De cuando en cuando
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 13/11/2009 14:53:05
por Wilson Francisco - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
De cuando en cuando, me pongo a pensar, asomado a mis sueños. Y procuro oír de mi alma los cánticos y las voces de tantas personas que ya han pasado por aquí. Es una experiencia maravillosa, oír y sentir el alma de las personas.
Pruébalo tú, con un hijo, con una persona querida; escucha a la persona integralmente, sin pensar en las respuestas, sin atender a lo que reclama tu ansiedad, sin querer tener tiempo, para responder o para dar una opinión.
Escucha a la persona integralmente, como si estuvieses caminando tomado de la mano con ella y solo oyendo.
Para aprender este procedimiento te sugiero que permanezcas durante un rato junto a un jardín donde haya pájaros, y atiendas al cantar y al arrullarse de los pajarillos, procurando sentir el trinado de cada uno, su sonido, sus arrojos voladores, tan solo observando.
Pues bien, cuando lo consigas, o sea, oír el alma de la persona, sin cualquier contestación, pensamientos, discordancias o ansiedades, entonces será como si estuvieses absorbiendo en tu cuerpo el alma de la persona. Así, tendrás el placer de sentir a la persona en ti; es una sensación buena, impar.
¿Qué utilidad tiene eso? Principalmente la de poder aprender a escuchar a las personas, sin atender a lo que reclama nuestro murmullo interior, nuestros ruidos. Silencia tus pensamientos, recuerdos, adversidades y hazte plenamente disponible para la persona que tienes delante de ti. Y acompaña a este procedimiento otra actitud: haz inocente tu mirada.
Alguien aquí a mi lado me sopla al oído: pero esto es difícil, Wilson. No tanto, no tanto...
Hacer inocente la mirada significa retirar el juicio que pones en todo cuanto ves, desanublando tu mirada, y percibiendo a la persona sin máscaras, sin aderezos, prejuicios, u otras cosas más. Contemplar a la persona como si ella estuviese llegando ahora de un lugar distante, de un tiempo remoto. Tú nada sabes de ella, y estás preparado, con el corazón y el oído atentos para escuchar las primeras noticias. Imagínala llegando ahora, siente su respiración, su mirada, imagina que ella está dejando caer delante de sí las maletas, el polvo que trae, su ansiedad. Mírala simplemente, para verla y nada más. Será una sensación diferente y buena.
Una clienta decidió llevar a cabo esa experiencia y ha venido teniendo raptos de alegría con sus efectos positivos. Ella ha creído y está practicando el procedimiento. Prueba tú también, verifica los resultados y después háblame sobre ello.
Oír, sin prisa y tener inocente la mirada...
Sé Feliz