Construyendo una vida saludable
por Elisabeth Cavalcante em STUM WORLDAtualizado em 30/05/2007 14:56:16
Traducción de Teresa - teresa_0001@hotmail.
Todos deseamos una vida larga y saludable. No obstante, muchos seres humanos continúan ignorando el hecho bastante sencillo de que la salud es el resultado del modo como vivimos.
Hábitos de vida como la alimentación, el ejercicio físico, el sueño equilibrado, son determinantes para una vida saludable. Pero el modo como lidiamos con nuestras emociones también tiene un impacto definitivo en nuestra salud.
Desear ser saludable no es suficiente para que esto ocurra. Es necesario tener voluntad, disciplina y, principalmente, transformar nuestra forma de encarar la vida. Si creemos firmemente que ser feliz es nuestro estado natural, dejaremos de aceptar pasivamente todas las situaciones que nos tornan infelices.
Otro paso importante es no aplazar o pensar que un día, tal vez, quién sabe, alcanzaremos la felicidad. Visto que el futuro es tan sólo una hipótesis, y no tenemos garantía alguna de que llegará, buscar la felicidad es una tarea urgente, a emprender en el momento presente.
Existen a nuestra disposición innumerables técnicas de auto-conocimiento que pueden ayudarnos a entender y curar nuestras heridas emocionales. Pero ninguna de ellas funcionará si no tenemos un deseo sincero de transformación interior.
Adoptar actitudes positivas e ir en busca del placer, de la celebración, de la alegría, puede marcar toda la diferencia y determinar si tendremos una vida saludable o continuaremos siendo rehenes de la dolencia y de la infelicidad.
“Cuando alguna cosa se queda reprimida en el cuerpo, tú no estás consciente de ello. Eso se va para el inconsciente, nunca es consciente. El cuerpo es gobernado por la mente inconsciente, no por la mente consciente. Todo el mecanismo del cuerpo es no-voluntario.
…La mente sólo toma conocimiento de algo en el cuerpo cuando alguna cosa ha salido mal. Por ejemplo, generalmente tú no puedes sentir que tu sangre está en movimiento, pero si rompes una vena y la sangre sale a chorros por ella, puedes sentir su movimiento…La circulación nunca se siente. No es una cosa consciente; el cuerpo simplemente prosigue realizándola.
El mecanismo entero del cuerpo trabaja inconscientemente. Tú no tomas conocimiento de ello. Siempre cuando algo se mueve desde la mente para el cuerpo, se mueve de lo consciente para lo inconsciente. El cuerpo es inconsciente.
Si estás enfadado, tienes consciencia de la ira, pero no de las químicas que son liberadas en el cuerpo. ¿Cómo puedes estar consciente de esto? Quiera expreses tu ira o no, tú no sabes qué ocurre con esas químicas que son liberadas en el torrente sanguíneo, ni con la energía específica que genera la agresión. Si no la has utilizado, ella permanece en algún lugar. Tú desarrollas un complejo: la energía despierta se torna parte de tu estructura muscular, se torna una parte de tu cuerpo.
En Inglaterra había un hombre cuyas técnicas merecen lectura. Alexander trabajó con las posturas del cuerpo. Descubrió que alguien tiene una determinada postura porque posee una mente particular. Si la postura se altera, la mente se altera. O si la mente se altera, la postura se altera. Las dos mantienen una profunda asociación.
…Las personas en una sociedad que no prohíbe la expresión de las emociones tendrán tipos de posturas diferentes de aquellas personas de una sociedad represiva. En una sociedad en que las personas puedan llorar o reír fácilmente, sin inhibiciones, las gentes tienen un tipo diferente de estructura corporal.
Cuando tú ríes, eso no es simplemente risa. Tu cuerpo entero cambia. Si la sociedad en la cual has sido criado ha inhibido el reír, entonces tu abdomen tendrá un formato diferente de aquel que tendrías si hubieses sido criado en una sociedad que estimulase la risa.
Las personas criadas en ciertas sociedades no pueden realmente sonreír porque la risa ha venido siendo inhibida. Su modo de hablar queda afectado por ello; todo se torna artificial, un amaneramiento. Así tú no puedes respirar profundamente, porque si no puedes reír, no puedes tomar un aliento profundo. Y del mismo modo, si no puedes llorar a tu antojo, no puedes respirar fácilmente. Todo en el cuerpo está interconectado.
…a menos que un cuerpo sea profundamente sensible, él no está vivo.
Lo primero que ha de hacerse es tornar el cuerpo vivo.
Estar en el cuerpo no significa estar vivo. Yo puedo servirme de mi mano tan sólo como de un instrumento, pero así, ella está muerta. Yo puedo mover mi pierna como un instrumento, pero así ella está muerta.
Si ‘Yo’ no estoy moviéndome dentro de mi pierna, entonces la pierna está muerta. Es necesario ahora tener más sensitividad, así, posturas diferentes serán desarrolladas.
Primero, es preciso mucha catarsis.
Alguien estaba aquí, un muchacho americano. Ha venido para aprender meditación. Ha estado deambulando por muchos ashrams en la India, y después ha llegado aquí. Le dije, “La meditación todavía no puede ser comenzada. Entre tú y la meditación, hay un intervalo. Puedes continuar eternamente aprendiendo técnicas, pero eso no te ayudará, porque todavía no te encuentras en el punto desde el que la jornada pueda comenzar”.
Después le di un ejercicio. Él se sentó conmigo y le di una almohada y le dije que la aporrease y que hiciese con la almohada lo que le pareciese.
Él dijo, “¡Qué tontería!”
Yo le dije, “¡Dale! ¡Comienza!”
Al primer día lo intentó. Al principio no era muy bueno en eso, al final, sin embargo, él estaba sintiendo mucho. Me dijo: “Esto es absurdo; al principio he tenido que representar, pero en los últimos diez minutos yo he sentido mucho”.
Continuó con la técnica. ¡Después de una semana, estaba más enfadado con la almohada de lo que puedas imaginar! Era tan auténtico y real.
Entonces, al octavo día, vino con un puñal – aunque yo no le hubiese pedido eso. Él dijo, “¡Ahora el problema es demasiado! ¡Yo quiero matar a la almohada! A menos que la mate, si la rabia no es liberada, me siento tan agitado que temo que pueda matar a alguien. Por lo tanto, déjame matar esa almohada, asesinarla”.
Así, él la asesinó… al octavo día, él asesinó a la almohada, la destruyó completamente.
Después, durante al menos media hora, cayó en relajación profunda. Finalmente le pregunté, “¿Cuál es tu sentimiento respecto de la almohada?”
Él dijo, “La almohada permaneció siendo una almohada tan sólo durante cuatro días. Más tarde, se convirtió en mi padre. Yo no he matado a la almohada; he matado a mi padre. Esto ha venido siendo un deseo en mí durante tres años. Finalmente ahora puedo volver a mi casa, a mi padre. Ya no siento rabia. Por el contrario, tengo mucha pena de mi padre. La violencia ha desaparecido.”
Entonces le dije, “Ahora tú puedes comenzar a meditar”. Y precisamente en el primer día, entró en profunda meditación. A través de la catarsis, su ira había sido liberada. Sólo entonces estaba preparado para preparado para la meditación”.
Osho, The Eternal Quest.