De la mente para el corazón
por Elisabeth Cavalcante em STUM WORLDAtualizado em 06/10/2006 15:44:20
Traducción de Teresa - [email protected]
A lo largo de la vida hemos sido condicionados para actuar siempre de manera racional, con la mente dictándonos a cada momento cual es el camino a seguir. Existe, además, una creencia generalizada de que la razón es la mejor consejera, y que el corazón nos lleva a actuar de manera equivocada, guiados por los sentimientos. Ocurre que, la mayoría de las veces, solemos confundir los sentimientos con las emociones.
Las emociones nos llevan a actuar de manera equivocada, siempre buscando placer y satisfacción momentánea, una sensación de confort que por algún tiempo nos proporcione la ilusión de que estamos en el buen camino.
El problema surge cuando las emociones se encuentran en total desequilibrio y las más negativas predominan. En ese caso, la parálisis se instala y no conseguimos encontrar ninguna salida, visto que las emociones negativas bloquean el equilibrio que tanto buscamos.
Para escapar a esa trampa, muchas personas simplemente ignoran sus emociones, actuando siempre conforme a la mente racional, pues consideran que así estarán seguras. Las emociones reprimidas se transforman en venenos que contaminan todos los aspectos de la vida.
Por ello necesitamos reconocerlas y liberarlas, dejando que se desprendan de nosotros de forma total. La catarsis emocional es fundamental para que limpiemos el terreno y lo dejemos listo para la expansión de nuestros sentimientos.
El camino del equilibrio se encuentra en el corazón y no en la mente. Tan sólo si estamos atentos a nuestros reales sentimientos, podremos actuar en sintonía con esta verdad, dejando de lado las emboscadas que las emociones nos preparan.
Saber separar el sentimiento de la emoción es el gran desafío. El sentimiento proviene de nuestro ser más profundo; la emoción, en cambio, se relaciona con el ego y con el deseo permanente de satisfacción que éste nos impone. Cuanto más sintonizados estemos con nuestro corazón, más verdadera será nuestra manera de elegir, aportándonos como consecuencia la serenidad y la paz.
El corazón como método
…La mente es una gran trapacera, pero tiene una tremenda capacidad de ilusionar, porque ella puede proyectar. Ella puede darte grandes utopías, grandes deseos, y va siempre diciendo: “Mañana va a suceder” – y nunca sucede.
Nada sucede en la cabeza – la cabeza no es el lugar para que sucedan las cosas.
… Pensar, sentir y ser – estos son los tres centros. No obstante, ciertamente, el sentir está más cercano al ser que el pensar, el sentir funciona como un método.
Si quieres descender desde la cabeza, tendrás que pasar por el corazón – ese es el punto de cruce donde los caminos se separan. Tú no puedes ir directamente al ser, no es posible; necesitarás pasar por el corazón. Así, el corazón debe ser usado como un método.
Siente más y pensarás menos. No luches contra los pensamientos, porque luchar contra los pensamientos significa nuevamente crear otros pensamientos de lucha. Entonces, la mente nunca es derrotada. Si ganases, es la mente quien ha vencido; si fueses derrotado, tú eres el derrotado. Nunca luches contra los pensamientos; eso es inútil.
En vez de luchar contra los pensamientos, traslada tu energía hacia el sentir. Canta en vez de pensar, ama en vez de filosofar, lee poesía en vez de prosa. Baila, observa la naturaleza, y todo cuanto hicieres, hazlo a través del corazón.
Por ejemplo, cuando toques a alguien, toca con el corazón, toca sintiendo, deja vibrar tu ser. Cuando mires para alguien, no mires simplemente con los ojos muertos como piedra. Deja verter tu energía a través de los ojos e, inmediatamente, sentirás que algo está ocurriendo en el corazón. Es apenas una cuestión de experimentar.
El corazón es centro tratado con negligencia. Cuando empiezas a prestarle atención, él se pone a funcionar. Cuando se pone a funcionar, la energía que estaba automáticamente dirigiéndose a la mente, comienza a moverse a través del corazón. Y el corazón está más próximo al centro de la energía. El centro de energía está en el ombligo – así, bombear energía para la cabeza es, en realidad, un trabajo arduo.
Para esto están todos los sistemas educacionales: para enseñarte a bombear energía desde el centro, directamente para la cabeza. Para enseñarte a que te desvíes del corazón. De esa manera, ninguna escuela, ningún colegio, ninguna universidad enseña a sentir. Ellos aniquilan el sentir, porque saben que, si llegas a sentir, no podrás pensar.
Si sientes mucho, la energía permanecerá parada en el centro del corazón, no se dirigirá para la cabeza. Ella sólo puede ir para la cabeza cuando el centro del corazón es completamente negado. Ella tiene que ir para algún lugar, tiene que encontrar una salida. Si el corazón no es la salida, ella irá para la cabeza.
De hecho, todo el sistema educacional desarrollado en todo el mundo es para enseñarte a evitar el corazón, a cómo volverte más y más mental y a cómo bombear la energía directamente para la cabeza.
Así, el amor es negado, el sentimiento es negado, condenado – es casi un pecado sentir. La persona tiene que ser lógica y racional, no emocional. Si eres emocional, las personas dirán que eres infantil – de cierta forma ellas están literalmente en lo cierto, porque sólo un niño siente. Una persona adulta, instruida, culta, condicionada, deja de sentir. Ella se vuelve casi seca, madera muerta – ya no mana ningún jugo de allí. Por eso existe tanto sufrimiento: el sufrimiento es por culpa de la cabeza.
La cabeza no puede celebrar, no hay ninguna celebración posible a través de la cabeza – ella puede pensar sobre y sobre y sobre, pero no puede celebrar. La celebración tiene lugar a través del corazón.
Así, lo primero es empezar a sentir cada vez más y más. Conviértete en una morada de amor, un santuario de amor; este es el primer paso. Una vez que hayas dado ese primer paso, el segundo será muy, muy fácil.
Primero, amas – la mitad de la jornada está completa. Y así como es fácil moverte desde la cabeza para el corazón, es todavía más fácil moverte desde el corazón para el ombligo. En el ombligo tú eres simplemente un ser, puro ser.
OSHO, For Madmen Only