Compasión
por Elisabeth Cavalcante em STUM WORLDAtualizado em 05/01/2011 09:45:26
Traducción de Silvana Partucci - [email protected]
La forma más elevada de amor que el ser humano precisa aprender a manifestar es la comisión. No es algo fácil de comprender y, principalmente, vivenciar.
De un modo general, entendemos la compasión como la capacidad de sentir el sufrimiento del otro y desear sinceramente aminorarlo. Pero ella tiene un sentido mucho más amplio y representa el transbordar de la energía amorosa que, una vez despierta, se vuelve tan intensa que precisa ser compartida sin restricciones.
La compasión no tiene un objeto específico al cual se dirige, ella se vuelve simplemente disponible a quien quiera que pueda estar a su alcance. Y si es autentica y verdadera, debe antes de todo dirigirse al propio ser que la generó.
De nada sirve desear compartir amor si no somos capaces de nutrirnos a nosotros mismos con esta energía. La falta de autoestima y del reconocimiento de nuestro valor, resultado de experiencias que nos son impuestas por el mundo exterior, hace que no nos consideremos merecedores de amor.
Mientras no estemos plenamente colmados por nuestro propio amor, seremos incapaces de entregarlo en profundidad a quien quiera que sea. Podemos, si, creer que estamos amando, pero, este amor dirigido al otro, la mayoría de las veces, tiene el objetivo de garantizarnos que él reconozca y apruebe nuestro valor.
Cuando ese amor es recusado, perdemos el eje y nos sumergimos en la desesperación, por la ilusión de que solamente el otro podría llenar nuestro vacío interior. Amar a si mismo es la única defensa contra este riesgo que todos corremos, mientras no descubrimos en nosotros la fuente infinita e inagotable de amor.
LA COMPASIÓN ES TERAPÉUTICA
…En la compasión, tú simplemente das. En el amor, estas agradecido porque el otro te dio alguna cosa, En la compasión, tú estas agradecido porque el otro recibió alguna cosa de ti, porque el otro no te rechazó. Tú has venido con energía para dar, viniste con muchas flores para compartir y el otro te permitió, el otro estaba receptivo. Tú estas agradecido porque el otro estaba receptivo.
…Tú simplemente distribuyes porque tienes. Tienes tanto que si no lo distribuyes, te sentirás sobrecargado. Es exactamente como una nube cargada que tiene que llover. Y la próxima vez cuando una nube este lloviendo observa atentamente y siempre oirás, cuando la nube este lloviendo y la tierra absorbiendo, siempre escucharás a la nube decirle a la tierra “muchas gracias”. La tierra ayuda a la nube a descargarse.
Cuando una flor abre, ella tiene que compartir su fragancia al viento. Eso es natural. No es una especulación, no es un negocio. Eso es simplemente natural. La flor está repleta de fragancia. Que hacer? Si la flor guarda la fragancia para si misma, ella se sentirá muy muy tensa, en angustia profunda.
La mayor angustia es cuando no puedes expresar, cuando no puedes comunicar, cuando no puedes compartir. El hombre más pobre es aquel que nada tiene para compartir, o aquel que tiene para compartir pero que perdió la capacidad, el arte, la manera de cómo compartir, ahí el hombre es pobre.
…El hombre de compasión es el hombre más rico, el está en la cima del mundo. Él no tiene ningún confinamiento, ninguna limitación. Él simplemente da y sigue su camino. Él ni siquiera espera que le digas muchas gracias. Con tremendo amor comparte su energía.
…Para ser compasivo es necesario que se tenga en primer lugar, compasión por si mismo. Si no te amas a ti mismo, nunca serás capaz de amar a alguien. Si eres amigable contigo, no conseguirás ser amable con nadie más.
…Cualquier cosa que seas contigo, serás con los otros. Deja que eso sea un dictado básico. Si tú te detestas, irás a detestar a los otros. Y te ha sido enseñado detestarte a ti mismo. Nadie jamás te dijo: “amate a ti mismo”.
…El primer paso es: acéptate como eres. Abandona los “debes”. No cargues ningún “debes” en tu corazón. No es para que seas nada diferente de lo que eres. No es de esperar que hagas algo que no pertenece a ti. Tú existes para ser exactamente tú mismo.
…Cuando no estás intentando volverte otro, entonces, simplemente relájate y una gracia surge. Entonces estás lleno de grandeza, esplendor y armonía, porque ahí no existe ningún conflicto. Ningún lugar para ir, nada por lo cual pepear, nada para forzar ni para obligarse violentamente. Tú te vuelves inocente.
En tal inocencia, sentirás compasión y amor por si mismo. Te sentirás tan feliz contigo mismo que aunque venga Dios y golpee tu puerta y te diga: “Te gustaría volverte ora persona?” tú dirás: “Te has vuelto loco? Yo soy perfecto! Gracias y nunca más intentes hacer eso, yo soy perfecto como soy”.
…Sé apenas tú mismo y recuerda que no puedes ser ninguna otra cosa, hagas lo que hagas. Todo el esfuerzo es fútil. Tú tienes que ser simplemente tú mismo.
…Muévete lentamente, alerta, observando, estando amoroso. Si eres sexual, no digo para abandonar el sexo; lo que te digo es que lo hagas más alerta, hazlo con un rezo, hazlo meas profundo, así el puede volverse amor.
Si tú estás amando, entonces, hazlo con meas gratitud, trae una gratitud, una alegría, una celebración y una oración más profunda al amor, trae meditación hacia él, así el puede volverse compasión.
A no ser que la compasión haya sucedido para ti, no pienses que viviste correctamente, o que viviste de alguna manera. Compasión es el florecimiento, Y cuando la compasión sucede para una persona, millones son curadas.
Cualquiera que llegue a su alrededor será curado. La compasión es terapéutica”.
OSHO