¿Crees tú en los Santos?
por Graziella Marraccini em STUM WORLDAtualizado em 09/05/2007 15:05:09
Traducción de Teresa - [email protected]
En estas últimas semanas, agitadas por las innumerables tareas diarias que en algunos momentos me han parecido casi insuperables, solamente mi fe me ha servido de guía y soporte. En muchas ocasiones he tenido dificultades para seguir un rumbo definido, tantos eran los estímulos que insistían en desviarme del camino que yo había determinado. Mis desafíos no han terminado, pero mi fe me ha sostenido para seguir adelante. He venido rezando mucho especialmente – y con intensidad – a una figura de la Virgen que visita mi casa mensualmente. Y me he preguntado si es mi fe la que me sostiene, o si es la egrégora de esa figura femenina lo que realmente me ha venido protegiendo. Las reflexiones me han hecho recordar el aprendizaje de mi vida en la masonería, donde he aprendido a valorar la fuerza de la egrégora colectiva.
Hay momentos en la vida en que solamente la Fe nos hace seguir adelante. Aquellos que no poseen Fe dudan del poder de las oraciones y dicen con aire superior: “Bien, si eso te ayuda a superar esa tristeza, entonces todo está bien”. Desconocen ellos el poder que posee una egrégora. Muchos ya han oído esta palabra, pero pocos conocen su significado real. La palabra egrégora (o egrégor) no se encuentra en el diccionario, pues su significado no es de uso profano, sino que pertenece a los círculos esotéricos. Encontramos varias definiciones en los libros especializados en temas de ocultismo: Jules Boucher (un autor masón) explica: “Egrégoros (del griego egregorien = vigilar) es una palabra que en el libro de Enoch designa a los ángeles que han jurado vigilar y proteger el Monte Hermon. El término puede ser traducido como “entidad vigilante”. Así, la Egrégora, (egrégor) es una entidad, un ser vigilante colectivo producido por una asamblea de fieles que la alimentan con rituales y oraciones.”
Eso es así. La egrégora es una entidad espiritual que se forma debido a una fuerza mental colectiva, y siendo una entidad mental, está dotada de una personalidad que tiene afinidades con el pensamiento de esa misma colectividad. Es viva, no es una abstracción, pero solamente puede ser mantenida viva a través de la fuerza-pensamiento del grupo que la ha creado. Cuanto más fuerte sea la cadena de pensamiento, tanto más fuerte será la egrégora y tanto mayor será su actuación. Los pensamientos que a lo largo de los siglos alimentan una egrégora la tornan poderosa. Muchas son las egrégoras formadas por los pensamientos de las colectividades. Por ejemplo, la Iglesia Católica posee una egrégora muy poderosa, alimentada a lo largo de los siglos por los rituales y oraciones de sus miembros. Así, bajo la protección de la egrégora de la Iglesia Católica sus miembros son vigilados y protegidos, pudiendo bajo ella encontrar fuerza para superar varias dificultades. Las egrégoras de otras entidades religiosas o espiritualizadas son formadas y alimentadas exactamente de la misma manera. Para reforzar la formación de la egrégora las religiones han instituido varios rituales (como la misa, por ejemplo) que deben ser repetidos siempre de la misma forma, con la misma secuencia, con las mismas palabras, con la misma intención. Esos comportamientos rituales son importantes para que la estructura de la egrégora permanezca igual y fiel al propósito para el que ha sido creada.
Los santos, maestros ascendidos, avatares, etc., también poseen sus propias egrégoras. Una imagen cualquiera (pintura, escultura, foto o símbolo) adquiere una egrégora propia a partir del momento en que muchas personas se reúnen ante ella y con sus pensamientos, oraciones, rituales y actos de fe, la hacen surgir y la alimentan con intensidad de pensamiento. Al iniciar una novena, una oración o un ritual, hacemos surgir un tenue hilo espiritual que va tomando cuerpo poco a poco (un cuerpo sutil) que cubre a todos los presentes con su protección vigilante manteniéndose activo porque es estimulado por la fuerza del pensamiento colectivo. A medida que muchas personas alimentan esa egrégora todos los días ella se va tornando muy poderosa y de ese modo protegerá a un número mayor de personas cada vez. Es por esa razón que las oraciones en una iglesia, o en un templo o local de reunión colectiva son siempre más poderosas que aquella hecha de forma solitaria. Una egrégora se deshace solamente cuando todos los miembros de su grupo cesan de alimentarla, ya que ella no posee vida propia.
Las egrégoras no son buenas ni malas. Incluso en los rituales de magia negra surgen egrégoras potentes capaces de grandes destrucciones. No debemos olvidar la fuerza destructora de la egrégora creada con el símbolo de la esvástica de Hitler, que a lo largo de los años aún resurge alimentada por pequeños grupos aquí y acullá y continúa amedrentándonos. Otros rituales satánicos alimentan las egrégoras del mal. No podemos menospreciar su fuerza sólo porque no las vemos con nuestros ojos materiales.
Los escépticos no creen que exista ese tipo de entidad, tal como no creen en el poder de la oración y en el poder de la Fe interior para crearla. Pero estudios en profundidad, por parte de personas dotadas de una sensibilidad mayor y de mediumnidad, han demostrado su existencia y su poder. Las vibraciones sinceras de un grupo de personas que deseen la curación de un ser querido enfermo pueden ser muy útiles para la recuperación de su salud. Aunque esa persona no sepa que alguien está rezando por ella, recibirá esa protección espiritualizada que le ayudará en su recuperación. Esto ya ha sido comprobado en estudios científicos llevados a cabo en varios hospitales. Nosotros, los brasileños, tenemos una gran ventaja sobre los otros pueblos: poseemos una fe innata y natural y no nos da vergüenza dar rienda suelta a nuestra religiosidad, cualquiera que ésta sea. Creamos así varias egrégoras, pues innumerables son las religiones y todas ellas son útiles para la protección de sus miembros. No importa cuál sea la egrégora que nosotros alimentamos, ella nos protegerá. Nuestra egrégora es como el haz de luz de un faro. La aplicación consciente de nuestra fuerza mental es como el generador que alimenta esa Luz. Cuantos más participantes, más fuerte será la Luz y con ello todos los navegantes serán beneficiados y llegarán a buen puerto.
Las pequeñas egrégoras particulares, de pequeños grupos, se juntan a una egrégora mayor común para conseguir una fuerza mayor en su Luz. Por ejemplo, tú podrás rezar un rosario en tu casa, con algunos familiares, y esa oración formará una pequeña egrégora que se juntará en lo astral con otras egrégoras del mismo tipo por la fuerza de la atracción. El beneficio generado por esa egrégora recaerá sobre todos los miembros del grupo.Para finalizar mi reflexión, me gustaría contaros algo interesante que me ha ocurrido: mientras yo hacía mis oraciones, me sucedió que, dentro de los símbolos que traigo conmigo para mi protección espiritual, no existía ninguna cruz. Yo poseía otros símbolos representantes de otras egrégoras, pero ninguno de mi fe cristiana. Me he propuesto entonces comprar enseguida una pequeña cruz para acomodármela al cuello juntamente con los otros símbolos. ¡Para sorpresa mía, algunos días más tarde, al celebrar mi cumpleaños, he recibido una bellísima cruz, regalo de una conocida que estaba presente en la fiesta! ¡Mi pensamiento sincero y mi deseo habían atraído a mí la materialización de esta pequeña cruz que yo deseaba! ¡Y, créanme, en el guirigay de la fiesta, no recuerdo precisamente qué amiga me la ha regalado, ya que no ha marcado su nombre en la cajita que me ofreció! ¡Amiga espiritual, sin duda, con una afinidad que yo ni siquiera imaginaba y que ha sido el vehículo para que el Cosmos me trajese aquello que yo deseaba!
No sé si ha sido la egrégora de aquella figura de Santo que yo invocaba en mis oraciones lo que me ha traído aquella cruz, o si ha sido la fuerza mayor de la egrégora de la Fe que me protege desde mi bautismo, ya que he sido criada en la fe cristiana. Mi madre era fervorosa devota de San Juan Bosco y a él recurría todas las veces que necesitaba ayuda. Muchas veces ella atestigua haber sido atendida por el Santo en sus oraciones. Y tú, ¿tienes fe?
¿Oras en los momentos difíciles?
¿Tienes algún santo de tu preferencia, al que invocas en los momentos de desesperación?
Hemos venido a este mundo en busca de la Luz, pero la Luz ya está presente en nuestra vida, sólo que no la vemos porque no la alimentamos. Esta semana sugiero que hagáis una oración a vuestro Ángel de la Guarda, vuestro Genio Cabalístico Personal (lo encontráis en el interactivo de los 72 nombres de Dios en el STUM), y que le pidáis su protección con fervor y sinceridad. ¡La Luz brillará en vuestro camino!
Buena semana a todos.
São Paulo, 30 de abril de 2007.