¿Cuál es tu problema?
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 19/10/2013 10:50:59
por Tom Coelho - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
“El problema no está en no ver la solución, sino en no ver el problema”.
(Charles Kettering)
Mi trayectoria está marcada por iniciativas emprendedoras. A los 14 años yo ya trabajaba con mi padre. A los 15, inicié con un amigo un negocio de mecanografiado de trabajos académicos. A los 20 actuaba como ejecutivo en el sector de exportación de café.
Tras esta experiencia, estuve desempleado durante siete interminables meses, lo cual me llevó a ser nuevamente empresario – esta vez por necesidad, y no por oportunidad.
A lo largo de once años transité por negocios que iban, desde un bar a un comercio de bisutería fina, pasando por una constructora y una metalúrgica. En algunos me fue bien y me divertí. En otros, capitulé y me entristecí.
Hablar sobre éxitos es relativamente sencillo e incluso fácil. Aunque poco instructivo. Pese a que la mayoría de los libros, entrevistas y testimonios procuren siempre ensalzar el éxito de los protagonistas, hay lecciones inestimables provenientes de las historias de fracaso.
Michael Jansen dijo: “Felicidad no es la ausencia de problemas. La ausencia de problemas es aburrimiento. La felicidad son grandes problemas bien administrados”. Estoy de acuerdo, pero divido los problemas en dos categorías: los buenos y los malos.
En mi metalúrgica experimenté el placer de estar en la cima y la dureza del fondo del pozo. Y noté que era hora de dejarlo y cambiar cuando los problemas malos pasaron a habitar no sólo mi cotidiano y mis pensamientos, sino también mis sueños.
En los tiempos difíciles de la empresa, cuando yo salía de un momento privado, fuese una reunión o una mera sesión de cine, al conectar el teléfono o abrir mi correo electrónico yo sabía que habría problemas aguardándome… Eran situaciones litigiosas, desagradables e incluso terribles. Por eso la angustia me visitaba. Me hubiera gustado no conectar el teléfono, no atender al visitante, no mirar los mensajes. Pero estas no eran opciones posibles, pues mis responsabilidades no permitirían la omisión.
Hoy, está claro que continúo rodeado de problemas. Pero son buenos problemas. ¿Cómo haré para atender más adecuadamente a mis clientes, para que obtengan amplios resultados con mi contratación? ¿Cómo hago para implicar a un equipo de líderes voluntarios que coordino en favor de iniciativas sociales? ¿Qué tema voy a plantear en mi próximo artículo de modo a proporcionar una lectura útil y placentera a los lectores?
Entonces, empieza a reflexionar y a cuestionar tus propios problemas. ¿Qué es lo que te incomoda? ¿Es la movilidad urbana y el tiempo que desperdicias para ir y volver del trabajo? ¿Son tus atribuciones, aburridas, sosas y sin alineación con tus propósitos personales? ¿Es tu comunicación con tu líder o equipo? ¿Son cuestiones afectivas o financieras? Responde francamente: ¿el problema está en la empresa, en los demás o en ti?
Recuerda: todo problema tiene solución, siempre que esté bien identificado. Y toda solución pasa invariablemente por tu decisión personal. Tú controlas tus pensamientos, maduras tus emociones y decides salir de la zona confortable, abandonando la acomodación y el conformismo, buscando soluciones en lugar de culpables. Da a los problemas la dimensión que efectivamente deben tener. Sé flexible en los acuerdos, tolerante en las decisiones, paciente con las respuestas. Y aprende con cada nueva experiencia vivida.