Decidir con Sabiduría
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 16/10/2013 10:40:22
por Fernanda Luongo - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Es muy frecuente sorprendernos confusos cuando tenemos que tomar grandes decisiones, principalmente cuando nuestra elección puede cambiar radicalmente el rumbo de nuestra vida y, a menudo de la vida de otras personas.
Lo cierto es que estamos eligiendo a todo instante. Tomamos pequeñas decisiones desde el momento en que nos levantamos hasta que nos acostamos. Pero como ya nos hemos habituado a esas elecciones pequeñitas, ellas nos parecen sin importancia y sólo a aquellas que tienen el poder de sacudir nuestras estructuras las consideramos “decisiones importantes”.
¿Debo mudarme de casa? ¿Debo irme a vivir solo? ¿Debo separarme? ¿Debo comprometerme con ese trabajo o con esa persona? ¿Debo aceptar esa propuesta de empleo? ¿Debo someterme a eso? ¿Debo sacrificar mi vida personal en favor de la vida profesional? ¿Debo emprender ese viaje? ¿Debo enfrentarme a esa persona, situación o condición o debo dejar pasar? ¿Debo seguir a mi mente o a mi corazón? ¿Debo hacer aquello que se espera que yo haga o debo hacer lo que a mí me parece bien aunque me critiquen?
Estos son algunos ejemplos de elecciones que pueden modificar el rumbo de nuestras vidas. Cambiar de casa, de empleo, de ciudad o país, priorizar ciertas cosas y sacrificar otras y romper o formar relaciones puede resultar en un cambio gigantesco que no sólo nos afectará, sino que además afectará a aquellos que directa o indirectamente tengan que ver con nosotros y con la cuestión en sí.
Entonces, ¿qué hacer cuando se me presente una situación así? ¿Cómo saber cuál es la mejor opción? ¿Cómo decidir? ¿Qué elegir?
Deepak Chopra nos proporciona una inmejorable sugerencia. En una de sus publicaciones él señala que hay que escuchar al cuerpo. Eso mismo, nuestro cuerpo es sabio y puede proporcionar valiosas pistas en momentos de indecisión. Según él, tú debes visualizar las dos alternativas, una cada vez, y prestar atención a la reacción del cuerpo cuando estés en uno y en otro contexto. Ejemplo: Piensas en la opción A, te visualizas a ti mismo en el contexto de esa elección y percibes cómo se siente tu cuerpo allí. Después haces lo mismo con la opción B. Tu cuerpo ¿se siente confortable, relajado, o tenso e incómodo? ¿Te sientes alegre, feliz, libre y realizado o te sientes triste, infeliz, atado y fracasado? Según Chopra, la opción que te proporciona una sensación de bienestar, relajación y alegría en el cuerpo es la mejor.
Esa es una manera.
Otra manera es hacer una conexión sincera entre razón y emoción. Acceder a estos dos niveles de conciencia y hacer un balance de lo que se haya descubierto.
Primeramente, harás una proyección (mental) para analizar si aquella decisión va a llevarte a donde pretendes llegar, si los esfuerzos valdrán la pena, y si tienes lo que necesitas para lidiar con las consecuencias que habrán de venir por esa decisión. Después, puedes usar de la fórmula de Chopra para percibir las sensaciones que se presentan en el momento en que te visualizas en aquel contexto. Esa elección ¿te hace feliz? Esa elección ¿te coloca en un estado de felicidad, compromiso y seguridad?
Elige después de escuchar los consejos de tu mente racional y de tu cuerpo emocional. Anota todos los puntos a favor y en contra e intenta hacer de modo que ambos (mente y corazón) salgan ganando.
Otro factor que me parece importante poner en la balanza es la repercusión de tus decisiones: Esa elección ¿afectará positivamente a las personas que te rodean? ¿Será bueno para ellas que tú te decidas por…? ¿Saldrán (esas personas) perjudicadas o dañadas de alguna manera si tú optas por…?
Después de sondear tu mente, tu corazón y el posible impacto positivo o negativo en la vida de otras personas, creo que será el momento de actuar. Pero entonces, no restará la menor duda.
Cuando decidimos con convicción, cuando elegimos con entereza, después de verificar nuestros reales motivos y posibles resultados, tenemos muchas más posibilidades de no arrepentirnos de esas decisiones. Ahora bien, cuando decidimos por impulso, por motivaciones egoístas, puramente racionales o emocionales, sin el debido equilibrio y sin dedicarle tiempo, estamos cavando la fosa del arrepentimiento y ciertamente cosecharemos resultados negativos y sembraremos dificultades para aquellos que hayan sido afectados por esas malas decisiones nuestras.
Dedica el tiempo necesario para reflexionar sobre una decisión importante. No lo trates como algo banal. Escucha tu mente. Anota lo que te diga. Escucha tu corazón. Anota lo que te diga. Escucha a las personas que se verán afectadas por esa decisión. Anota lo que te digan. Y saca el resultado a partir de ese análisis. ¿Traerá esto beneficios para ti y para las otras personas? ¿Te hará esto feliz? ¿Valdrá la pena el esfuerzo y la dedicación? ¿Valdrá la pena el sufrimiento y la dificultad? ¿Estás procediendo de forma egoísta o estás teniendo en cuenta el bienestar de todos (incluyendo el tuyo)?
Decide con sabiduría y abraza con coraje las transformaciones. Una decisión sabia jamás será lamentada.