¡Cuanto más rezo más fantasmas aparecen!
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 13/11/2010 08:24:39
por Maria Silvia Orlovas - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Estoy segura de que en algún momento de tu vida has pensado así. Puedo garantizar que yo sí he pensado. Pero analizando el dicho popular, podemos entender que el momento en que más rezamos, normalmente es el momento en que más perturbaciones estamos padeciendo, porque es difícil pensar que alguien rece cuando todo le va bien.
Siempre bromeo con mis clientes y alumnos con que la mayoría de las personas no vienen espontáneamente al camino espiritual, sino que a decir verdad, se descuelgan. Buscan esclarecimientos cuando todo está medio perdido, nebuloso, triste, sin sentido. Algunas personas buscan explicaciones profundas cuando el amor se ha ido, cuando no saben qué camino profesional seguir, cuando ya no les queda opción. Y menos mal que resta lo espiritual…
Sin embargo, dentro de esta situación algo crítica, es natural que rezando se vayan aclarando las cosas. Pues esta inmersión trae el auto-conocimiento y con el tiempo vamos percibiendo que salimos del papel de víctima de las situaciones y pasamos a reconocer que participamos activamente en los acontecimientos tristes. Puede que muchas veces hayamos entrado en procesos amargos sin tener conciencia, pero ciertamente veremos que en otras situaciones hemos hecho las cosas mal, y no siempre es fácil admitir nuestros errores.
Hablando de espíritus, de obsesores, nos daremos cuenta de que las energías negativas, los fantasmas, se conectan con la tristeza, con la negatividad en que estamos vibrando. Miedo atrae miedo, depresión atrae resultados tristes, quien no cree en su éxito personal acaba por concretizar la derrota. Así, de hecho, los fantasmas van apareciendo cuando rezamos, pues esto forma parte del proceso de exorcismo de las creencias negativas que portamos dentro de nosotros.
Veo ocurrir eso en los grupos de meditación y en las vivencias que hago. Las personas llegan, se sensibilizan, y empiezan a reflexionar sobre sus elecciones, empiezan también a percibir las cosas que ocurren a su alrededor. Naturalmente se hacen más observadoras en relación a los sueños, a las actitudes ajenas, a las creencias familiares. A veces ese proceso se hace un poco doloroso, porque no es fácil la toma de conciencia, pero vale la pena. Al final, siempre salimos más fortalecidos, con más confianza, más felices. Pero ciertamente esa energía más tranquila, más equilibrada, solo tiene lugar cuando las sombras se han disipado.
Así, amigo lector, piensa dónde estaban escondidas esas sombras dentro de ti. Piensa en el polvo que has guardado bajo la alfombra. Ver las sombras, reconocer nuestros fantasmas, forma parte de la maduración espiritual. Pues no basta con saber cosas lindas que leemos en los libros, artículos y e-mails… ¡tenemos que practicar!
Estamos en este mundo para resolver nuestras pendencias humanas, porque espiritualmente somos perfectos, somos seres de luz, de amor. Siendo así, vamos a invertir en ese perfeccionamiento humano de las relaciones con las personas, con el trabajo, con la familia, con el amor. Tengamos el coraje de advertir nuestras sombras, nuestros comportamientos orgullosos, negativos, egoístas, y cambiemos en lo posible, dentro y fuera de nosotros. Los fantasmas nacieron donde ha faltado el amor…