Confusión ética y moral
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 24/09/2011 09:50:10
por Nelson Sganzerla - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
En la vida, para todo hay un límite, y debemos saber mensurar cuál es ese límite, cuando se trata de relaciones, ya sean personales, profesionales, de amistad, en fin… Todo lo que atañe a los seres humanos.
Ya te habrá ocurrido despertar ansiosa por haber tenido una idea en un proyecto de vida, una luz al final de aquel túnel en relación a un problema que querías resolver, con la pretensión de ayudar a un amigo, a una persona querida, y no has visto ni un atisbo de campanillas en los ojos o en la voz de esa persona, después de compartir con ella la idea que habías tenido.
Apuesto a que ya te has sentido un idiota con la reacción de desinterés total de otras personas.
Te pongo otro ejemplo:
Aparece una oportunidad de trabajo en tu empresa y tienes el nombre y la dirección de la persona adecuada, a la que deseas ayudar; lo primero que haces es enviarle un correo electrónico hablándole de esa oportunidad, lleno de energía y deseos de que todo salga bien; y ni siquiera recibes un correo de vuelta agradeciéndote por haberte acordado. Me extraña que no hayas pasado por casos así últimamente. El punto es:
Las personas son extremadamente maleducadas, extremadamente orgullosas, extremadamente arrogantes, y extremadamente carentes de humildad alguna; les parece que tienes por obligación servirlas, informarlas, ayudarlas y si fuese el caso, incluso trabajar para ellas.
Prueba a hacerle un favor a alguien, ofrece una gentileza, por menor que sea, y te verás obligado a seguir con esa gentileza durante años; y si no lo haces, correrás el riesgo de que esa persona te retire el saludo, pues al fin y al cabo, qué derecho tienes tú a no ser un servidor de los demás ¿no es cierto?
Si viajas mucho y siempre llevas la infalible listita de encargos de compras para amigos, prueba a hacer tú lo mismo: pídele a un amigo que se va de viaje que te traiga algo, y ciertamente verás estampada en los ojos de ese amigo muy poca disposición para ese intercambio de gentilezas…
Flota en el aire una confusión ética y moral, que se adueña del mundo, donde los valores están siendo cambiados o confundidos en todas las áreas de la vida; una vez oí a un chiquillo, en el edificio donde yo vivía, decir al portero la siguiente frase en voz alta y clara:
- Tú tienes que encender las luces de la comunidad, porque es mi padre quien paga tu salario.
¿A quién os parece que le pudo el crío haber oído decir esa frase?
Tengo amigas profesoras en colegios considerados como de primera línea, que me cuentan las barbaridades que oyen decir a sus alumnos, quienes, por el hecho de estudiar en un colegio carísimo, faltan al respeto a todos cuantos allí trabajan para la educación que deberían tener; es decir, la educación no es fruto de los buenos colegios, la educación debiera venir de casa, de los buenos ejemplos que los padres deberían dar; pero cómo habrían de hacerlo si tampoco ellos, los padres, tienen educación, y no enseñan a sus hijos a respetar a los mayores y mucho menos a las personas más humildes.
Palabras mágicas como: lo siento, por favor, gracias, buenos días, buenas tardes, buenas noches, ya no figuran en el vocabulario de la gente. Recuerdo de niño: llegase yo a algún lugar y no saludase a las personas, y mi madre me haría volver a entrar y saludar uno a uno a los adultos; hoy ese gesto en la educación moderna puede incluso considerarse como algo pasado de moda, pero todavía es una manera educada de decir - ¡Hola, he llegado!
Están criando adultos faltos de preparación para la vida, inseguros y vulnerables respecto de ese mundo consumista que tenemos; están convirtiéndolos a todos en títeres, o en verdugos de sí mismos y de sus familias. Todos son llevados a creer que a toda costa tienen que ser victoriosos en el arte de la vida, todos tienen que ser vencedores, pero sin la humildad de un verdadero vencedor. Chavales enredados en las drogas, conductores bebidos que avanzan por las aceras quitando vidas, llevando armas a los colegios, destruyendo sueños y, la mayoría de las veces, colgando sus peleas en Internet para afirmarse como animales. Muchachas que empezaban la vida, violadas y muertas dentro de casa por personas que debieran protegerlas.
Se crían jóvenes homofóbicos, llenos de prejuicios, porque sus padres así lo son, adultos homofóbicos que no admiten serlo, pero sus discursos y bromas llevan a eso; aunque no se den cuenta, transmiten a sus hijos esos valores, que deberían ser inaceptables en el mundo de hoy.
Lo que se ve son críos autoritarios que dictan las normas en casa, y padres faltos de un mínimo carácter para modificar eso; al fin y al cabo, da mucho trabajo educar correctamente, es mejor dejarlo al criterio del colegio, al fin y al cabo, si el colegio es de lujo deben tener la obligación de dar una educación también de lujo, al fin y al cabo, se paga caro para que…
Por otra parte, los valores de los colegios privados, orientados hacia el consumo, mercantilizan la educación; pienso que la educación no debería tener un valor mercantil; los colegios tendrían que tener, como valor principal, el ideal de enseñar, tal como lo tienen los profesores, en su mayoría serios y comprometidos, que se rallan en varios empleos por el ideal y por el placer de educar. A pesar de la violencia existente en los colegios, sean públicos o no.
Mientras no queden restablecidas la ética y la moral, mientras no sean enseñados los verdaderos valores a los que vendrán y a los que ya están aquí, nos amargaremos en esos sinsabores con que tendremos que convivir, nosotros y nuestra familia, día a día. Si tú te quejas del mundo que tenemos, si te escandalizas con todo lo que lees en los periódicos y en la televisión, procura mirar a tu alrededor y observa de cerca cómo anda la formación de la muchachada que anda por ahí.
Es urgente que se aprenda la buena educación, que persista la amabilidad, que no haya violencia y que sobre todo, reine la humildad entre las personas; que todos, jóvenes o no, sepan que nadie, aunque tenga títulos o poderes, puede humillar o faltar al respeto a su semejante, con independencia de su clase social; los más jóvenes, que aprendan con la vida el servir, el retribuir y el agradecer, que practiquen la armonía, el amor y la compasión para con el prójimo.
En ausencia de los padres en la educación de los jóvenes, otros asumen ese puesto, y no siempre son personas que practican el bien, no siempre son personas con buenas intenciones, sino que la mayor parte de las veces son personas seductoras, convincentes cuando se trata de persuadir al joven incauto, no preparado para enfrentarse a este mundo; hecho eso, la puerta estará abierta para las drogas y para la obtención de lo fácil en la vida a través de la violencia; es obvio que ese camino no podrá terminar bien. Ejemplos así, los hay a montones, diariamente.El bien tendrá que ser superior, todo se trata de vida; el bien tiene que imperar en todas las situaciones por nuestro libre albedrío; para ello es preciso estar atentos y de ojos abiertos constantemente, en una práctica diaria; no podemos dejarnos llevar por lo fútil, por lo fácil y por la indiferencia. Nosotros seremos los responsables por lo que ocurra y, sin duda, la vida nos pedirá cuentas.
La vida nos pedirá cuentas por nuestra negligencia, nos pedirá cuentas por los valores que incluso inconscientemente hemos transmitido a nuestros hijos, nos pedirá cuentas por el vencer a toda costa sin que importe a quién se hace daño para ello; la vida nos pedirá cuentas por esta inmensa confusión de ética y moral que hemos dejado por ahí.