¡Cómo reconquistar un amor perdido!
por Rosana Braga em STUM WORLDAtualizado em 19/01/2015 10:14:52
Traducción de Teresa - [email protected]
¿Tu relación ha terminado y no te conformas? ¿Quizá hayas cometido algún error y el otro no te ha perdonado? ¿O quizá haya sido el otro quien se ha equivocado y se ha ido, pero aún así quieres otra oportunidad?
¿Tienes la impresión de que nunca más podrás amar a alguien como has amado a esa persona que se fue? ¿Quieres reconquistarla? ¿Quieres empezar de nuevo, y esta vez hacerlo de otro modo, hacerlo mejor? ¿Tu sensación es que esta historia no ha terminado?
En primer lugar, trata de darte cuenta de que una relación no se acaba de la noche a la mañana. Ciertamente, varias pequeñas (o incluso grandes) señales indicaban que algo no iba bien. Y vosotros lo ibais llevando, disimulando, aplazando decisiones, eludiendo conversaciones y apostando a que la cosa se resolvería por sí sola.
Cuando os quisisteis dar cuenta, estabais así: separados. El otro ya no quiere y se ha ido. Todo está terminado. Y entonces llegó la desesperación, el miedo, el vacío. Quizá cierto arrepentimiento, o lo que es peor, aquella sensación de realmente no comprender por qué había de ser así, tan radical, ya que aún amas. O supones que amas.
En fin, inmerso en el más terrible e insano dolor – el del abandono – pierdes la noción de la realidad. En vez de respirar, acudir a un amigo, desahogarte, dar tiempo al tiempo y confiar en la sabiduría del Universo, enloqueces en la tentativa de hacer que el otro replantee su decisión y vuelva. Quieres retomarlo donde lo habéis dejado o rehacer la historia, a toda costa. Lo que no percibes es que esa dinámica puede costarte mucho más de lo que imaginas o de lo que puedes pagar.
Entonces, te sugiero que observes algunos importantes detalles en este escenario de dolor. Reflexiona sobre ellos y, de modo más claro y consciente, descubre qué hacer, cómo hacer, por qué hacerlo y, sobre todo, si de veras vale la pena hacerlo.
Seguidamente, incluso para lograr ver mejor todo lo ocurrido hasta ahora, toma una hoja de papel y un bolígrafo y empieza a dibujar un mapa de esa relación, sin tener en cuenta el tiempo que ha durado.
Si sucedió algo específico para que se produjese la ruptura, divide el papel en “AA” y “DA”, o sea, antes de ese acontecimiento que ha desembocado en vuestra separación y después del mismo. Y escribe cómo era la relación. También puedes dividir el antes y el después en dos partes: de un lado, escribe lo que era bueno y del otro, escribe lo que te hacía sentirte insatisfecho en cada una de esas dos fases.
Intenta ser lo más fiel y equilibrado posible en la descripción. Recuerda que el hecho de estar sufriendo por la pérdida de esa persona hace que tiendas a aumentar los recuerdos buenos y a olvidar o empequeñecer los malos. No te engañes a ti mismo. No tires por la borda esta ocasión que la vida te está dando, de aprender con todo eso, y poder elegir algo que realmente tenga que ver con lo que deseas para tu vida.
Al final, revisa lo que has escrito, haz los ajustes necesarios y guarda el papel por tres noches seguidas. Durante esos días, no intentes una reaproximación. No mandes mensajes, no llames por teléfono. Es tu tiempo. Tiempo de despertar para tu verdad. En la mañana del cuarto día, en un sitio tranquilo, relee con mucha calma todo cuanto habías escrito, ¡y toma tu decisión!
Sabiendo que no existen relaciones ni tampoco personas perfectas, y considerando que la medida correcta será aquella que coincida con tus deseos más profundos y con tus valores acerca de lo que es respeto, confianza y admiración, respóndete a ti mismo: ¿vale la pena luchar por ese amor? ¿Es esa la clase de relaciones que quiero tener? ¿Es con una persona así, con ese carácter y esa personalidad, con quien quiero pasar los próximos años de mi vida?
Si la respuesta fuese un sí, llénate de amor propio y consciencia ¡y haz lo mejor de ti! Muéstrale por qué consideras que merecéis una nueva oportunidad y cuéntale todo cuanto estás dispuesto a hacer para que podáis entenderos; y ten la seguridad de que si aún hay amor, saldrá bien. Si no sale, es porque realmente no tenía que ser. ¡Al menos, no por ahora!
Pero si la respuesta fuese no, entonces aprende lo que tengas que aprender y sigue adelante. La vida no se detiene hasta que tu corazón está listo para volver a empezar. Incluso porque es en el ejercicio de vivir como él se rehace. Ábrete a lo nuevo y, cuando menos lo esperes, descubrirás que lo mejor estaba por venir.
