DEPRESIÓN, SÍNDROME DEL PÁNICO... SOLEDAD
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 19/10/2011 15:35:48
por Márian - Marta Magalhães - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
En los días de hoy, algunos padecimientos como la Depresión y el Síndrome de Pánico se vienen manifestando con más intensidad entre nosotros. Hay estudios que indican que sus causas pueden ser genéticas o consecuencia de algún trauma, pérdida o decepción. Observamos también que se manifiestan como resultado de una gran presión sobre la persona, exigencias de una situación incómoda de la cual ella no sabe cómo zafarse, y esto puede reflejarse como represión y sentimiento de culpa.
Varios factores de la vida actual colaboran igualmente para el agravamiento de este desequilibrio, como la lucha económica, las relaciones, que hoy son muy individualistas, y también la pérdida de los reales valores morales, éticos y espirituales.
La persona con depresión no ve salida para sus angustias y aflicciones. Se encierra en sí misma y deja que la tristeza se adueñe de todo su ser. Algunas personas no son capaces de moverse de cama o siquiera de comer, tal es su desánimo frente a la vida. Otras dejan de asearse, de peinarse y, en algunos casos hasta pueden intentar el suicidio. Tienen tanto miedo a vivir como a morir. Algunas dicen sentir como un agujero en el pecho, un vacío, una soledad sin fin…
Se sienten desarmadas y desamparadas, incapaces de resolver los problemas, frágiles frente a la lucha. Por lo regular son personas sensibles y de buena índole, y siempre están esperando aprobación y reconocimiento. Continuamente están sirviendo, esforzándose en ayudar a los demás, pero esperan siempre ser amadas por ello. Algunas son quejumbrosas y se sienten víctimas, lo cual representa su baja autoestima y el total descrédito en relación a sí mismas.
Se dice que la persona depresiva huye de la responsabilidad ante la vida y que a veces es muy egoísta, pero pienso que estas afirmaciones no reflejan la verdadera causa de la enfermedad, pues la verdad es que detrás del depresivo hay un solitario, que clama por ayuda.
Realmente son personas muy carentes de AMOR, cariño y comprensión…
Bueno, cada caso es un caso, pero por lo que hemos podido observar en nuestra experiencia, lo que falta a esas personas es aceptar la vida tal como es, aceptarse a sí mismas con sus potenciales y también con sus limitaciones. Tienen que aprender a desapegarse del resultado de sus actos y elecciones. Tienen que dejar de esperar la aprobación ajena, el reconocimiento de sus actuaciones. Como todo ser humano, necesitan encontrar la Luz dentro de ellas, la Luz que indica la salida de las tinieblas, la liberación del miedo a no hacer realidad sus anhelos o a la no realización de sí mismas. Esa es la Luz que proporciona el coraje para salir en busca de uno mismo, y resolver las cuestiones pendientes. Las personas depresivas necesitan encontrar la llama de esa fuerza que habrá de rescatarlas de la inercia.
La Meditación es un camino para ello y puede ayudarlas, y mucho, en este proceso. Meditando, la persona descubre una nueva forma de ver la vida y ya no se deja arrastrar por influencias negativas. Meditando, la persona descubre la Fuerza Divina que tiene en sí, por tanto, descubre que tiene una enorme capacidad para vencer obstáculos.
Ahora bien, no todas las personas depresivas tienen determinación para salir solas del estado en que se encuentran y buscar ayuda en la Meditación o donde quiera que fuese, pues se encuentran abatidas y sin fuerzas; necesitan, entonces, ser tocadas por la Luz de otra persona, alguien que las ame verdaderamente y les ayude a salir de la depresión. Personas que saben darse a sí mismas sin esperar nada a cambio. Esto vale no solo para la Depresión, sino para toda clase de enfermedades. Hace falta altruismo y renunciación para ayudar en la sanación de alguien, aparte de mucha paciencia y comprensión.
También podemos aconsejar a los depresivos que oren, pues la oración reconforta el alma y realmente puede curar, pero ocurre que a veces les falta incluso el ánimo para rezar o entonces se rebelan contra su condición y no quieren hacerlo. Una vez más es preciso que las personas de su entorno oren por ellos.
La persona enferma necesita de alguien que la estimule, que le dé esperanzas, que le traiga paz, que le indique una salida, que ensalce sus cualidades y que confíe en su capacidad de realizarse como persona. Ese alguien tiene que hacer ver al depresivo que para ser amado no hace falta ser alguien importante o inventar algo espectacular, sino que basta con ser él mismo, verdadera y sencillamente él mismo. Hay que asegurarle al enfermo que no está solo, sino que hay personas a su lado que le aman y que todo harán para que él se sienta bien.
Aquel que expresa AMOR está reflejando la divinidad en sí y por eso puede curar. El AMOR despierta AMOR, y eso trae Paz y Curación. Cuando alguien se ve tocado por el AMOR, por la Luz, su ser empieza a transformarse y empieza a vislumbrar lo que debe hacer a fin de encontrar la cura para su enfermedad. Descubre que no está solo, que la Gran Conciencia Cósmica reflejada en el otro es su protectora, y acaba por ver que la Vida es ciertamente una bendición y vale la pena luchar por ella.
Hemos de comprender que cuando alguien se enferma las personas de su entorno también se enferman espiritualmente; esto quiere decir que todas las dolencias son caminos para el aprendizaje del AMOR y de la renunciación, no solo para el enfermo, sino para las personas que conviven con él. Si vivimos en sociedad es para ampararnos los unos a los otros, y esto es válido no solo para los casos de enfermedad, sino para cualquier otro tipo de problemas.
No solo el enfermo ha de tomar la decisión de buscar la curación, sino que las personas que le aman también han de disponerse a llevar la curación hasta él, cuidando de su alma, indicándole, por medio del ejemplo, del altruismo, la capacidad que tiene el AMOR para curar, para transformar. La Compasión es AMOR y puede Curar.
Namaste,
Márian
Hazte uno de nuestros amigos en Facebook: link