¿Desanimado o estresado? ¡Convive más con la naturaleza!
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 14/08/2011 10:29:31
por Flávio Bastos - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
La naturaleza preservada es fuente de energía saludable tanto para el cuerpo físico como para el espíritu. La conjunción de elementos naturales como el agua, el aire, la tierra, asociada al verde de los campos y bosques, y a la luz del sol, son fuentes de energía a disposición del hombre.
No obstante, es preciso estar receptivos para que la energía de la naturaleza restaure las fuerzas que perdimos en días de trabajo o de estudios, y en la agitación de las grandes ciudades.
Una caminata por un parque o ambiente rural, donde sea posible contactar con los cuatro elementos naturales descritos, representa una limpieza de las energías pesadas responsables por el cansancio físico y mental o por el desánimo resultante de problemas personales que afectan a nuestra frecuencia vibratoria, exponiéndonos a una baja inmunidad.
Aparte de la opción de caminar en parques, el acampar, pasar un fin de semana en una granja, hospedarnos en posadas o casas rurales son indicaciones que pueden revitalizar las energías perdidas en una semana o mes.
Cuando la energía del ambiente natural preservado se añade a la amorosa energía de personas que nos acogen de brazos abiertos, el lugar vibra en una elevada frecuencia de energía, generalmente imperceptible para nuestra sensibilidad.
Por tanto, al elegir se hace indispensable optar por lugares seguros en el sentido de la preservación de la integridad física y psicoespiritual – individual o colectiva – porque la responsabilidad para con uno mismo y para con los demás es la orientación natural que nos impele hacia los caminos seguros de la vida.
Cuando estamos en sintonía con la energía de la naturaleza, se produce el ligamen entre el elemento humano y los demás elementos naturales que se encuentran a nuestro alrededor. No obstante, hay lugares donde las energías deletéreas predominan. Ocurre cuando el desequilibrio ecológico producido por la agresión del hombre a la naturaleza hace que el ambiente esté envuelto en densa energía. Esos lugares han de ser evitados porque nada acrecientan en términos de beneficio a la salud bio-psico-espiritual del ser humano.
Por interferir cada vez más en la cadena de sistemas y micro-sistemas ecológicos responsables por el equilibrio de la vida en el planeta en que vivimos, el hombre se halla en una fase de inestabilidad producida por la alteración de la temperatura y del clima, y las consecuencias a nivel global de todo ello. Tal fenómeno se refleja asimismo en el comportamiento humano, que tiende – por una cuestión de alteración energética de la naturaleza – al desequilibrio vital con repercusiones en las esferas social, psicológica y espiritual.
Proveerse de energías que emanan de los reductos todavía preservados de la naturaleza es una necesidad de la cual el hombre urbano empieza a distanciarse cada vez más. Es preciso revertir esa tendencia y retornar a la convivencia con las fuentes naturales que nos abrazan con su manto revitalizador de energías purificadas por el equilibrio ecológico localizado.
Afirman los reencarnacionistas que solo abandonamos un modelo de conducta cuando pasamos a ser agentes de los cambios necesarios para nuestra vida.
Los seres conscientes de su capacidad transformadora abren caminos incluso en medio del caos, en busca de rumbos iluminados para sus jornadas...
Cuanto más integrados estemos en la naturaleza, más lejos estaremos de las densas energías que apartan al individuo de su sentido del equilibrio vital.
Preservar a la naturaleza es amar y amarse. Convivir sanamente con sus elementos es abrazar la vida como una oportunidad valorada en su sentido más amplio, el sentido bío-psico-socio-ecológico-espiritual, que abarca a todos los elementos naturales y seres vivos de la cadena universal.
Necesitamos urgentemente rescatar el vínculo, o sea, la identificación que tenían los pueblos indígenas en su relación con la naturaleza. Hemos perdido la relación simbiótica, pero aún no hemos perdido la percepción de equilibrio vital herencia de nuestros antepasados.
Y el camino que hay que recorrer en busca del despertar de conciencias para que la humanidad del futuro no padezca los males creados por el propio hombre, dependerá de ahora en adelante de la forma en cómo habremos de relacionarnos con la energía que originó la vida en este lindo planeta.
Sobre la relación energética hombre-naturaleza, el reiki nos hace una importante aportación a través del texto “Energía – ver la vida en la naturaleza”, de autoría del terapeuta Carlos Baptista. Sugiere el autor: “Cuando estamos junto a la naturaleza, lo más importante es la conciencia centrada en el momento, en el aquí y ahora. La energía aumenta cuando se está totalmente presente, y se vive no solo del pasado ni del futuro. Aleja de tu mente todo pensamiento negativo, toda preocupación. Solo vive el momento, vive ese momento entre tu ser, entre tu yo y la naturaleza. No te preocupes, no te enfades. Solo déjate llevar y viaja a solas con la naturaleza. Medita un poco, tranquiliza tu mente, báñate en tu luz interior. En esos momentos, ejercítate, cultiva dentro de ti la necesidad de tu bienestar interior y la naturaleza puede y mucho contribuir y ayudarnos a ser más conscientes, a llenarnos de fuerza interior, paz, bienestar y amor. Haz esto aunque solo sea una vez al mes, pero hazlo no por un motivo cualquiera, no por nadie... solo hazlo por ti, después reflexiona, observa, medita y mira cuánto mejor te sientes contigo mismo, con la naturaleza, con los demás y con todos los seres vivos”.
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