De vuelta a casa, allá arriba, en medio de las estrellas...
por Wagner Borges em STUM WORLDAtualizado em 04/12/2011 16:31:32
Traducción de Teresa - [email protected]
(Hablando de Vida Después de la Muerte)
Jamás, en época alguna, ningún espíritu fue enterrado.
Lo que queda bajo la tierra es solo el cuerpo.
Y, aun en los casos de gran apego a los despojos, el lance es otro.
El espíritu no queda dentro del cuerpo; lo que pasa es una ilusión de sus sentidos.
Por una identificación enfermiza con el cuerpo, él estaciona en el cementerio.
Porque no sabe a dónde ir. Tiene miedo a perder el cuerpo.
Y, sin embargo, ya lo ha perdido. Y sus pensamientos lo ligan a ese lugar.
Sin embargo, su casa real no está en la tumba tal, nunca lo ha sido…
Su casa es lo infinito, de donde vino, y para donde va…
Y la brújula es su corazón, que él difícilmente consulta.
Por eso, raramente mira para el Cielo – y ni siquiera piensa en lo Eterno.
Porque su conciencia ya era así durante la vida carnal.
Nada le importaba, solo el juego de los sentidos y las cosas de la carne.
Y, aun estando en cuerpo espiritual, actúa como si fuese el cuerpo físico.
En lugar de volar, anda; en vez de mirar hacia arriba, mira hacia abajo.
Y, bajo el efecto de tal ilusión, ni siquiera percibe sus reales condiciones.
Tampoco capta los buenos pensamientos de los espíritus de luz.
Y, aunque los viese, no aceptaría sus orientaciones.
¡Porque todo espíritu apegado es obstinado! Y hace falta rallarlo un poco para que se abra.
Por eso el plano espiritual lo deja estar por allí, hasta el momento adecuado.
Ellos saben que, de alguna manera, él se aburrirá en tal condición.
Cuando apriete el vacío que hay dentro de él, mirará el Cielo y se acordará de Dios.
Su terquedad cederá ante lo infinito, y él finalmente capitulará.
¡Ah, se acordará de las estrellas! Y de aquella Luz Mayor, que es su origen.
Entonces, primero, escuchará su corazón; y, después, reflexionará. Y algo sucederá…
Hasta entonces, los espíritus de luz velarán silenciosamente por él.
Y, cuando él se abra, manos de luz lo arrebatarán de vuelta para casa.
Porque su lugar no es en tumba ninguna; sino allá arriba, en medio de las estrellas.
Mejor dicho, siempre lo fue… ¡Y siempre lo será!
Paz y Luz