¡Descubre prontamente lo que has venido a curar!
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 15/04/2011 07:17:27
por Bruno J. Gimenes - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Comprendo que no es tarea fácil descubrir exactamente qué es lo que hemos venido a curar en esta vida. Cuando me refiero a curar quiero decir que todos nosotros, entre nuestras diversas tareas, tenemos asimismo una misión más específica que cumplir en una experiencia de vida, que es la cura de nuestras emociones inferiores.
Cada uno de nosotros vivenciamos nuestra jornada envueltos en situaciones y acontecimientos que naturalmente nos llevan a la sintonía de las emociones específicas que tenemos. En suma, esas emociones son de dos naturalezas: positivas y negativas.
Dentro de las emociones positivas tenemos muchas, como la alegría, la satisfacción, la motivación, la iniciativa, el coraje, el ánimo, entre otras. En las negativas tenemos la ira, el miedo, la frustración, la ansiedad, la angustia, la desesperación, entre otras.
Cada ser humano es único en su conciencia y personalidad. La personalidad no es del cuerpo sino del alma. Eso quiere decir que nuestro temperamento nos acompaña hasta después de la muerte, o incluso antes de nacer. Aparte de eso, con el pasar de los años en una experiencia física, vamos creciendo, vamos haciéndonos adultos y así nos vamos impregnando con nuestras creencias personales acerca del mundo y de las cosas que nos pasan.
Como consecuencia de los acontecimientos seguimos reaccionando emocionalmente a todo lo que encontramos por delante, amigos, relaciones, trabajo, familia y diversión, porque todas las actitudes que adoptamos en nuestra vida, realmente todas, son para que tengamos unas emociones más controladas o más satisfactorias. Aunque no lo percibamos, todo lo que hacemos está influido por la forma en cómo nos sentimos emocionalmente respecto de absolutamente todo.
De esa forma, si una persona tiene fobia al tráfico, todos sus actos y planes de vida irán en el sentido de alejarse de situaciones que impliquen tráfico de vehículos y atascos. Si una persona tiene miedo a la soledad, todos sus actos y planes de vida irán en el sentido de alejarla de situaciones que tengan que ver con la soledad. Y la pregunta importante que debe hacerse es: ¿no podría ocurrir que una oportunidad increíble en la vida de una persona que sufre fobia al tráfico estuviese en la ciudad de São Paulo? ¿Y si esa oportunidad, que haría iluminarse la vida de esta persona, estuviese realmente en la “capital del tráfico”? ¿Perdería esa oportunidad por culpa de su fobia? ¿Perdería la posibilidad de ser enteramente feliz y de realizarse en diversos aspectos de su vida?
En el segundo caso supongamos que la persona tuviese que vivir sola, por ejemplo en el exterior, donde no conoce a nadie, y en esa situación se le presentase una increíble oportunidad de expansión de vida en todos los aspectos ¿qué haría la persona que sufre con la soledad? ¿Aceptaría ese reto o renunciaría sin pensarlo siquiera?
Leyendo el texto creo que puedes analizar cuáles situaciones no podrías siquiera pensar en enfrentar, debido a miedos, inseguridades y otras inferioridades. Ese es el objetivo de este artículo, que puedas hacer un análisis sincero, a fin de advertir si estás o no desperdiciando la oportunidad de ser feliz. En esos miedos están reveladas las principales emociones que hemos venido a curar, por tanto ¡atención!
No estoy aquí pasando por alto las emociones negativas que a menudo nos paralizan hasta el punto de no permitirnos actuar. Solo estoy previniendo que contemplamos el mundo por la lente de nuestras emociones inferiores, por tanto esas emociones contaminan nuestra vida.
Entonces, si ellas contaminan nuestra existencia, para ser más felices hemos de comprender cuáles son nuestras emociones inferiores más prominentes, a fin de apuntarnos a una propuesta personal de cura y auto-conocimiento.
¿Qué has venido a curar? O mejor, ¿qué emociones has venido a curar? ¿El miedo a la soledad? ¿La necesidad de ser aceptado y reconocido? ¿Has venido a curar el sentimiento de abandono? ¿Has venido a curar el sentimiento de rechazo? ¿Has venido a curar la ansiedad? ¿El miedo a la pérdida? ¿La dependencia emocional? ¿La falta de paciencia? ¿La irritación?
Procura descubrir qué es lo que has venido a curar, para seguidamente percibir que tomas todas las actitudes en el sentido de mantenerte lo más lejos posible de las emociones que aún tienes que cincelar.
Con ese nuevo prisma y con esa consciencia, estoy seguro de que poco a poco empezarás a alinearte cada vez más con el sentido de la misión de tu alma, y con ello encontrarás un camino de felicidad naturalmente.