¿Cuáles son los síntomas de la Obsesión Espiritual?
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 08/04/2020 11:34:28
Autor Nadya Prado - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
La palabra obsesión, del latín obsedere, indica el acto de cercar o rodear, de forma insistente, a algo o alguien. Es una idea fija, un apego exagerado, que conduce a una comportamiento repetitivo e incontrolable, que sobrepasa los límites del buen sentido y de normalidad.
Más específicamente, trataremos aquí de las obsesiones espirituales en que un espíritu se apega a otro, persiguiéndolo y estableciendo una influencia negativa capaz de desarticular su objetivo y llevarlo a una serie de trastornos mentales y enfermedades físicas de toda especie.
La obsesión espiritual es más frecuente de lo que se piensa y se produce cuando el espíritu desencarnado se liga fluídicamente a nuestra aura, alterando nuestro estado energético. Se crea una conexión entre obsedido y obsesor. El obsedido pasa a pensar, sentir y actuar abajo el dominio obsesivo.
Los síntomas pueden variar, en cierto modo, según los lazos que les unen, pero podemos citar algunos, que son comunes a cualquier tipo de obsesión:
1. Pensamientos negativos que surgen como ideas fijas, que no tienen una motivación definida que los justifique.
2. Trazas de una depresión que puede hacerse más profunda, tristeza, llanto constante y falta de ánimo.
3. Falta de placer hacia la vida y las relaciones, con sentimientos exagerados de baja autoestima e inadecuación.
4. Sueño excesivo, pesadillas constantes.
5. Compulsión por comida, drogas, sexo y otros vicios.
6. Broncas constantes en el trabajo y en casa, tanto si son causadas por ti o por el otro.
7. Mareos constantes, jaquecas, dolores de estómago, nudos a la altura del cuello y cercanos a la cervical, malestar general, sin causa que lo justifique.
8. Agresividad exacerbada con descontrol emocional.
9. Cambios de humor con mucha frecuencia, irritabilidad exagerada.
10. Otros trastornos psicológicos y enfermedades físicas de difícil diagnóstico.
Estos síntomas son resultado de la energía deletérea emanada por el espíritu obsesor, que a menudo alcanza no sólo al obsedido sino también a sus familiares cercanos y al ambiente en que se fija.
En el prefacio del libro Novos Rumos à Medicina, del Dr. Inácio Ferreira, se relata la historia de Dª María Modesto, médium que vivió en Minas Gerais.
"María Modesto tuvo en su juventud, al comienzo del siglo, grandes problemas de obsesión y también dolorosa dolencia orgánica, un eczema en la pierna derecha, que llevó a los médicos de entonces, residentes en Uberaba, a una única salida, o sea, la amputación de la pierna, cuya enfermedad se encaminaba a la gangrena. La familia tuvo noticias de un espírita que vivía en la ciudad de Sacramento y realizaba curas prodigiosas, llamado Eurípedes Barsanulfo.
Por medio de tratamientos espirituales realizados por Eurípedes, Doña María Modesto, allí conducida, se ve curada de la obsesión que la envolvía, y asimismo de la pierna que iba a ser amputada".
En algunas situaciones, la acción proviene no de un sólo obsesor, sino de una falange de obsesores. Consecuencias de conductas desregladas en vidas pasadas y también de vivencias en el plano astral, que sintonizan al obsedido con ellos. Las obsesiones espirituales también pueden ocurrir por venganza, pasión enfermiza, sintonía vibratoria. Y a menudo están causadas por una condición especial mediúmnica.
Algunas personas, debido a su mediumnidad, tienen su parafisiología diferenciada, lo cual las hace más sensibles a los espíritus desencarnados. Tienen una natural capacidad para atraer a los espíritus sedientos de ayuda que andan a su alrededor. Hay un aprendizaje mayor para este tipo de mediumnidad, como tarea a ejercer.
Reconocer la obsesión espiritual puede evitar y revertir males que no es posible tratar con la ciencia convencional.
No importa si se cree o no en las obsesiones espirituales. Ellas están por ahí, desestructurando hogares, familias, médiums. Tener consciencia de la realidad espiritual, de que somos energía vibrando y estamos inmersos en un océano de pensamientos y sentimientos que interaccionan, es el primer paso para combatir la obsesión. El segundo paso es hacer uso del "orad y vigilad".
Toda obsesión encuentra brechas para actuar en el obsedido. Orar es conectarse con Dios, con la Luz que emana constantemente hacia nosotros y desde dentro de nosotros, en nuestra esencia. Proveerse de amor incondicional hacia todas las criaturas de Dios es la contraseña que nos lleva a Él.
Vigilar los pensamientos y sentimientos que guían nuestra conducta. No abrir las puertas del corazón al egoísmo.
No tener miedo ni repulsa hacia aquellos que aún sufren en las tinieblas, enfermos obsesivos que sólo necesitan ser tocados por el amor. Todo es una cuestión de sintonía vibratoria, en que obsesor y obsedido se encuentran para juntos aprender a transformar el sufrimiento en amor.
Las obsesiones son el reflejo del egoísmo que todavía llevamos en nosotros. Estamos aprendiendo con nuestros errores y aciertos. A través del otro nos miramos a nosotros mismos. Sin miedo y con mucho amor seguimos la senda que nos conduce al Todo, a fin de cuentas estamos todos entrelazados en los tejidos de la Creación.
¡Sé Amor!