Conocerse
por Elisabeth Cavalcante em STUM WORLDAtualizado em 20/05/2010 12:30:23
Traducción de Teresa - [email protected]
La única cosa imposible en la vida es huir de nosotros mismos. Somos nuestra verdadera, real y permanente compañía. Sin embargo vivimos más enfocados en la realidad del mundo exterior que en nuestra propia interioridad.
Es increíble como la mayoría de los seres humanos son unos completos desconocidos para sí mismos: viven conforme a las normas y creencias que les han sido impuestas y difícilmente se detienen a reflexionar si aquello que piensan o sienten tiene de hecho sentido para ellos.
La vida inconsciente constituye, en cierto modo, un refugio seguro para muchos, pues aunque la angustia y el sufrimiento se encuentren presentes, se sienten cómodos en su mundo ya conocido.
Sumergirse profundamente en la tarea de conocerse a sí mismo es un proceso doloroso, que pocos están dispuestos a encarar. Solamente al alcanzar la insatisfacción niveles insoportables es cuando somos impelidos a salir de nuestra zona de confort e ir en busca de nuestra verdad.
Aunque la jornada esté llena de sustos y retrocesos, siempre valdrá la pena emprenderla, pues el provecho ciertamente compensará con creces toda lucha. Al final, descubrimos sorprendidos que aquello que anhelábamos ya estaba allí, bien a nuestro alcance. Mientras tanto, hemos gastado un tiempo precioso escondiéndonos de nuestra propia interioridad.
Adentrarnos en nuestros sótanos y encarar las sombras que allí habitan, por más miedo que nos cause, es el único medio de poder, finalmente, dejar florecer la luz, y vivir de modo pleno la verdadera realidad de nuestro ser.
Dejando de esconderse de sí mismo
El hombre nace solo y muere solo, no obstante, entre esos dos puntos, vive en sociedad, vive con los otros.
La soledad es su realidad básica; la sociedad es simplemente accidental. Y a menos que el hombre pueda vivir solo, pueda conocer su soledad en su total profundidad, no podrá familiarizarse consigo mismo. Todo cuanto ocurre en sociedad es solamente externo: no eres tú, solo son tus relaciones con los demás. Tú permaneces desconocido. Por el lado de fuera, tú no puedes ser revelado.
Pero nosotros vivimos con los demás. A causa de eso el auto-conocimiento queda completamente olvidado. Tú sabes algo de ti, pero indirectamente – es algo que te han dicho los otros. Es extraño, absurdo, que los otros deban decirte sobre ti. Sea cual fuere la identidad que portes, ella te es dada por los otros; ella no es real, es una rotulación.
…Esta es la ansiedad básica. Tú existes, pero eres un desconocido para ti mismo. Esta falta de conocimiento de una persona sobre sí misma es la ignorancia, y esa ignorancia no puede ser destruida por conocimiento alguno que otros te puedan dar.
…A menos que llegues hasta ti mismo directamente, permanecerás en la ignorancia. Y la ignorancia crea ansiedad. No solo tienes miedo de los otros, tienes miedo de ti mismo – porque no sabes quién eres tú y tampoco lo que está oculto dentro de ti. Lo que pueda pasar, lo que irrumpirá de ti en el momento siguiente, tú no lo sabes.
Permaneces aprensivo y la vida se convierte en una ansiedad. Hay muchos problemas que crean ansiedad, pero esos problemas son secundarios. Si penetras profundamente, entonces cada problema al final revelará que la ansiedad básica, la angustia básica, es que tú estás ignorante de ti mismo – de la fuente de dónde provienes, del fin hacia el cual te mueves, del ser que tú eres exactamente ahora.
De ahí que toda religión mande entrar en retiro, en la soledad, de modo que puedas durante un tiempo dejar la sociedad y todo cuanto la sociedad te ha dado, y encararte directamente.
…la supresión es la enfermedad. Es una carga, una carga pesada. Te gustaría confesar con alguien; te gustaría decir, expresar; querrías que alguien te aceptase totalmente. Eso es lo que significa amor – tú no serás rechazado. Lo que quiera que seas – bueno, malo, santo, pecador – alguien te aceptará en tu totalidad, no rechazará ninguna parte tuya.
He aquí por qué el amor es la mayor fuerza curativa, es el más antiguo psicoanálisis. Siempre que amas a una persona estás abierto a ella, y solo por estar abierto tus partes cortadas, divididas, son religadas – te vuelves uno.
…¿Cómo descubrir lo esencial? Buda salió en silencio durante seis años. Jesús también se fue al yermo. Sus seguidores, los apóstoles, querían ir con él. Lo siguieron y en cierto momento, en cierto punto, él dijo: “Deteneos. No debéis venir conmigo. Ahora yo debo estar a solas con mi Dios”. Él entró en el desierto. Cuando volvió a salir, era un hombre totalmente diferente: había estado frente a frente consigo mismo.
La soledad se convierte en el espejo. La sociedad es el engaño. He aquí por qué tienes miedo de quedarte a solas – porque tendrás que conocerte en tu desnudez, en tu ausencia de ornatos. Tienes miedo.
Estar a solas es difícil. Siempre que estás a solas, inmediatamente empiezas a hacer algo, de modo a no estar solo. Puedes empezar a leer el periódico, o quizá pongas la TV, o puedes ir a un club para encontrarte con algunos amigos, o quizá visitar a alguien de la familia – pero tienes que hacer algo. ¿Por qué? Porque en el momento en que estás a solas tu identidad se funde, y todo cuanto sabes acerca de ti mismo se vuelve falso y todo lo que es real empieza a venir a la superficie.
Todas las religiones dicen que el hombre tiene que entrar en retiro para conocerse a sí mismo. La persona no tiene que quedarse allí para siempre, eso es inútil; pero tiene que estar a solas por un tiempo, por un período. Y la extensión de ese período dependerá de cada individuo.
Mahoma estuvo en soledad durante algunos meses; Jesús solamente algunos días; Mahavir durante doce años y Buda durante seis años. Depende. Pero a menos que llegues al punto en que puedas decir ‘ahora he conocido lo esencial’, es imperativo estar a solas.
Osho, The Book of The Secrets