¿Con qué máscara voy?
por Rosemeire Zago em STUM WORLDAtualizado em 14/02/2015 10:46:34
Traducción de Teresa - [email protected]
Estamos en Carnavales y los disfraces y máscaras se hacen presentes en esta época del año. Aunque hoy quiero hablar de otro tipo de máscaras, esas que utilizamos todos los días, sin darnos cuenta siquiera.
Fue durante la Grecia antigua cuando surgieron las máscaras teatrales.
Pero no podemos hablar de máscaras sin referirnos al concepto de persona, término derivado de la palabra latina equivalente a máscara, que se refiere a las máscaras usadas por los actores en el drama griego para dar significado a los papeles que estaban representando. Las palabras “persona” y “personalidad” también tienen relación con ese término. O sea, la palabra personalidad viene de persona, que significa máscara.
Personalidad> persona> máscara
En la Psicología Analítica (Jung) la persona indica un aspecto de la personalidad, la imagen con que una persona se muestra al exterior, la actitud que asume como respuesta a los otros y a las situaciones.
No podemos confundir identidad con personalidad. La identidad es del individuo, propia y singular. Personalidad significa aquello que representamos ante una sociedad y relacionarnos con los demás.
Empezamos a desarrollar nuestras máscaras muy tempranamente. Éstas se forman por las necesidades emocionales no suplidas en los primeros años de vida. Como cuando el niño intenta portarse bien, siendo “obediente” para recibir aprobación de sus actitudes. Mientras crece, poco a poco se desarrolla esa persona/máscara, que estará presente en su profesión y en sus papeles de vida. Pero con ello podemos olvidarnos de nuestro verdadero yo, el self. Creer que somos esa máscara nos hace perdernos de nosotros mismos. Cuando sucede que la persona se identifica con la persona, por falta de autoconocimiento, su mundo se vuelve vacío, superficial, sin contacto con su vida interior.
No es fácil identificarlas, pero puedes empezar pensando acerca de tus necesidades emocionales... ¿sabes cuáles son? La más común es la necesidad de reconocimiento y aprobación, y para obtenerlos empezamos a agradar, inicialmente a los padres, después a los profesores, amigos, cónyuges, con la necesidad inconsciente de ser aceptado y amado. Cuando la necesidad no se ve suplida, la máscara se fortalece más y más, en una búsqueda externa, incesante y frustrante, como muestra el texto a continuación.
Es importante entender que todos nosotros tenemos máscaras, y que éstas son esenciales para nuestra salud mental, pero la mayoría de las personas no las reconoce, y las usa sin la menor conciencia de su existencia. Tan importante como tener conciencia de nuestras máscaras es saber cuál usar según la situación, como un actor con sus personajes. Lo que hace posible el reconocimiento de las máscaras que utilizamos es el análisis, cuyo proceso tiene como objetivo hacer conscientes ciertos contenidos inconscientes, y así elevar el autoconocimiento. Cuanto más conscientes nos hacemos de quiénes somos verdaderamente por medio del autoconocimiento, más se reducirá la acción de las máscaras en nuestra vida. Tú puedes y debes continuar usándolas, pues necesitamos de esas máscaras todos los días, ¡pero una elección consciente, y ya no inconsciente, de cuál máscara debe ser utilizada en las distintas situaciones, ciertamente marcará toda la diferencia!
Sigue a continuación uno de los mejores textos para describir el papel de las máscaras en nuestra vida. ¡Léelo y reflexiona!
MÁSCARAS
Gilbert B. Lazan
Cada vez que pongo una máscara
para ocultar mi realidad,
fingiendo ser lo que no soy,
lo hago para atraer al otro
y pronto descubro
que sólo atraigo a otros enmascarados
alejándome de los otros debido a un estorbo:
La máscara.
Lo hago para evitar que los otros
vean mis debilidades
y pronto descubro que,
al no ver mi humanidad,
no pueden quereme por lo que soy,
sino por la máscara.
Lo hago para preservar mis amistades
y pronto descubro que,
cuando pierdo un amigo,
por no haber sido auténtico,
realmente no era mi amigo,
y sí de la máscara.
Lo hago para evitar ofender a alguien
y ser diplomático
y pronto descubro que aquello que más ofende a las personas,
de las cuales deseo ser íntimo,
es la máscara.
Lo hago convencido de que es lo mejor
que puedo hacer para ser amado
y pronto descubro la triste paradoja;
lo que más deseo obtener con mis máscaras
es, precisamente,
lo que no consigo con ellas.