Conflicto en tu opción sexual - Búsqueda Terapéutica
por Silvia Malamud em STUM WORLDAtualizado em 17/06/2010 12:25:33
Traducción de Teresa - [email protected]
Escenario 1 – Un muchacho aburrido de su relación de 5 años de noviazgo y, sintiéndose altamente oprimido, pasivo y agobiado por su pareja, decide hacer un recorrido por Internet en una búsqueda frenética de otras aventuras sexuales que puedan ofrecer más sentido a su vida. Por instantes, cuestiona cómo puede ser una persona tan activa en la relación sexual y, al mismo tiempo, pasivo en la relación con su pareja, teniendo además innumerables dificultades para imponerse, establecer límites, hacerse oír. Recuerda escenas y más escenas donde – absolutamente todo – tiene que ser conforme a las exigencias de su novio y de qué manera acaba por someterse a ello.
Sin comprender los motivos que lo llevan a este doble patrón de comportamiento, en el cual, en algunos aspectos se hace activo y en otros sumiso, cuestiona si podría ser alguna culpa desconocida, baja estima, etc. Afligido y pese a conocer su modo de funcionar, no percibe ninguna respuesta interior transformadora de su realidad.
Escenario 2 – Una joven, notando que había algo muy equivocado en su vida, revela que pese a estar con el mismo novio desde hacía años, solo siente placer sexual cuando ambos se abofetean violentamente. Cuenta que en sus otras relaciones le pasó lo mismo. Antes imaginaba que solo era una idiosincrasia suya y de las parejas que había encontrado, hasta que sus peticiones de violencia, en el momento del sexo, le hicieron sospechar que quizá pudiese pasar por algún peligro mayor. Algo como perder la noción, llegando a lastimarse de veras. Le parece interesante que en su trabajo es tenida por discutidora, una que no se lleva los desafueros a casa. Por fin, percibe un patrón suyo de violencia en el aire, manifiesto prácticamente en todas las áreas de su vida. Solamente no entiende cuál es el motivo de todo ello, además de no conseguir romper este ciclo de comportamiento viciado.
Escenario 3 – Un hombre de 36 años pide auxilio porque está harto de que sus relaciones solo duren un año escaso. Cuenta que según va pasando el tiempo, su enorme angustia va en aumento y, como resultado de ello, empieza a buscar otra pareja. Siente necesidad de alguien fijo, desea constituir una familia, pero da cuenta de ese hecho y no sabe el motivo.
Revela también que le encantan sus aventuras afectivas. El problema es que después de algunos meses en esa relación se ve acometido por un vacío inexorable, y en ruta de fuga parte para nuevas búsquedas. Sospecha de si sus búsquedas afectivas tienen por objeto llenar un vacío nunca colmado… Tiene un trabajo totalmente impersonal, en el cual hace contratos y trata a las personas que en ellos intervienen solo durante algunos días o semanas. Le gustan mucho las veladas, los coches de moda y tiene su vida enchufada a Internet…
Lo que queda claro aquí es que la mayoría de las veces nuestras opciones sexuales y otras no son tan conscientes como nos gustaría que fuesen. O hasta se cuestiona qué es lo que puede ser concebido como normal o como patológico. Somos fruto de lo que muy precozmente entendemos como el mejor modo para existir y acabamos por simbolizar esta comprensión de modo inconsciente a través de nuestras más variadas relaciones afectivas.
La mayoría de las veces, el solo reconocer por qué procedemos de determinada manera no es suficiente para que se produzca un cambio significativo en nuestras vidas. Hoy sabemos que muchas de nuestras cuestiones mal resueltas están congeladas en algún lugar de nuestro cerebro, dificultando e impidiéndonos tener experiencias de vida plenas, llenas de placer y equilibrio.
Todos tenemos un sentido interior que nos lleva a ser como somos. Que nos induce a vivenciar nuestras realidades en coloridos particulares.
Muchas veces, cuando sabemos de este sentido interior que nos mueve, solamente lo conocemos de modo intelectual, puesto que el sentido real comúnmente envuelve un afecto emocional al que no se tiene acceso. Son esos afectos no conscientes lo que mueve nuestros escenarios de vida, nuestros dramas existenciales.
Somos víctimas de las situaciones experimentadas y ni siquiera sabemos cuánta ni cuál es la magnitud con que nos afectan. Vivenciamos síntomas físicos y emocionales y nos tratamos como si fuésemos cosas dentro de cosas. Perdemos la dimensión de que somos humanos y de cuánto impacto pueden tener sobre nosotros las vivencias perturbadoras. Olvidamos también lo fuertes que somos y que podemos entrar en contacto con nuestros dolores emocionales, reprocesándolos totalmente. Lo que sucedió no cambia, pero sí puede cambiar radicalmente el cuánto y el cómo nos afectan los acontecimientos, inaugurando una era de salud emocional y plenitud en las más diversas áreas de la vida.
Todos los casos citados son de pacientes que pasaron por el abordaje del EMDR o del Brainspotting y absolutamente todos tuvieron la oportunidad de provocar un volteo en sus conductas de vida. Lo mejor de todo eso fue la adquisición de conciencia juntamente con el cambio de los escenarios de vida.
El EMDR y el Brainspotting promueven un cambio sustancial en nuestros pilotos automáticos. Hoy sabemos que terapias cerebrales de este orden pueden modificar contextos de vida de modo positivo, drástico e irreversible.
El proceso de cura emocional se verifica en el viaje de la conciencia por los reales significados del sentir primitivo, en la matriz, causa de toda gama expresiva de nuestro yo en nuestras actualidades.
Lo que está dentro está fuera. La cuestión es adquirir conciencia de lo de dentro, reprocesar cuestiones difíciles, siendo que muchas de ellas son conceptos antiguos que ya no nos sirven, que ni al menos sabíamos que teníamos allí, moviendo nuestras vidas. Poder seguir adelante con las riendas de la vida en las manos y de ojos bien abiertos es un divisor de aguas para que podamos existir de modo infinitamente mejor.
