Consumismo
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 08/04/2020 11:34:16
por Mirtes Carneiro - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Una visión armónica de la totalidad, un sentido de completitud puede definirse como una visión de lo sagrado en nuestra vida, o sea, una actitud espiritual, la propia espiritualidad.
Imagina que nacemos completos y nos deparamos con una falta cualquiera. puede ser, por ejemplo la ausencia temporal de la madre para un niño, lo cual puede sentirse como un vacío o una falta. Pronto el niño empieza a servirse de artificios para lidiar con esa desazón: llora, se tira al suelo, come un dulce, pide un juguete. aquí hay infinitas posibilidades.
Los adultos también se sirven de medios para lidiar con sus frustraciones, lo mismo que el niño. Una de las alternativas, hoy en día muy a mano, es el consumismo, el materialismo. Es una salida posible, pero parece que, más que una opción, se está convirtiendo en necesidad. En cuanto necesidad, puede ser vista como un vicio, al igual que el alcohol, las drogas. En cuanto opción, puedes consumir o no, eres libre para elegir.
Parece que lo que buscamos con el consumismo es recuperar aquella misma sensación de completitud que creemos perdida. Pensando así, qué buscamos con el materialismo ¿el rescate de la espiritualidad? Parece paradójico ¿no es cierto?
Sí, son formas distorsionadas, ilusorias de buscar la sensación espiritual, el rescate de lo sagrado, la completitud, el merecimiento. Son formas compulsorias que se convierten en necesidades apremiantes en la vida de las personas.
Bien, entonces, ¿cuál es la importancia del rescate de la espiritualidad para el ser humano?
Ayudaría en el sentido de aceptar lo que no es posible cambiar, al menos de momento. La aceptación es una actitud espiritual, y la necesidad, la dependencia es una actitud egoica, egoísta. Ayudaría en el sentido de control consciente de aquello que realmente necesitamos comprar.
Principalmente, ayudaría en la estabilidad emocional, en el aguante de la tensión de la falta, en el equilibrio, en la moderación y en la integración.
Podemos decir que una persona espiritualizada presenta:
- Mejor aceptación de sí, del otro, de las situaciones penosas de la vida;
- Aumento de la responsabilidad personal, de la autonomía, y reducción del sentimiento de víctima;
- Actitudes éticas, valoración de sí y del otro y de sus respectivos sentimientos, derechos y deberes;
- Mejora de la autoestima, con una conciencia más clara de sí, del amor propio y consiguiente amor al prójimo;
- Actitudes mentales más positivas, optimismo, poder personal;
- Percepción más clara del todo, o sea, poder contemplar la situación de forma global, considerando, ponderando, decidiendo;
- Condiciones para relacionarse mejor con las personas, saliendo de la dualidad de relación conocida como amo-esclavo, en la cual uno siempre domina y el otro es dominado, sino por el contrario, poder tener una relación igualitaria, considerando a las dos partes, incluyendo a ambos;
- Estar centrado en el ahora, considerando los acontecimientos reales, no atándose al pasado o esperando el futuro, a pesar de tenerlos en cuenta;
- Buen humor, cooperación, sentido de valor.
La lista es bien grande, pero creo que lo que he puntuado da una idea de la importancia del rescate de la espiritualidad en nuestra vida. Vale siempre recordar que lo citado no excluye su opuesto, solo estoy afirmando que una persona espiritualizada tiene más facilidad para vivenciar ambas caras de la moneda, sin permanecer aferrada a una sola de ellas. Si tratamos de hacerlo así, estaremos condicionándonos nuevamente, y no será posible la expansión de la conciencia necesaria para poder vivenciar las actitudes citadas.
El vacío interior se produce al dividir todo en pedazos y tratar de vivenciar solo uno de los lados. Por ejemplo, si hacemos eso, podemos creer que una persona O me ama, O me odia, una cosa con exclusión de la otra. Está claro que preferimos el amor, ¿cierto?, entonces pasamos a retirar de nuestra vida todo cuanto se relacione con el odio. Sin embargo, olvidamos una pequeña cuestión: no será por esa actitud nuestra que el odio dejará de existir en el mundo, o incluso en nuestra vida.
Considerando y aceptando el todo, podemos entender que hay una ambivalencia; amor y odio caminan juntos y a menudo vamos a vivenciar esta ambivalencia en nuestras relaciones. Así, estaremos más preparados para convivir con el todo, con la integralidad del ser humano, y la trasmutación del odio puede alcanzarse. Trascender, trasmutar es mirar, percibir, sentir y entonces intentar ir más allá, poder cambiar. Simplemente excluir es lo que muchos buscan, pero en lugar de facilitar, puede complicar más la búsqueda de la tan soñada felicidad.
Rescatar la espiritualidad es rescatar el perdido sentido del todo, un estado interior más pleno, pese a nuestra condición dividida, pese a las faltas, pese a las dificultades. El autoconocimiento es una herramienta capaz de ensanchar nuestra comprensión acerca de nosotros mismos, lo cual considero de capital importancia para poder comprender al otro, la vida, las relaciones, etc.
Conociéndonos mejor, podemos valorar nuestros potenciales, revisar nuestras limitaciones, aceptar aquello que no podemos hacer de modo diferente, entendernos con nuestro "vacío", continuar de la mejor forma posible.
Meditación, yoga, llevar un diario de emociones, anotar los sueños, trazar metas, dieta sana, oración, religión, silencio, contemplación, visualizaciones creativas, trabajar, escribir poesía, arte, pintura, son formas individuales de entenderse con el vacío, y sí ayudan, pero cada cual va a determinar aquello que le va mejor, y para ello es preciso conocerse, saber lo que hace bien, lo que no aporta nada, lo que se está dispuesto a hacer, en fin.
Aferrarse a cualquiera de estas recomendaciones puede ser una forma de echar todo a perder, pues nuevamente se trata de intentar dividir, separar, repudiar al otro polo.
Son formas, son opciones, y no imperativos para espiritualizarse, y quizá haya otras formas no citadas aquí, todavía desconocidas, quién sabe.El mundo no está equilibrado, pues la espiritualidad está siendo subestimada en favor del materialismo, o sea, los caminos se contraponen, y cuanto más se acerca por un lado, más se aleja por el otro. En los tiempos modernos la humanidad ha dirigido su atención hacia fuera de sí misma, buscando artificios que satisficiesen sus deseos materialistas y, entonces, los recursos espirituales han ido quedando olvidados o abandonados. Es necesario el rescate de estos recursos para que el ser humano pueda acercarse nuevamente a su identidad integral.
Lo que está faltando son más posibilidades de elección, para poder experimentar más actitudes espirituales, que puedan aportarnos más estados interiores positivos.
Haciendo una analogía, podemos decir que somos un frasco que contiene todos los ingredientes, que, en sus diferentes combinaciones pueden convertirse en una variedad de buenos perfumes; no obstante, como insistimos siempre en las mismas esencias, producimos siempre el mismo perfume, y así, continuamos creyendo que solo existe esa posibilidad.
