Depresión y Síndrome de Pánico
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 03/11/2011 15:05:35
por Aurora de Luz - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Una de estas noches estaba yo en el umbral con un equipo. Y, sentada en un rincón, estrujada como quien tiene miedo, pero con la mirada dura, negra de odio, estaba una mujer. Me acerqué a ella y le pregunté algo. Con expresión de odio, me dijo que se haría sufrir tanto que acabaría por llevar a su desafecto (su actual marido) a la ruina total (moral, espiritual, económica). Que él tenía que pagar por todo lo que había hecho.
Le contesté que primero iría ella, de continuar saboteándose.
Dijo que no le importaba y que seguiría saboteándose en su cuerpo físico, tan distante de ella misma, allí en el umbral. Su sabotaje consistía en crearse depresión, síndrome de pánico y dolores por todo su cuerpo físico.
Pasé mi mano por su mejilla y le hice despertar de su delirio, y contemplar el entorno en que estaba. En un tono lleno de resentimiento y de furia, dijo que ya conocía aquel lugar.
Repliqué que el objeto de su odio ya no estaba. Mejor dicho, ya no había nadie más allí. Entonces fue cuando ella cayó en sí, se desprendió mentalmente del cuerpo físico y vio su situación real en el umbral. Aproveché el momento y le dije que hacía tiempo que su desafecto se había marchado, y que ella estaba sola allí.
Con las manos arrojé una luz sobre su cara y retiré un hilo negro de su cabeza, y ella pudo al fin percibir mejor su situación y a sí misma.
Aprovechando ese impacto, que le hizo volver a sentirse, a sentir los dolores, la debilidad, todo, hice que ella se conectase a la luz. Como se aferró con fuerza a la luz que yo emitía, le hice ir desprendiéndose despacio de todo aquello a que se agarraba, e ir prendiéndose a Dios.
Cuando ella soltó todo, nosotros la rescatamos y la pusimos dentro de un receptáculo, sumergida en energías para adormecer y limpiar.
Al final del trabajo, yo estaba impresionada por el grado de auto-sabotaje de aquella persona.
¿Cómo puede un encarnado estar ya con parte de sí en el umbral y saboteando su cuerpo físico, creándose depresión, síndrome de pánico, dolores diversos por el cuerpo y otras muchas cosas, únicamente por el odio a un antiguo desafecto suyo, que actualmente es su marido, con quien debería estar resolviendo sus cuestiones pendientes?
Shenyan amorosamente me lo explicó: “Confía más en lo que te fue pasado como información. Por más absurdo que pueda parecer, tú realmente alimentas a los demás con tu energía amorosa y ellos necesitan de esa energía. Sean personas seguras o inseguras, no importa. Al igual que no importa cuál es la naturaleza del problema o de la inseguridad de la persona, a ella incumbe superarlo. No es necesario husmear en la inseguridad o el problema de la persona. Todo lo que ella necesita es que la ames de todo corazón. Es sentirse amada y acogida, todo lo demás no importa. Cada cual con su cruz; si te pones a llevar la cruz del otro, no llevarás la tuya. Como cada cual lleva su cruz a su manera, no servirá de nada decirle cómo ha de llevarla, no es eso lo que la persona desea cuando busca tu ayuda. Esa persona solo quiere sentirse amada en aquel momento. No permitas que nadie se vuelva dependiente de ti, cada cual ha de aprender a tomar por sí mismo la energía (el amor) que viene de lo Alto, de Dios, y a alimentarse de ella. Y mientras no lo consiguen, has de estar siempre dispuesto a brindar amor a quien quiera que lo necesite. Pues la caridad es propia de las grandes almas”.
Pues bien, después de un cierto tiempo en este trabajo, empiezas a mirar las cosas de modo diferente. Las personas no padecen por la falta de un amor, de una familia o por cualquier otra cosa que las haga sufrir. Padecen por la falta de sí mismas, por no amarse, por no darse, por no ser más flexibles consigo mismas y con el mundo, por la falta de fe. Fe en sí mismas, fe en Dios en la vida y en su continuidad. Falta de confianza en que habrán de superar los problemas que surjan en la vida.
De cualquier modo, siempre surgirán problemas.
Desencarnar no es la solución, ya lo decía un amigo mío; no sirve de nada desencarnar pensando que te vas para el cielo, a estar allí sentado en una nube sin hacer nada. La vida es continuidad. Lo que eres aquí, lo serás allá. La vida no da grandes saltos. Nadie al desencarnar se convierte en sabio o en ángel de luz.
Ahora es cuando tienes que ser un sabio, un ángel de luz o lo que quiera que anheles ser. Esto ha de ser conquistado.
Es cierto que cuando aquí reencarnamos nos olvidamos de quienes un día fuimos, y pasamos a vivir en el olvido. Pero ese olvido no ha de ser para siempre. Si buscamos la mejora constante, volveremos a ser lo que éramos antes.
Si es que eso vale la pena, lógicamente, si ya tenías algún nivel espiritual conquistado. Si no, continuarás sin acordarte de nada. Lo que normalmente tiene quien ya ha alcanzado un determinado nivel de consciencia es el deseo de despertar también a quienes están a su alrededor. Sublime intención, que si no se sabe encaminar correctamente, se irá por agua abajo.