para estar solos. Estamos tan viciados en los estímulos del mundo externo que automáticamente nos ligamos a estos aún cuando estamos a solas.
Cada uno sabe lo que hace para mantenerse ligado al mundo externo cuando está solo: ver televisión, hablar por teléfono o entrar en el Facebook… El punto es que la manera como nos ocupamos de nosotros es lo que nos lleva a tener experiencias de placer o de dolor con el mundo externo.
En general, dejamos la mente suelta como un caballo salvaje que corre según sus hábitos e instintos. Si estamos habituados a sentir emociones negativas como rabia, miedo, celos, no nos damos ni siquiera la chance de sentir algo como confianza, empatía o fuerza de superación. Ya nos sentimos derrotados en el primer golpe.
El secreto está en saber consultarse internamente antes de actuar impulsivamente. Cuando tomamos las riendas de nuestra mente sin frenos, desarrollamos la capacidad tanto de intuir como de discriminar los sentimientos que debemos seguir y redirigir aquellos que nos llevan a actuar generando más sufrimiento.
Jack Kornfield describe en su libro “Psicología do Amor” (Ed. Cultrix) los cuatro principios transformadores que el budismo nos inspira a seguir delante del dolor emocional: reconocimiento, aceptación, investigación y no identificación.
Por ejemplo, cundo estamos irritados. El simple hecho de reconocer nuestra irritación como un asunto de ámbito interno ya nos libera de las expectativas ajenas de nos calmar.
La irritación es la energía mal parada, mal elaborada, mal dirigida. Nuestra mente esta oprimida, sin espacio, sofocada. Sentimos calor y palpitaciones en el corazón. Cualquier estímulo surge como una provocación: ¡queremos distancia, espacio y tiempo! Al darnos cuenta de nuestra irritación como algo que precisamos resolver “en nuestra propia casa” pasamos de un estado estancado hacia la libertad de poder cambiar.
Una vez que reconocemos donde estamos, no sirve querer salir corriendo, como si fuese posible huir de nosotros mismos. Al aceptar lo que percibimos que está sucediendo en nuestro interior, adquirimos un estado sutil de relajación que nos da condiciones de mirar más claramente donde nos encontramos.
En este sentido, aceptar no significa acomodarse a la situación, pero, si, posicionarse delante de un nuevo punto de partida.
Cuando recuperamos la capacidad de quedarnos delante de la emoción destructiva, podemos observarla. Investigar significa mirar más plenamente tanto lo que pasa en nuestro cuerpo como en nuestra mente.
Cierra los ojos para percibir mejor la parte del cuerpo que está más afectada con el sentimiento de irritación. Mientras respiras, focaliza esta región, abriéndote para ver los pensamientos y sensaciones que surgen espontáneamente. En la medida en que reconocemos nuestro sentimientos, nos abrimos nuevamente a aceptarlos. En seguida, investigamos la naturaleza impermanente de esas emociones. ¿Será que esta experiencia es tan solida cuanto la que estamos sintiendo? Sabemos que la irritación es un estado pasajero, por más largo que dure. Al investigar como nos fijamos a esta experiencia, pasamos a comprender como salir de ella.
En el momento en que dejamos de agarrarnos a la emoción negativa como nuestra única posibilidad de existencia, pasamos a no identificarnos más con ella, así, completamos el ciclo de transformación.
Jack Kornfield, aclara: “la no identificación significa que paramos de considerar la experiencia como “mía”. Nosotros vemos como nuestra identificación crea dependencia, ansiedad y falsedad. Al practicar la no identificación, adquirimos en relación a cada estado, experiencia e historia:” ¿Eso es lo que realmente soy?” Vemos el carácter provisorio de esa identidad. Entonces, estamos libres para renunciar y reposar en la propia atención”.
Siguiendo estos cuatro pasos, podemos tornar en verdaderos estados de transformación nuestros momentos de soledad!