Deja de andar a la búsqueda de alguien... ¡atráelo!
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 08/11/2009 14:51:51
por El Morya Luz da Consciência - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Si no sabemos lo que es bueno para nosotros, ¿cómo queremos saber lo que es mejor para los demás? Nuestras relaciones dependen del tipo de relación que tenemos con nuestro ser interior. Cuando esa condición pasa a ser prioridad, el Yo Superior colabora para que solo aparezcan relaciones evolutivas.
La gran mayoría de los seres humanos posee una gran capacidad de evaluar, observar, criticar y juzgar a su semejante y, a decir verdad, debería gastar su tiempo y energía colocándose a sí mismo en berlina, para adquirir condiciones de vivir plenamente, con todo el potencial de su ser interno.
Cada individuo lidia en su vida con aquello que necesita para evolucionar y, cuando se entrega en cuerpo y alma a esas condiciones, sentirá algo más fuerte actuando en su vida. Si pasamos a contemplar al otro como un alma, estaremos automáticamente atrayendo hacia nosotros aquello que en él existe de mejor, su divino.
Muchas personas me preguntan por qué atraen situaciones y relaciones tumultuadas y conflictivas. Se sienten víctimas de injusticia y pasan a buscar justificativas en el medio externo, atribuyéndolo al karma, a la ley de causa y efecto, a la de atracción, excepto a sí mismas. Sería mucho más sencillo si observasen ese panorama como una consecuencia del todo, y así, buscasen alternativas para que ese cuadro se modificase. Todo cuanto nos sucede, y todas las personas que permanecen en nuestras vidas como obstáculos, indican aquello que todavía tenemos que aprender, y, no necesariamente que “pagar”. Esa es una visión anticuada e incluso cómoda.
Al observar el error en el otro, estaremos atrayendo eso hacia nosotros, porque nos identificamos de algún modo con él. “Cuando veo el mal, absorbo el mal, pero si contemplo al otro como alma, atraeré lo divino que en él existe.”
Nuestra mente racional interfiere y complica esa comprensión porque está fuera de la realidad. Ella está llena de patrones y creencias que acaban confundiéndonos y quitándonos la capacidad que tenemos de discernir. La realidad no es esa que vemos aquí en la materia, ella es bastante más amplia cuando vista desde el ángulo del espíritu. Así siendo, enfocando la atención en la sombra del otro, identificamos nuestro lado oscuro.
La mirada equilibrada percibe la sombra, pero no discrimina a nadie por ello. Sabe que es la necesidad de aprendizaje lo que está actuando y que su real condición es la luz, incluso aunque en el momento él esté viviendo y experimentando una situación inadecuada. Así, no condena, comprende y acepta.
Esa comprensión solo alcanza a aquel que tiene como meta su relación con el Yo Superior. Da prioridad a la conexión con su espíritu, y cuando eso ocurre, lo divino pasa a tener el comando, y no el ego. La actuación del espíritu aleja toda turbulencia y pasa a atraer relaciones y situaciones compatibles.
De esa manera, ya no es necesario buscar a alguien a tu altura, pues tu espíritu se encargará de hacerlo por ti. ¡Es tan sencillo! Solo, o mal acompañado, queda aquel que no se ha encontrado, que no se conoce, y no asume primeramente su relación con su propio espíritu.
VERA GODOY