Cuando la ausencia enseña más que la presencia
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 30/12/2018 06:06:14
Autor JOÃO LUIZ SPOSITO
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Traducción de Teresa
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Estimados, este tema es bien común y siempre actual porque trata de relaciones afectivas y éstas son una de las grandes lecciones para la evolución de la humanidad. En bien de la verdad, todos los tipos de relación afectiva son lecciones, aprendizajes, y deben ser evaluados como crecimiento y evolución de las almas que han elegido la convivencia entre dos.
Aprender a respetar y convivir con las diferencias y semejanzas estando bajo un mismo techo, formando una familia, compartiendo intereses comunes, constituye, sí, un gran reto para muchas almas.
No obstante, para ciertas almas la convivencia entre dos no es ya un reto, sino únicamente oportunidades de realizaciones más amplias y abarcadoras, con mayor alcance, potenciadas por un dúo en sintonía de realización conjunta.
Pero no siempre esas almas están al mismo nivel evolutivo y a veces una de ellas, consciente, logra comprender los fundamentos espirituales y viene con misión para ayudar a su compañera de jornada, aunque a menudo los desaciertos causados por el egocentrismo son tantos y las sintonías tan diversas, que la incompatibilidad vibracional consigue abortar aquel proyecto conjunto.
Generalmente, el esfuerzo improductivo desprendido por el alma consciente y en proceso de espiritualización, presintiendo o incluso sabiendo lo que ha venido a transmitir y vivir en la parte que le ha tocado en esta relación, causará el agotamiento de sus fuerzas, y así la alternativa en la gran mayoría de los casos, termina con la ruptura de la relación.
Las opciones para el antiguo dúo entonces se presentan: caminar solo o reunirse posteriormente con el alma más compatible, para que vibracionalmente nivelados, puedan compartir una jornada productiva y a elevados niveles evolutivos.
En estos casos, como afirma el título, "la ausencia va a enseñar más que la presencia", ya que en la ausencia es donde el verdadero valor de la pareja generalmente se ve reconocido, porque todo nos llega con las bendiciones de Dios, todas las oportunidades que recibimos, si nosotros no las valoramos y aprovechamos, el universo, como no trabaja con despilfarros, hará que aquella oportunidad sea redirigida, generalmente a otra alma más compatible, para que aproveche debidamente y con buena productividad, el crecimiento y evolución de esta nueva oportunidad y en ese caso la ruptura es también una bendición, pues para que una nueva jornada se inicie es preciso poner fin a la antigua.
Bien, dice un sabio refrán oriental: "Todos los caminos de la vida, en su final llevan siempre al comienzo de otros nuevos, y aquel que piensa que sabe mucho, si observa bien, verá que la suma de todos los conocimientos adquiridos en el transcurso de la vida no son más que un puñado de granos de arena que el viento rápidamente dispersa en las playas de la sabiduría". Para aceptar esta idea es preciso tener una fuerza interior muy desarrollada, un espíritu fuerte, y principalmente ser humilde.
La espiritualidad enseña que ser sabio es ser humilde de corazón, es admitir los propios errores, es cultivar la fraternidad y para ello desarmarse, deponiendo la espada afilada del ego y ofreciendo la mano fraterna, el hombro acogedor, el consejo sincero que orienta.
Es cierta la afirmación de que cada caso es único, pero aun así podemos ver tantas semejanzas en los despilfarros de energía y en los conflictos tan materialistas, comandados por el ego dominador y la ausencia de una humildad verdadera, que las almas que se unen no consiguen percibir en su pareja al ser humano que está por detrás,que aunque las contrariedades los alejen, las luchas, los retos, las conquistas que realizaron juntos y que no serían realizados por una de esas almas solamente en carrera solitaria, suelen ser borrados de la memoria del dúo o de una de las partes. Además, muchas de esas almas no consiguen tener empatía hacia la otra parte, sino que únicamente son dominadas por los sentimientos de baja vibración y falso poder dominador que las consumen, olvidando o desconociendo la regla de oro: "No hagas a otros lo que no quieres que te hagan".
Hermanos y hermanas, estamos todos nosotros, sin excepción, girando la rueda de la ley, de la ley de causa y efecto, por tanto si queremos ser felices hemos de causar felicidad, pues recibimos lo mismo que generamos. Aquel que genera el mal, el sufrimiento, el que vive en la mentira, el fraude, el engaño a su prójimo, sólo recibirá de retorno el mismo efecto que está causando.
La ilusión de victoria sobre el otro no es otra cosa que apuntar y empujar la espada contra el propio pecho y continuar en la ilusión de que sólo el otro es el herido; sabéis que eso no es posible. Mientras esas almas continúen valorando el lado negativo y minimizando el lado positivo de cada una de ellas y del otro, el crepúsculo de esas relaciones continuará enseñando a cada una mucho más con la ausencia que con la presencia de sus almas compañeras.
Sed felices, aprendiendo más con la presencia de cada alma compañera porque es en la presencia donde podemos alterar pautas de conducta, modificar hábitos nocivos para la convivencia entre dos y transmutar la energía generada entre las almas, pues en la ausencia sólo podemos observar los registros de la memoria, porque en la mayoría de los casos la oportunidad de reparación ya se ha perdido.
Espiritualizaos, desarrollad relaciones dignas con amor, humildad, tolerancia, respeto y empatía hacia el otro y aprovechad al máximo las oportunidades de evolución que el universo ofrece todos los días de vuestras vidas.
João Sposito - Brasilia-DF
Diciembre 2018