Dejar ir los cuestionamientos
por Elisabeth Cavalcante em STUM WORLDAtualizado em 28/07/2011 12:34:35
Traducción de Silvana Partucci - [email protected]
El principal síntoma representativo del momento en que comenzamos a vivir en sintonía con nuestra naturaleza búdica, es cuando abandonamos todo tipo de cuestionamientos.
A partir del momento en que nos conectamos con nuestra esencia, las respuestas tan imprescindibles para satisfacer la mente y el ego comienzan a disolverse. Entramos, entonces, en una nueva dimensión de la existencia, donde todo nos parece claro y absolutamente correcto de la manera como es.
No es casualidad que los maestros espirituales se recusan a alimentar nuestras expectativas de obtener algo a partir de ellos. Afirman, al contrario, que no pueden darnos algo que ya poseemos.
Esta respuesta puede parecer absurda para aquellos que aún no despertaron a la verdad de que somos todos oriundos de la misma fuente -la energía creadora del Universo- y que cargamos en nosotros la sabiduría inherente a lo divino.
Pero los que ya vivenciaron, aún por algunos segundos, la experiencia del despertar espiritual, saben cuan verdadero es esto. Por eso, al revés de mantenernos ansiosos en entender las razones de todo lo que nos sucede, lo más útil será relajarse y entrar en la dimensión del silencio y el vacío, donde, de a poco, las respuestas surgirán sin que tengamos que hacer ningún esfuerzo. Basta apenas entregarse con confianza y todo lo demás sucederá por si.
… La vida es un misterio. No existe algún por qué, algún propósito, alguna razón. Ella simplemente esta aquí. Aprovéchala o abandónala, pero ella simplemente esta aquí. Y estando aquí, por qué no aprovecharla? Por qué desperdiciar tu tiempo filosofando?
¿Por qué no danzar, cantar, amar, meditar? ¿Por qué no profundizar más en esta cosa llamada ‘vida’? Tal vez en el centro más profundo iras a saber la respuesta. Pero la respuesta viene de una manera tal que no puede ser expresada. Es como un hombre mudo que experimenta azúcar. Es dulce, él sabe que es dulce, pero no consigue decirlo.
Los Budas saben, pero ellos no consiguen decirlo. Y los idiotas no saben y siguen hablando, siguen dándote respuestas. Los idiotas son expertos en el sentido de encontrar, de fabricar, de construir respuestas. Hazles cualquier pregunta y ellos te darán una respuesta.
Cuando Gautama Buda acostumbraba viajar por este país de un lugar a otro, algunos pocos discípulos se adelantaban y anunciaban en la ciudad: ‘Buda está llegando, pero por favor no hagan aquellas once preguntas’. Y una de aquellas once preguntas era ¿‘Por qué la vida existe’? Otra era ¿‘Quién creo al mundo’?
En aquellas once preguntas, estaba contenida toda la filosofía. En realidad, si abandonas aquellas once preguntas, nada sobra para ser preguntado.
Buda acostumbraba decir que esas eran preguntas inútiles. Ellas no eran respondibles, no porque nadie supiese la respuesta.
Ellas eran irrespondibles por la propia naturaleza de las cosas.
OSHO