¡Conflicto en la relación y cobardía!
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 08/04/2020 11:34:31
Autor Paulo Salvio Antolini
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Traducción de Teresa
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Estaban todos en conversación cuando de repente el teléfono sonó. La persona a quien iba destinada la llamada se mostró muy incomodada en tener que atender. Nadie hizo comentario alguno sobre su comportamiento. Al quedar a solas con la pareja que la recibía, abrió su corazón.
Estaba atravesando momentos cruciales y definitivos en su relación afectiva. Llevan más de treinta años juntos, su marido empezó a mostrarse distante y también áspero, por no decir hostil. La costumbre que tenían de sentarse al final del día en la terraza y charlar, de pronto dejó de suceder. Si ella intentase el diálogo, inmediatamente él la interrumpía agresivamente, y no permitía que la conversación progresase. Pero todos sus comportamientos eran hostiles. La conclusión a que ella había llegado es que él estaba creando una situación que, al hacerse insoportable, la obligaría a pedir la separación. Él sabía que ella lo haría y estaba "tensando la cuerda".
Otro caso, un empleado hábil y competente empezó a destacarse dentro de la organización. Su superior inmediato se sintió incomodado cuando el director de la división hizo menciones elogiosas a su subordinado. Empezó a considerar que esa persona era una amenaza, ya que en una de las conversaciones con el director, éste hizo alusión a la posibilidad de ascenderlo. Tal ascenso sólo podría ser para su propia función, era eso lo que él sospechaba. Pasó a tratarlo muy mal. Le mandaba hacer cosas que después decía no haber pedido. Siempre que podía, creaba situaciones embarazosas para su empleado. Éste se sentía cada vez más angustiado, y no soportando más tal situación, presentó su carta de dimisión. Su jefe tuvo dificultad para ocultar a los demás su contentamiento, pues consiguió lo que deseaba: que el otro dejase la empresa sin que nadie lo tuviese a él por responsable de ello.
Otros muchos ejemplos podrían ponerse, ciertamente vosotros lectores conocéis o incluso habéis pasado por eso: la manipulación que origina resultados deseados, pero no asumidos. A esto se da el nombre de cobardía. Cualquier otra explicación no pasa de mera tentativa de soslayar el hecho.
La cobardía revela flaqueza de espíritu, falta de coraje y miedo a responder por los propios actos o deseos. También se considera cobardía cuando alguien tiene mucha fuerza física y/o poder y la emplea contra personas más frágiles. Es un grave desvío de carácter. El cobarde es capaz de atribuir a inocentes la culpa de sus actos, teniendo por objetivo zafarse de sus responsabilidades. Librarse de enfrentar las consecuencias de sus decisiones y opciones.
Las marcas que dejan en las personas victimadas por esos comportamientos son profundas. La falta de honestidad y transparencia hiere, y mucho, a quienes pasan por eso. Cuando en una relación esto ocurre, ya sea en relaciones afectivas o profesionales, pasa cierto tiempo hasta que la persona afectada identifique lo que está sucediendo. Inicialmente no comprende lo que está pasando, se percibe tratada como si hubiese cometido algún error muy grave, habiendo ofendido mucho a la otra persona, que se manifiesta ofendida e indignada. Se produce como un entorpecimiento que la deja inmovilizada, más lenta en sus reacciones, pues el no comprender lo que ocurre la deja sin tener donde apoyarse.
A esa señora le faltó preguntar a su compañero "¿qué es lo que pretendes con esa actitud tuya?", y no permitirle huir de la respuesta. Saber que quien así procede va a intentar "estallar" es importante para no amedrentarse y recular, ya que es precisamente eso lo que él quiere.
El empleado que presentó su carta de dimisión fue entrevistado por el jefe de Recursos Humanos de la empresa y explicó que ya no le estaba siendo posible convivir con las órdenes y contraórdenes de su jefe. Transcurridos meses después de su desligamiento fue llamado por la empresa. Su antiguo jefe había sido desenmascarado y despedido. La invitación que se le hacía era a ocupar el lugar de éste. No lo aceptó, ya que estaba en una empresa donde, si bien ganaba menos de lo que se le ofrecía, había sido bien recibido y acogido desde el primer día. Su gestor lo admiraba y estimulaba en sus iniciativas, que en mucho estaban contribuyendo para los buenos resultados de la empresa.