Confesiones Reveladoras
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 14/11/2008 17:53:10
por Wilson Francisco - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
“Lucas ha cumplido diez meses y ya es un chavalito muy interesante y despierto. Percibo que él es muy sensible al ambiente y a las personas. No sé si te acuerdas. Te conté sobre las visiones, aún en la maternidad. Antes de recibir el alta tuve pesadillas durante la noche; cuando despertaba, veía murciélagos en el techo de la habitación y cuando volvía a dormirme soñaba repetidamente con la puerta de un calabozo, una reja y una escalera que bajaba a una prisión secreta. Parecía en una época muy antigua, medieval.
Pues bien, yo oro a Jesús en busca de esclarecimientos sobre estos sucesos y en una de esas oraciones tuve nuevamente la visión de la puerta de ese calabozo, era muy real. Yo era un hombre, un cura, un obispo, no sé bien qué jerarquía de la iglesia católica, sólo sé que era alguien importante. Ese sacerdote bajaba las escaleras y allá en el fondo del calabozo se encontraba presa otra persona (muy sucia, muy sufrida) que había sido abandonada allí, la sensación que tuve fue que de tiempos en tiempos ese cura visitaba a esa persona en la prisión. El preso parecía ser el hijo mío de la vida actual y el cura era yo. Fue una sensación muy rara para mí. La persona, mi hijo, murió en el cautiverio. Creo que puede haber sido una vida nuestra anterior.
Lucas es un niño muy guapo, alegre, pero a pesar de todo el amor que siento por él, su presencia me deja un poco asustada. No sé si se debe a mi inexperiencia como madre. Es un sentimiento que no sé explicar. Es como un misterio. No quiero que parezca que no lo amo, no es eso. Es como si hubiese algo por explicar.
Por eso, quiero rescatar esa situación dolorosa del pasado. Pero, a veces, confieso que todo esto me asusta, me preocupa.”
Situaciones como la que narra esta amiga, no son frecuentes, pero suceden. Una ventana del pasado se abre y nos topamos con una criatura extraña, un escenario distinto, entreverando o cubriendo la imagen de un ser querido y de nuestra casa. Realmente, la sensación es extraña, a veces da miedo.
En este caso, la madre revive escenas graves y violentas en las que puede haber estado envuelta en una vida pasada. Ella como cura, y el hijo actual, un hombre que había sido hecho prisionero en un calabozo.
Y ahora cabe una pregunta: ¿por qué el Universo desvenda esto y en un momento en que la mujer se siente tan frágil, o sea, precisamente en la maternidad. Y ¿cómo puede ella lidiar con lo que le fue revelado?
Verdaderamente, no es bien el Universo el que revela todo esto, como si eligiese a una u otra criatura, un acontecimiento u otro. Cada ser humano, en esta actual existencia, trae en su tesitura energética un mapa donde están grabadas las acciones de todo su tiempo existencial, incluso de otras eras, cuando el Espíritu migraba por otros reinos.
Y en un dado instante, hay como una sintonía, un punto de aproximación, una sincronía que nos remite a algún otro tiempo. Puede ser en esta o en otra vida.
¿Será esa sintonía un efecto punitivo? ¿Quién se está puniendo? ¿La madre, que trae en su intimidad una culpa, por no haber conseguido, como sacerdote, rescatar al preso? ¿El propio hijo, que había sido condenado y vuelve para tener la oportunidad de recibir de la madre el lenitivo de un regazo afectivo, de una protección curativa? O será que Dios pune a sus criaturas cuando éstas se desvían hacia el Mal.
No, no creo que Dios pune, hay siempre la ley de misericordia que nos remite a situaciones en que por más dementada que esté la persona, aún así, la Ley extiende sus manos y pone a la criatura fuera de los escombros de la maldad, mediante incontables oportunidades. Entonces, al final, ¿cuál es el motivo de esa revelación?
Una cliente, uno de estos días, se enfadó mucho conmigo, cuando le revelé que muchas de sus dificultades con su matrimonio y su familia se debían a interferencias de antepasados, de su infancia. Se disgustó de veras. Le pedí que reflexionase, que procurase rescatar su historia... Yo no tenía otro camino para ella.
A la semana siguiente, regresó diciendo que había charlado con su madre, la cual le había contado las dificultades que tuvo en el parto, los sinsabores vividos por ella y por otras mujeres de la familia, abuela, bisabuela, etc. y tal.
Ha dolido mucho, Wilson, dice ella; pero confiesa que salió del Instituto aliviada, indignada sí, pero mucho más ligera. Y ahora con las revelaciones de la madre, se está animando para recorrer ese camino, rescatando su historia, ver lo que puede ser modificado, dónde está ella repitiendo actitudes de las mujeres de la familia. Y ella indaga: ¿será de veras esa interferencia genética que mencionas o simplemente serán los comentarios de ellas, que están poblando mi atmósfera, llevándome a repetir sus caminos?
Le digo: tanto da, amiga. Lo importante es la revelación, es el primer paso, porque se pone de manifiesto lo que está oculto, esa sombra que ha quedado encapsulada, guardada dentro de ti y que dirige tus impulsos, pensamientos y acciones. La revelación, por sí sola, ya funciona como una válvula de escape de ese nódulo amenazador, descubriéndolo para que puedas, de una vez por todas, extirparlo, creando posibilidades de una vida diferente para ti misma y en un ámbito universal, es una oportunidad para que limpies la historia de las mujeres que componen toda tu genealogía.
Pues bien, hemos quedado de acuerdo en que es preciso que salga a flote lo que está escondido. Todo tiene que estar en relieve en nuestra vida. Es eso, sólo hay una cosa que puede curar nuestra vida y es esta: ten el valor de permitir que tu sombra surja, pero también deja que tus talentos revelen tus cualidades, no tengas vergüenza de decir todo lo que quieres y puedes realizar en la vida.
Ese procedimiento de ocultarse y esconder historias, ser la última de la fila, dejar a otros el espacio que te pertenece, es cosa de otro tiempo, en que la mujer era una sombra, acusada por el pecado original, acorralada por el hombre como una fiera que fuese preciso domesticar.
Hoy no, la mujer es un ser igual, con derechos y deseos plenos. Y por ello las revelaciones surgen, traídas por el dolor o por la determinación divina, o bien por la búsqueda de tu propia alma.
¿No lo has comprendido todavía? Pues sí, el Amor Divino es eso, Dios te ama, esta vida ha sido elaborada para ti. No hay otra u otro protagonista en esa historia, tú eres la pieza principal de ese rompecabezas. Piensa en eso. Tú no estás siendo punida, cuando todo acaba por salir mal en el matrimonio, en la relación con los padres, en la maternidad, cuando tú recibes en tu seno a tu hijo en condiciones extrañas. Todo esto forma parte de una ingeniosa idea divina, para rescatar lo que hay de sublime en tu alma. Y Dios sólo puede hacer esto cuando, a través de acontecimientos, rompe la cáscara del huevo, haciéndote surgir con el esplendor de tus alas.
Vamos, sal del capullo, deja de ver solamente el dolor, los sinsabores, transforma esos obstáculos en oportunidades. ¿Las piedras? ¡Ah! Las piedras están listas para transformarse en referencias para tu andadura.
Vosotras dos, vamos, dad un paso al frente. Ama a tu hijo, amiga mía, que se desvanezcan todas las manchas del pasado. Y, tú, que ahora miras tu historia, vuelve a hacer todo, cree en ti misma. Da la vuelta por encima. Haz el gran viraje.